EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

¿Ciudadanos?

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

El tipo de organización social y política típicamente moderno, es el concebido durante el proyecto de Ilustración europea del Siglo XVIII. Para funcionar, el modelo exigía una serie de requisitos de los que, por lo menos tres, lucen irrealizables en la actualidad.

El primero era la nítida distinción entre lo público y lo privado, es decir, entre aquello que por su naturaleza era de interés restringido a los involucrados; y lo que por ser común, debía concernir a todos. Hoy, la frontera que separa unos y otros asuntos se ha borrado casi por completo, conduciendo a una sistemática publicación de lo privado (observen sus muros de Facebook para corroborarlo) y a una privatización de lo público.

El segundo requisito era la idea del "político" como un ciudadano con responsabilidades adicionales que, precisamente, tenían que ver con los asuntos públicos, incluidos los recursos del erario. Lo relevante aquí, es que quien se dedicaba a la política, no perdía su condición fundamental de ciudadano; lo que contrasta drásticamente con nuestra percepción actual que nos lleva a concebir a los políticos como "seres aparte", que dejan evidencia constante de experimentar una realidad muy ajena a la del resto de los habitantes del país.

Una tercera exigencia consistía en la certeza de que, a todo derecho, le correspondía una obligación y ésta era mayor cuando se trataba de los asuntos públicos. Por ejemplo, se tenía la convicción de que sólo podían opinar sobre política, aquellos que con los hechos hubieran demostrado con suficiencia que nada les importaba más que el bienestar general. Hoy, en cambio, todos exigimos derechos sin importar qué tanto los merecemos o no.

Estos ingredientes plantean por vez primera en la historia de la cultura occidental una forma de ser ciudadano que, a la luz de lo pensado durante el Siglo de las Luces, habría sonado muy extraña, debido, por un lado, al papel demandante que se le atribuye, mismo que va acompañado, además, por un elevado descompromiso. Por eso, muchos mexicanos exigen - con razón o sin ella - pero se niegan a dar; y no me refiero exclusivamente a lo material sino, más importante aún, a la sensación de tener eso que se llamaba "autoridad moral" para hacer el reclamo.

En otras palabras, el problema está en que, para nosotros, la ciudadanía es algo que se gana con sólo llegar a la mayoría de edad. No se requiere ningún mérito más.

En verdad, ¿no nos estaremos equivocando?

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Con sinsentido

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1168033

elsiglo.mx