Luis Nery Caballero anotó el gol por los Rojinegros del Atlas, anoche en el Estadio Jalisco. (Jam Media)
Es la última jugada del encuentro. El marcador se encuentra 1-1. El orgullo de la ciudad se juega en un penalti. Luis Ernesto Michel, el portero de experiencia, contra Alfonso González, el joven que sueña con la gloria. Todo o nada. Matar o morir. Una sola acción decide el resultado del clásico tapatío. Momentos de tensión. Silbatazo del árbitro.
El campeón del mundo Sub-17 con la Selección Mexicana, en 2011, se arma de valor. Decide cobrar desde el manchón de la forma más osada. Enfila hacia el esférico. Conecta suave. A lo "Panenka". La pelota sale elevada. Sin fuerza. El arquero tapa el disparo. La tribuna explota. Vuelan vasos con cerveza por doquier. Se celebra como si fuera un gol. Para el Rebaño Sagrado, significa salvar el honor. El silbante decreta el final y todo termina igualado.
Omar Bravo pone el 1-0. El Jalisco, casa rojiblanca durante más de cinco décadas, es una fiesta. Gol chiva al 10'.
El capitán del Rebaño Sagrado recibe el abrazo de sus compañeros. Evita excederse en el festejo, por respeto a su pasado atlista. Pero el resto del plantel rojiblanco explota en algarabía, como amerita el partido por el orgullo de la Perla Tapatía. El mochiteco llega a 119 goles como rojiblanco y se encuentra a sólo tres de alcanzar a Salvador Reyes, máximo anotador en la historia del club.
Luis Nery Caballero empata al minuto 38 y al final Michel salva el punto que le permite al Guadalajara alejarse a nueve unidades del Puebla en la lucha por el no descenso.