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Cañón de Fernández: espacio protegido en riesgo (1)

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Se dice que la especie humana es considerada la más exitosa del planeta porque se ha impuesto sobre las demás, se ha reproducido hasta alcanzar 7.3 mil millones de individuos en la Tierra y ha ocupado todos los hábitat posibles; pero ese éxito resulta cada vez más dudoso porque dicha imposición ha implicado el desplazamiento o exterminio de aquellas con las cuales ha competido, provocando uno de los problemas ambientales que actualmente también cada vez más nos preocupa a nivel planetario: la pérdida de biodiversidad.

En respuesta a ese desastroso resultado de la colonización humana, nuestra especie, o los pocos integrantes de ésta que asumen para si dicha preocupación porque aún la mayoría no lo hace, ha establecido estrategias de protección que detengan ese exterminio y posibiliten su conservación, dándole racionalidad a su presencia en la Tierra porque su actitud depredadora no parece tenerla en la medida que la pérdida de biodiversidad presupone inexorablemente la destrucción de los ecosistemas naturales donde ésta habita, afectándose así mismo al cancelar la prestación de los servicios ambientales que dichos ecosistemas le provee.

Una de las estrategias de protección y conservación de los ecosistemas y la biodiversidad que se han establecido a nivel mundial es la creación de espacios o áreas naturales protegidas, aquellos lugares representativos de la diversidad de ecosistemas y la biota existente en el planeta que aún no han sido alterados por el hombre, de modo tal que continúan teniendo o desempeñado sus funciones ecológicas, son ecosistemas naturales en contraposición a los ecosistemas antropizados, donde los primeros funcionan en condiciones más próximas a su condición original mientras que los segundos han sido denominados así porque el hombre los transformó a su antojo.

A nivel mundial se ha declarado como espacios protegidos el 12.7 % de la superficie terrestre y el 1.6 % de la oceánica, donde se han descrito entre 1.7 y 2.0 millones de especies, de las cuales tres cuartas partes corresponden a insectos, pero se presupone que estas cantidades se multiplican a cantidades mayores porque aún se desconoce la totalidad de especies existentes, de hecho, periódicamente se descubren nuevas especies aunque lamentablemente con frecuencia se pierden, para ya no recuperarse, algunas de las ya conocidas.

Nuestro país, orgullo para los mexicanos, es considerado megadiverso, con una superficie que representa el 1.4 % mundial, se ubica entre los primeros cinco con mayor diversidad biológica global con cerca de 200 mil especies: ocupa el segundo lugar en reptiles, tercero en mamíferos, cuatro en anfibios y quinto en plantas, y destaca por sus endemismos en cactáceas (77 %) y reptiles (47 %) de los registrados en su territorio.

Es también el país con mayor diversidad ecológica en América Latina y donde se ha sometido a estatus de protección 25.6 millones de hectáreas en 176 áreas naturales protegidas federales, 404 mil como áreas voluntarias de conservación (13.2 % de la superficie nacional), más aquellas que se declararon a nivel estatal y local, superficie verdaderamente reducida considerando el estatus de país megadiverso que señalamos.

A nivel regional no parece que destaquemos mucho ya que la "exitosa" colonización del territorio lagunero que ha dado lugar al bochornoso eslogan de "vencimos el desierto", ha propiciado la antropización de los ecosistemas naturales, dejando escasos espacios donde la naturaleza aún mantiene condiciones próximas a su estado original, afortunadamente algunos de ellos ya sujetos a protección legal, declarados en diferentes fechas desde 1979 a 2014 como áreas naturales protegidas, los cuales ocupan cerca del 7 % de la superficie que comprenden los quince municipios de La Laguna.

En el conjunto de la región se tiene un registro de 1,200 especies de fauna y flora silvestre, la mayor parte albergados en las cuatro áreas naturales protegidas declaradas a nivel local: Reserva de la Biosfera Mapimí, Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, Parque Estatal Cañón de Fernández y las Áreas Voluntarias de Conservación Tomás Garrido y Villa de Bilbao, también pocas y en una superficie por debajo del porcentaje nacional, lo que hemos dejado relativamente inalterado, pero sobre las cuales versan serias amenazas.

Son varias las causas que provocan la pérdida de biodiversidad a nivel global, pero también en el ámbito nacional y local, dos de ellas sobresalen: fragmentación y pérdida de hábitat e invasión por especies exóticas, ambas inducidas por el hombre producto de su "exitosa" colonización de los espacios físicos, ya no solo los antropizados, sino también en aquellos que se han sometido a un estatus de protección legal como se observa en una de las pocas áreas naturales protegidas mencionadas, una de ellas, el Parque Estatal Cañón de Fernández, enfrenta riegos que llaman la atención y no dejan de preocuparnos. Sobre esto hablaremos la siguiente semana.

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