Como parte de la campaña en favor de la protección legal de la vida desde el momento de la concepción del ser humano en el seno de su madre, el día de hoy a las doce del día, repicarán las campanas de los templos católicos de Coahuila.
Como es del conocimiento del público, la semana pasada el diputado Jesús de León Tello, promovió ante el Congreso de Coahuila una iniciativa de reforma a la Constitución del Estado que tiene por objeto reconocer de modo expreso este derecho fundamental.
La iniciativa responde al reclamo de numerosos elementos de la sociedad entre los que destacan la diócesis de Piedras Negras, la institución Casa Cuna de la Laguna y asociaciones de inspiración evangélica como es el caso de Rescatando la Familia y Cristo Vive, que en la ciudad de Saltillo promueven la protección a la vida del niño por nacer y el bienestar de la mujer embarazada.
Estas agrupaciones seguramente no se darán por satisfechas con la sola presentación de la iniciativa y continuarán con sus gestiones ante el Congreso hasta lograr la aprobación definitiva de la reforma constitucional en pro de la vida, con la movilización de activistas que promueven la toma de conciencia y la difusión en el importante tema que nos ocupa, con el empeño y la constancia con que lo han venido haciendo.
El encomiable esfuerzo a favor de la vida debe continuar, en base a experiencias semejantes que en otros lugares han dado por resultado que al menos en dieciocho Estados de la República, entre los que están Nuevo León, Guerrero, Colima y Oaxaca, se ha elevado a rango constitucional la protección de la vida humana desde la concepción, gracias a la participación ciudadana.
La lucha se da a nivel internacional, entre fuerzas pro vida que enfrentan a otras que promueven el aborto como medida extrema de control natal en función de una política poblacional equivocada, que en lugar de buscar el remedio a la pobreza en la educación, el trabajo, en la generación de riqueza y en su justa distribución, propone el aborto criminal que victimiza a los inocentes y denigra a la comunidad en su conjunto.
Entre las tendencias pro vida a nivel mundial, destacan las que en la Organización de los Estados Americanos dieron origen al denominado Pacto de San José, Costa Rica, que en nuestro país tiene rango constitucional por haber sido ratificado por México en la Convención Americana sobre Derechos Humanos el 3 de febrero de 1981.
Otras tendencias contrarias promovidas desde centros de poder internacional interesados en acabar con la familia natural, impulsan el aborto como política pública con propósitos de ingeniería social y llegan al extremo de ofrecer apoyos económicos a los gobiernos que adoptan el aborto sistemático como política demográfica.
Esta labor nefasta ha logrado increíbles avances aprobando leyes con el pretexto de "proteger los derechos de la madre a disponer de su cuerpo...", a pesar de que existen a la mano soluciones a los problemas de los embarazos no deseados, que van desde la entrega en adopción del niño hasta la despenalización en casos extremos de necesidad por violación o deformación congénita, que como tales son de excepción.
Debemos evitar la perversa dialéctica de oposición entre el bienestar de la madre y la vida del hijo que lleva en su seno. Las leyes pro aborto ofrecen una puerta falsa, en lugar de que sociedad y estado protejan tanto a la madre, como al niño que está por nacer.