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CLI Aniversario del arribo de Juárez a Santa Rosa de Lima 1864-2015

CRÓNICA GOMEZPALATINA

Benito Juárez.

Benito Juárez.

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO

CLI Aniversario del arribo de Juárez a Santa Rosa de Lima 1864-2015

El pasado viernes 4 de septiembre, se cumplió el 151 aniversario de la llegada a tierras de la antigua Hacienda de Santa Rosa de Lima, hoy Gómez Palacio, Dgo., en 1864, de la comitiva presidencial encabezada por don Benito Pablo Juárez García al frente de la República Itinerante, que estaba integrada, además por: Sebastián Lerdo de Tejada, presidente en turno del Congreso; Guillermo Prieto, administrador de correos; Manuel Ruiz, magistrado de la Suprema Corte; José María Iglesias; el general Miguel Negrete; Blas Barcarcel, exministro de fomento; Pedro Contreras Elizalde y Juan de Dios Burgos, entre otros, convirtiendo a este predio en la sede de los Supremos Poderes de la Nación, mismos de los que venía investido el Patricio de Guelatao a partir de la reunión celebrada en el Congreso de la Unión el 27 de mayo de 1863, que establece el decreto que dispone: "Articulo 1.- Se prorroga la suspensión de garantías individuales, ordenada por la ley del 27 de octubre de 1862 y la concesión de facultades que por ella se otorgó al Ejecutivo, hasta 30 días después de la próxima reunión del Congreso en sesiones ordinarias o antes, si termina la guerra con Francia, continuando también en vigor las condiciones y restricciones impuestas al Ejecutivo por la ley antes citada".

Para evitar sacrificios innecesarios, y ya con la responsabilidad de ser depositario de los Supremos Poderes, el 29 de mayo, el presidente Juárez, emite otro decreto que establece: "Artículo Único.- Los poderes de la federación se trasladarán por ahora a la ciudad de San Luis Potosí".

El 31 de mayo, de 1863, después de asistir a la clausura de sesiones del Congreso General, y despedirse de sus integrantes, el presidente Juárez, sale de la ciudad de México, por la noche, en compañía de su familia y de los miembros de su gabinete, todos los cuales custodiaban los archivos y el poder de la nación, con destino hacia el norte del país, durante una travesía llena de sufrimientos y de heroísmos, que duraría más de cuatro años. El 9 de junio de 1863, el presidente Juárez, llega el San Luis Potosí, y al día siguiente, expide un manifiesto a la nación, pidiéndole al pueblo unidad y patriotismo para combatir al ejército invasor. Lo mismo hace con los gobernadores de los estados, a quienes informa que los Supremos Poderes han quedado debidamente instalados en esa ciudad. A partir del día 13, día en que el Ejército Francés, ingresa a la ciudad de México, Benito Juárez reorganiza su gabinete, nombrando al coahuilense Juan Antonio de la Fuente, como Ministro de Relaciones y Gobernación; A José María Iglesias, en el Ministerio de Hacienda; a Ignacio Comonfort, en el de Guerra y Sebastián Lerdo de Tejada, en el de Justicia.

En la capital, los invasores fueron recibidos con vítores y flores por los miembros de las clases poderosas y de la iglesia, en un gesto lacayuno y vergonzante. La iglesia realizó, en todos los sitios posibles ceremonias religiosas para festinar la llegada de los invasores, y Te Deum especiales para los altos mandos franceses, a los que acudieron todas las autoridades eclesiásticas. Ya era tiempo de dejar de fingir, por fin llegaba el anhelado momento que tanto habían buscado. Sin embargo, esa proclividad desvergonzada hacia los invasores, provocó un efecto contrario en el pueblo de México, al quedar en evidencia la verdadera naturaleza que profesaban los integrantes del clero de ese tiempo, sin siquiera condolerse del sufrimiento que nuestra nación había tenido que padecer durante tantos años.

La Alegría de la iglesia y de los conservadores, se convertiría pronto en desencanto, al enterarse que por instrucciones precisas de Napoleón III, al general Forey, comandante de la invasión, se le ordenaba imponer una línea de gobierno liberal, y lograr un control absoluto del país, por encima de cualquier poder de facto: "ser un amo en todas partes, pero sin parecerlo", sería la orden terminante del emperador. Otro golpe demoledor para la iglesia y las clases poderosas, fue que Forey afirmó que no sería derogada la Ley de Nacionalización de los bienes de la iglesia, decretada por Benito Juárez, y que además se reforzaba el decreto liberal que garantizaba la libertad de cultos "ese principio de las sociedades modernas", diría Forey, por lo que al conservadurismo le salió el tiro por la culata, pero no se darían por vencidos. Para consolidar el poder imperial y empezar a organizar un gobierno nacional, Forey emite un decreto, el 16 de junio de 1863, para formar una Junta Superior de Gobierno y una Asamblea de Notables, de la que surge un triunvirato como gobierno, integrado por Juan Nepomuceno Almonte, Pelagio Antoni de Labastida, Arzobispo de México y el general conservador, Mariano Salas.

La ambición y el servilismo lacayuno de los conservadores vendepatrias, no tenía límite. El once de julio de 1863, la Asamblea de Notables emitió el siguiente decreto: "1.- La nación mexicana adopta por forma de gobierno la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico; 2.- El soberano tomará el titulo de Emperador de México; 3.- la corona imperial de México se ofrece a S.A.I. y R. el príncipe Fernando Maximiliano, Archiduque de Austria, para sí y sus descendientes; 4.- En el caso de que por circunstancias imposibles de proveer, el Archiduque Fernando Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se le ofrece, la nación mexicana se remite a la benevolencia de su majestad Napoleón III, emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico.

El 28 de mayo de 1864, Maximiliano y su esposa Carlota Amalia, llegaron al puerto de Veracruz, desembarcando al día siguiente, para partir de prisa a la ciudad de México, tratando de evitar las enfermedades que atacaban comúnmente a los recién llegados. Durante los seis meses que el presidente Juárez mantuvo su gobierno en San Luis Potosí, además de sostener la defensa férrea contra los ataques enemigos, realizó una impresionante coordinación de todos los gobiernos en las diferentes entidades liberales de la república y de las fuerzas militares desplegadas en todo el país. Para finales de 1863, las tropas de la invasión habían llegado a 48 mil hombres. En corto tiempo se apoderaron de la ruta de Veracruz a la capital del país; de Toluca, Pachuca, Querétaro, Morelia, San Luis Potosí y Tampico, y avanzaron peligrosamente sobre Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas.

Ante el avance de los franceses y las del traidor Tomás Mejía, la Caravana de la Libertad, reinició su marcha hacia Matehuala, Saltillo, llegando el 9 de enero de 1864, donde tuvieron que enfrentar el radicalismo del traidor Santiago Vidaurri, gobernador de Nuevo León, que en un acto de autoritarismo se anexó al Estado de Coahuila, y pretendía lo mismo con Durango, por lo que ahora, la lucha era contra los franceses, los traidores vendepatrias y los anexionistas de Vidaurri, quien incluso, ordenó a su hijo Indalecio, el asesinato del presidente Juárez. Ante todas estas circunstancias adversas, Juárez triunfaría, con el apoyo de las fuerzas republicanas y de patriotas como José María Patoni, de Durango; el general Mariano Escobedo; Andrés Viesca; Jerónimo Treviño; Ildefonso Fuentes, Francisco Naranjo y Jesús González Herrera, entre otros. Por su traición a la patria, Santiago Vidaurri sería fusilado por la espalda, hincado y vendado de los ojos, el 8 de julio de 1867, en la Plaza de Santo Domingo, de la capital del país. Juárez, restablecería la soberanía de Coahuila, separándola nuevamente de Nuevo León y, ante el peligroso cerco de los franceses, reiniciaría nuevamente su travesía en condiciones dramáticas hacia La Laguna, donde se vivirían acontecimientos gloriosos en la historia patria.

Desde el 6 de enero de 1864, el general José María Patoni, gobernador de Durango, le escribe al presidente Juárez a Saltillo, preocupado por la deslealtad de Vidaurri, además de manifestarle su solidaridad ante el acoso de los invasores, por lo que se dedicó a preparar el arribo a la Comarca de la República Itinerante, operando desde la hacienda de La Goma, Mapimí, Nazas y la hacienda de Santa Rosa de Lima, ésta última, convertida en cuartel general de las tropas republicanas, con el apoyo total de su propietario, don Juan Ignacio Jiménez, quien con ese hecho, estuvo a punto de ser encarcelado y fusilado por las fuerzas de Vidaurri.

Finalmente, y con el asedio de los franceses, que habían tomado Zacatecas, Durango y pretendían hacer lo mismo para cerrar el cerco sobre la comitiva presidencial, se tomó la histórica decisión de formar el Primer Cuerpo del Ejército de Occidente a las órdenes de Jesús González Ortega y como segundo en el mando, al general José María Patoni. Esta determinación, se tomó la noche del día 4 de septiembre en la hacienda de Santa Rosa de Lima, levantándose en acta respectiva y nombrándose a Sebastián Lerdo de Tejada, como encargado de hacer la notificación correspondiente a González Ortega y a Patoni. Este hecho, tan significativo, le da un lugar de honor a Gómez Palacio en la historia de la patria, ya que supo responder a su responsabilidad en esos tiempos tan aciagos para la nación. ramlom28@hotmail.com

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