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Cambiemos de tema

SALVADOR SÁNCHEZ

Por fin pasaron las elecciones y los resultados están a la vista: la participación fue ligeramente mayor a la anterior elección intermedia, pero con un abstencionismo de más de la mitad del padrón electoral.

Las candidaturas independientes tuvieron buena acogida: Pedro Kumamoto joven universitario logró el lugar que buscaba en la cámara de diputados local por el distrito 10 en Guadalajara. Jaime Rodríguez (al) El Bronco ganó la gubernatura en Nuevo León. Las del circo, la esperada. El político - payaso tapatío alcanza menos del 1% de la votación, Cuauhtemoc Blanco será presidente municipal de Cuernavaca y Carmen Salinas diputada federal.

Los temores de violencia se desvanecieron así como llegaron, como sea los partidos ya tienen en sus manos el cheque en blanco que les ha firmado la ciudadanía. Para diputados federales, la cuarta parte de los ganadores son del PRI, una quinta parte del PAN, Morena supera al PRD y los partidos comparsa harán su función para hacer pasar las reformas necesarias al sistema.

Mientras tanto nosotros regresamos a la vida de cada día, a ocuparnos de las exigencias cotidianas.

El tiempo de campañas fue agobiante, saturante, hueco, sin debates. Condenados a la postura puramente pragmática que sostiene que las elecciones no son sino un plebiscito entre cuadros de líderes que compiten unos con otros. El papel de la ciudadanía se limita a la mera selección de líderes.

Pero la realidad no es tan plana, sí estos supuestos fueran ciertos, todavía quedaría por explicar cómo es posible que una política de exclusivamente de élites pueda satisfacer los intereses de las no élites. La insatisfacción permanece, como dijo un académico, hay un problema de comunicación entre el aparato político y la población, que ha de ser atendido.

El debate fue suplido, según la última ley electoral, por mensajes de medio minuto que se repetían como cantaleta ensordecedora entre tonaditas bobas y pegajosas. Como sea la democracia quiere vivir y en realidad sí hubo un debate. Se discutió la utilidad o no de anular el voto. Claro que los partidos habían cerrado previamente toda válvula de escape para descalificar, en cualquier hipótesis, este ejercicio.

En este debate que mostrará pronto sus frutos hay posturas. Los radicales, como la del escritor, poeta y activista Javier Sicilia que exhortaba a la anulación sin glosa del voto, para mostrar así el rechazo a la clase política y en protesta por la situación de inseguridad que prevalece en el país.

El en vértice opuesto el argumento de los correctos y bien portados, tal como lo sostiene José Woldenberg, primer presidente del IFE. Dice que dejar de votar es dejar en manos de los que sí voten la decisión de quién nos va a gobernar. Descalifica sin matices la postura anuladora y reta, si alguna fuerza no se siente representada en el actual esquema electoral, haga entonces su registro y participe. Su horizonte es otro, está haciendo el contraste de las condiciones actuales con las que privaban por ejemplo en 1976, cuando José López Portillo se presentó como candidato único a la presidencia de la república. El candidato decía: "Con el voto de mi madre será suficiente para que yo sea presidente."

La molestia ciudadana es patente, abstencionismo por una parte, llamados a anular el voto, amenazas de brotes de violencia son síntomas de la misma desgracia. El proceso de democratización, que se inició en 1977, con la primera gran reforma electoral, fruto de aquella solitaria candidatura y del proceso social de la década que le precedió, debe seguir avanzando.

El proceso electoral es momento central de la democracia en las sociedades contemporáneas, no podría ser de otro modo, la complejidad social así lo exige, pero no lo es todo, es sólo una parte, la democracia tiene que extenderse a todos los otros campos de la vida social.

Los concretos ya los conocemos. Pertenecer a algún colectivo que se preocupa por asuntos específicos de la sociedad, así en la cuadra del barrio o fraccionamiento donde vivimos, el grupo que se encarga del manejo y reciclaje de la basura, del cuidado de los parques que ciertamente existen cada dos o tres cuadras, de que el gobierno municipal provea los servicios públicos.

O esos otros colectivos que tienen que ver con temas más amplios, así Moreleando, de vuelta al Centro. Senderando, Hidalgueando en Gómez Palacio y otros que todavía no existen, pero deberían. Laguna Yo te Quiero que ha realizado acciones anuales, Renacer Lagunero, iniciativa que acoge organismos y organizaciones para la construcción de una agenda de la Sociedad Civil y así por el estilo.

La batalla no ha terminado, estamos a mitad de ella. Que no nos pase como al protagonista del Ulises de James Joyce, que en una plática sobre su Irlanda afirma que ante la imposibilidad de cambiar el país, será mejor cambiar de tema. Todavía perfectible, y por mucho, el proceso electoral, parte fundamental de la democracia, más o menos funciona. Falta hacerle lugar a la democracia en todos los otros ámbitos de la vida social. Proceso que nadie va a hacer por nosotros, la tarea sigue.

Twitter: salvador_sj

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