En julio del año anterior, en Río de Janeiro, Brasil, se reunieron los líderes académicos de Latinoamérica, durante el III Encuentro Internacional de Rectores Universia.
Discutieron tendencias educativas, convinieron acuerdos sobre calidad académica, revisaron el entorno latinoamericano en relación a la educación, el desarrollo, la pobreza y definieron lo que será su postura para enfrentar el reto del continente.
Propusieron diez áreas de trabajo para mejorar:
Consolidar el espacio latinoamericano en la era del conocimiento. Atacar la clara desventaja que vivimos con países de Europa y los estados americanos del norte del continente, en relación al uso de la tecnología. Atender mejor la responsabilidad social y ambiental, pendientes que tienen las instituciones latinoamericanas. Mejorar en la difusión de la información sobre universidades y los servicios que prestan. Mejorar en la atención a las expectativas de los estudiantes. Más y mejor formación de profesores y el incremento de las inversiones para la compra y desarrollo en el uso de recursos docentes. Adecuarse, con calidad, a las necesidades sociales. Mejorar en atención a la investigación dura -descubrimientos- y aplicada -uso de los mismos-. Transferencia de conocimientos e innovación en la educación. La internacionalización de planes y programas de estudio y el incremento de promoción de la movilidad estudiantil. Mayor uso de la tecnología digital y, por último, mejorar en sistemas y procesos de la administración y encontrar nuevas y mayores formas de financiamiento.
El Índice de Desarrollo de México muestra nuestras graves deficiencias en educación -entre muchos otros - y los medios de comunicación denuncian el último lugar que ocupamos en la OCDE, lo que genera la necesidad política de mejorar estadísticamente en nuestra eficiencia de graduados, aunque no represente incremento de calidad de la educación mexicana; aparentamos, más que lograr resultados positivos y ya anunciaron un decremento de 1169 millones de pesos en el presupuesto de 2016.
En ese entorno, en los meses de promoción de servicios de las escuelas de nivel medio y superior, incluidas las universidades mexicanas, las instituciones empiezan a pregonar sus ventajas competitivas, aun contra la negación del propio principio de decir verdad, al mentir y ofrecer falsas "ofertas académicas".
Los mercaderes hacen un doble esfuerzo promocional y en muchos de los casos logran atraer ingenuos que pronto se arrepienten, aunque algunos se conforman y prefieren seguir adelante para "no perder los años avanzados".
Particular responsabilidad corresponde a los padres de familia que no se informan o son permisivos con los menores que caen en la tentación de buscar ambientes académicos relajados que les ofrecen como gancho de venta.
Por otra parte, las directivos de las escuelas particulares denuncian las altas cargas impositivas que las autoridades hacendarias les imponen, llevándolas al extremo de la quiebra económica.
En La Laguna es tema de actualidad, quedando en el aire las preguntas: ¿si el gobierno no es capaz de atender su responsabilidad de educar, cómo podrá dar cobertura en atención a todos esos alumnos que se quedarán sin escuela?, o peor aún: ¿cómo podrá exigir inversión en calidad académica si las tiene estranguladas con los impuestos?
Es posible que Usted esté revisando alternativas para alguno de sus familiares menores para su ingreso a cualquiera de los distintos niveles educativos y por ello abordo el tema en este "Diálogo".
Le sugiero que busque a aquella escuela que le ofrezca formación integral -educar e instruir- que se logra con profesores capacitados, instalaciones adecuadas con equipamiento computacional suficiente, ambiente sano y transparencia en todos sus servicios. Asegúrese de "no comprar espejitos" y de paso investigue sobre el comportamiento de estudiantes y las actividades de los padres de familia.
No deje de revisar costos, entendiendo dimensionando el compromiso económico que adquiere; cuídese de las "letras chiquitas" o los cargos adicionales, que no siempre le informan los vendedores.
Piense que la suspensión de los estudios -particularmente en educación superior- por cuestiones económicas, es una de las causas de deserción escolar.
Analice bien su presupuesto educativo.
Si es su caso, tenga en cuenta las recomendaciones que le hagan conocedores o personas con experiencias previas en el servicio de la institución que piensa contratar, para que así pueda elegir su mejor opción y considere que pueden defraudarlo con publicidad engañosa.
No tema preguntar a esos promotores; cuestione y pida opinión a conocedores de la educación regional antes de tomar decisiones de trascendencia para el resto de su vida. Descarte a aquellos que tengan intereses en alguna institución en particular.
En el presente, alrededor del mundo, las instituciones educativas están preparando a dos tipos de profesionistas: los que son únicamente instruidos, formados para hacer trabajos repetitivos y obedecer; en contraparte, los educados, capaces de idear, crear, innovar y quienes liderarán a los primeros, teniendo retribuciones diferentes. ¿Cuál quiere elegir para Usted o su familiar en edad escolar universitaria?
ydarwich@ual.mx