En su historia reciente, La Laguna lleva por lo menos 25 años discutiendo sobre la planeación de su futuro, sobre las vías que debe seguir para su desarrollo social y económico. Al debate se ha incorporado cada vez con mayor fuerza el factor ambiental, puesto que el progreso de la región no puede pasar por alto este aspecto, indispensable para la viabilidad como zona habitable. No obstante el tiempo, estamos hablando de un cuarto de siglo, los planes y proyectos surgidos de esa discusión no se han materializado y la comarca continúa sumando problemas nuevos a los viejos que no ha logrado resolver.
Antes de la década de los 90, el último gran proyecto regional fue el emanado de la reforma agraria impulsada por el presidente Lázaro Cárdenas. A la vuelta de las décadas, el proyecto ejidal fracasó y la reforma al artículo 27 constitucional de 1992 terminó con un modelo que nunca dio los frutos prometidos. Pero la incorporación de las tierras ejidales al mercado legal no representó una mejora sustancial de las condiciones del agro regional, para entonces en crisis. El cambio sólo permitió la expansión de la zona urbana con la creación de nuevas colonias de todos los niveles en donde la falta de planeación fue el común denominador. Este hecho fue el germen de nuevos problemas debido a que las autoridades municipales se han visto rebasadas en la dotación eficiente de servicios públicos.
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari surgió un nuevo plan para la región, bautizado como Nueva Laguna, pero terminó por politizarse en el mal sentido y al final fue descarrilado. A éste siguieron otras iniciativas de los gobiernos federal y estatales, tales como la Alianza para la Reactivación Económica y el Empleo en La Laguna, la Comisión Interestatal para el Desarrollo Regional y la Asociación de Municipios de la Zona Metropolitana de La Laguna. Con todo y estas iniciativas, la interrogante en La Laguna sigue siendo la misma: ¿hacia dónde caminar para construir un futuro económico sustentable?
En los últimos años un sector de la sociedad civil y de la Iniciativa Privada ha comenzado trabajar en este sentido. El antecedente más antiguo de estos esfuerzos quizá sea el Plan Visión 2020, impulsado por el Tecnológico de Monterrey a mediados de la década de los 90 del siglo pasado. Ahora, organizaciones como Fomec, Renacer Lagunero, Laguna Yo Te Quiero y Fundación Renacimiento trabajan en la construcción de proyectos que permitan darle a la comarca un futuro más prometedor que el que ahora tiene.
En este camino es importante sumar voces de toda la sociedad en un afán de construir salidas incluyentes a los problemas que afectan a la comunidad. Pero también es menester que los gobiernos federal, estatales y municipales faciliten y contribuyan a construir ese futuro lejos de la agenda electoral y más cerca de la agenda ciudadana. Administraciones van y vienen sin que hasta ahora ninguna se haya decidido a dar el impulso definitivo. Un sector de la sociedad se está moviendo, pero sin el aporte de todos será otra vez insuficiente.
