Siglo Nuevo

Carlo Scarpa

Buscador de la perfección

Carlo Scarpa

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Jesús Tovar

Carlo Scarpa fue un maestro del dibujo y del diseño simbólico que manejaba su lenguaje a partir de figuras y que revolucionó la concepción arquitectónica para crear un total diálogo entre sus edificios nuevos y los antiguos.

Carlo Scarpa fue un arquitecto nacido en 1902 en Venecia, Italia. Se desempeñó como profesor universitario de dibujo arquitectónico, geometría descriptiva e interiorismo en la Escuela de Bellas Artes de Venecia, y revolucionó el dibujo, ya que con él dejó de ser una representación para convertirse en un ejercicio de verdadera reflexión, plasmando su arquitectura como idea y como concepto abierto a argumentaciones.

Scarpa fue muy cercano a Frank Lloyd Wright y a la vez original, aprendió del norteamericano a ligar magistralmente sus edificios con el entorno. Para él la relación entre la arquitectura y el entorno era sumamente compleja; siempre detrás de una casa, por ejemplo, se podría encontrar una ciudad con una historia única. Muchas de sus influencias vinieron de la escuela de Viena que formaban Otto Wagner, Josef Hoffmann y Charles Rennie Mackintosh, quienes valoraban en suma las cualidades tectónicas, artesanales y materiales de la buena arquitectura.

En la academia buscaba generar una atmósfera artesanal semejante a una obra de construcción llena de aprendizaje y en su estilo de madurez tenía predilección por el clasicismo, por lo que no era racionalista (como la mayoría de los de su generación) ni neoclasicista y menos minimalista.

Su método se liberó de la composición arquitectónica de la tradición constructiva-artesanal que vinculaba la arquitectura con otras artes plásticas y el dibujo representaba para él una serie de aspiraciones, el pasado, el presente y el futuro. Para él, el dibujo, que es la escritura formal que surgió en el Quattrocento y que abarcó la pintura, la escultura y la literatura, debiendo estar siempre vinculado a las artes plásticas para que siga siendo creativo.

El pensamiento de Scarpa es un pensamiento plástico, un pensamiento en imágenes. “Dibujo porque quiero ver”, dijo alguna vez. El dibujo conlleva una visión que lleva a la comprensión y genera la construcción final. La revolución de su técnica de dibujo permite entender esta personalidad única e inigualable. Existen entonces varios tipos de dibujo: el arquitectónico, el técnico, el constructivo, el simbólico, el natural, entre otros, no es sólo uno, son muchos.

Scarpa siempre se distanció del esquematismo funcionalista e histórico del movimiento moderno del siglo XX y tenía la facultad de “comprender-haciendo”, que nos recuerda el método “aprender-haciendo” de la escuela fundada por Frank Lloyd Wright con Taliesin East y West (Wisconsin y Arizona, respectivamente), además de que contaba con un profundo conocimiento de la historia que le servía de sólido soporte a sus propuestas, era un arquitecto erudito como todos los grandes de la historia.

Su cúmulo de imágenes remitían a otras muchas que llevaban un cierto significado construido por palabras, muchas imágenes eran igual a mejores proyectos. Todas las imágenes nos llegan a partir de lo visto, lo visitado, lo vivido. Unos hablan de 'simbolismo arquitectónico', que finalmente es una competencia 'simbológica' la que él desarrolló, y ejerció un magistral neoplasticismo derivado de las Prairie houses de Wright, anticipando al de Stijl, del cual le fascinaban sobre todo los puntos de enlace. Esto nos recuerda la frase de Louis I. Kahn: “El enlace es el origen del ornamento”. Su arquitectura es de imágenes y de enlaces.

Con respecto a su obsesión por los detalles constructivos, Scarpa comparte la misma raíz que tenían Richard Neutra y Rudolph Schindler, la escuela de Viena. Los estilos y formas de estos tres no fueron iguales pero tomaron caminos análogos en su arquitectura, fueron maestros. Scarpa en sus planos manejaba vínculos, puntos de articulación y de inflexión, destruyendo y desasociando el todo en elementos aislados y fragmentado.

Además de que le daba mucha importancia al trabajo de los artesanos con los cuales promovía un diálogo y atmósfera de aprendizaje-reflexión creativa que le permitía diseñar sus famosos detalles llenos de originalidad e hizo revivir la cultura del artesano casi extinta. Para él, diseñar dibujando era como ejecutar de manera virtuosa un instrumento musical y trabajaba no con la totalidad del proyecto sino que resolvía en partes, en fragmentos, descomponiendo las partes que se consideraban episodios de la construcción.

Se remitía siempre al pensamiento de Giambattista Vico del 'verum ipsum factum', es decir, a la idea de que se puede llegar a la verdad a través de la actividad manual, creadora y advertía frecuentemente que se debía desconfiar de la representación gráfica en arquitectura: “Si la forma que dibujas tiene alguna similaridad con cualquier objeto, ¡bórrala!”. Tenía un procedimiento poético y único de dibujo.

EL ARTE DE LA LUZ

La luz, por otro lado, en la obra de Scarpa, se convierte en el sistema simbólico que dialoga con las obras de la Gipsoteca Canoviana, una de sus obras más representativas. Las estatuas de Antonio Canova en la Gipsoteca de Possagno son una verdadera revelación, resulta impensable desplazarlas o quitarlas de ahí.

La Gipsoteca incluye un genial manejo interior de la luz que baña todas las obras de arte y revela su significado, el valor descomunal de este museo se dio gracias a Canova y Scarpa juntos. Su arquitectura es entonces “un arte de la luz” y los espacios son realmente reveladores que sirven para comprender y hacer comprender algo, el arte.

La búsqueda compositiva de este proyecto anticipa el 'proyecto débil' que hoy es ampliamente discutido, ese proyecto que es hecho menos para que lo expuesto luzca, tenga realce. A final de cuentas sus proyectos dialogan con la misma lengua y con los mismos símbolos. Su arquitectura estaba reñida con el espíritu de su tiempo, era un rebelde. Brunelleschi, Alberti, Bramante, Palladio o Borromini construyeron al igual que Scarpa, en estructuras ya existentes. Scarpa generaba comunicación entre épocas.

El fundamento del trabajo de Scarpa se apoya en tres pilares básicos: el diseño con “reflexión visual”; interés en el diseño de museos y la restauración creativa de edificios existentes. Finalmente, Scarpa hace hablar a los espacios de nuevo, los resucita a partir de una profunda relación entre historia y el diseño. Por lo tanto, la continuidad del trabajo intervenido de Scarpa y las futuras intervenciones de otros especialistas se hace factible gracias a la creación de un lenguaje que podría ser común en el futuro basado en el conocimiento y la comunicación generada por él.

Pensar en figuras y mejorar con “un trabajo con la lima” era base su método. Siempre trabajaba con un dibujo general en una cartulina ocre que luego fragmentaba en minuciosos detalles, luego se realizaban numerosas variaciones de estos detalles en papeles transparentes para tener completo el camino y proceso de sus correcciones. Adelantado en su carrera retoma a Serlio, Sanmicheli, Sansovino, Palladio, Scamozzi, entre otros, realimentando constantemente su trabajo. Finalmente, como datos curiosos podemos decir que el arquitecto posiblemente se inspiró en los palazzi venecianos para el diseño de sus famosas ventanas rinconeras y tuvo un profundo interés por los juegos geométricos de Matila Ghyka.

DIÁLOGO POÉTICO

La nueva ala de la Gipsoteca Canoviana, construida en Possagno, provincia de Treviso, Italia entre 1955 y 1957 es una obra maestra de Carlo Scarpa. En 1955, con el bicentenario del nacimiento del artista Antonio Canova, la superintendencia de Bellas Artes encargó a Scarpa la ampliación del museo Canova. La exhibición estaría compuesta por modelos de yeso, copias, esculturas de mármol y estudios en terracota que estaban muy aglomerados con el espacio en esa época disponible. La Gipsoteca existente era un museo en forma de basílica encomendado en 1832 por monseñor Sartori al arquitecto veneciano Francesco Lazzari y fue inaugurado en 1836, siendo uno de los primeros edificios diseñados como museo específicamente.

Se encuentra en un terreno alargado y pequeño, con una pendiente pronunciada hacia la calle. Scarpa propuso un techo en forma de cascada que parte de una sala elevada y desciende en varios niveles entre dos muros convergentes. No es un área realmente grande. Se exhiben 'personas pétreas', casi vivas, integradas armónicamente con lo construido.

El piso son placas de piedra de Aurisina y desciende en varios niveles según el proyecto. Los zócalos son planchas de hierro elevadas del piso y separadas de la pared mediante distanciadores que tienen tornillos de sujeción. El color elegido para las salas nuevas fue el blanco ya que no se quiso generar un fuerte contraste con el gris de las salas del museo antiguo.

La luz del sol cambia a cada instante en el interior y la atmósfera es cálida, tiene un aire de atemporalidad y elegancia muy a la italiana. Cada detalle está resuelto y pensado, seguramente el arquitecto invirtió muchas horas en resolver cada situación con esmerada paciencia. Cada obra de arte exhibida tiene una gran dignidad, tiene el mejor marco para su lucimiento. Sus ventanas rinconeras enmarcan el cielo escribiendo con ellas unos versos más de esta poesía arquitectónica. Es un museo lleno de pequeños detalles que realmente lo han hecho un proyecto de gran calidad.

Correo-e: jatovarendon@yahoo.com

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