Una sociedad bien ordenada requiere instituciones sólidas y confiables, una economía estable y una población acostumbrada al ejercicio de sus libertades fundamentales.
Esto por hablar de algunos elementos que pueden considerarse centrales, pero no tienen que darse todos juntos y a la vez, eso sería plantear, una vez más, una utopía irrealizable. Nuestras instituciones no son ni tan sólidas ni tan confiables. Todos podemos contar alguna experiencia más allá de los casos más sonados. Nuestra economía no va bien, y aún sin tomar en cuenta el panorama macro, cada familia sabe lo complicado que es gestionar el día a día para terminar la semana con dignidad. Y de las libertades fundamentales ni se diga, en las geografías y los tiempos de control caciquil absoluto que nos toca vivir.
Cómo le hacemos para ponernos en marcha a partir de nuestra perplejidad ante tal situación y no quedar anclados en el cinismo. Qué priorizamos, por dónde comenzamos. Por todo, dijo alguien. Tiene razón, no hay más.
El miércoles de la semana pasada nos reunimos a platicar acerca de la visión que como Comarca Lagunera sustentan tres organismos ciudadanos que están impulsando un proyecto de región con identidad propia. Cada quien el suyo, pero con visión de conjunto.
En un foro pequeño, sencillo, pero necesario que ojalá se repita, nos reunimos a platicar La Iniciativa del Estado de La Laguna, Laguna Yo Te Quiero y Renacer Lagunero. Tres voces que están haciendo algo, pero que quieren ahora poner en la mesa de la discusión sus posturas, con algunos estudiantes y maestros de Ibero Torreón.
A riesgo de ser parcial o falsear los resúmenes que hago, comparto las visiones expresadas.
La iniciativa del Estado de La Laguna sostiene que las capitales de Durango y Coahuila son injustas al no sólo no repartir equitativamente la riqueza generada por cada región, sino al concentrarla para el desarrollo de sus ciudades. Así, las de la Comarca quedan en el abandono.
Laguna Yo Te Quiero afirma que su iniciativa se funda en el hartazgo y en la idea intuitiva que hay que hacer algo por el propio destino sin esperar que alguien venga, de arriba o de fuera, a resolverlo todo. Así se han generado campañas por limpiar de basura la ciudad en 2013, por plantar árboles, 60 mil, en 2014 y recuperar plazas públicas que se realizará en este año. El objetivo no es limpiar calles, ni sembrar árboles, sino hacer vivir la experiencia para cada uno del propio aporte, de la propia responsabilidad con los destinos de la colectividad a la cual se pertenece.
Renacer Lagunero recupera que el 'pegamento' más elemental en toda sociedad es una economía dinámica, pero cuando ésta falla, los miembros de esa colectividad tienen que preguntarse y responderse las razones que los mantienen unidos. El proceso implica también generar espacios para que los más jóvenes del grupo puedan integrarse con gusto y oportunidades a la sociedad. En nuestro caso concreto, los jóvenes no se sienten parte de un proyecto que no los incluye.
Estas iniciativas, y otras, desafortunadamente no las suficientes, todavía, surgidas en un contexto de debacle, resucitando del trauma post violencia, entre gobiernos locales y estatales verticales y sin proyecto, pretenden posicionar una agenda necesaria, pero desdibujada todavía.
Alguien lo dijo con mucha claridad, no se trata de invocar a todos a la unidad. No se puede pretender tanto. Lo que es necesario es seguir caminando hasta identificar las coincidencias, que son, muy probablemente, mayores que aquello que nos separa.
La opción de siempre es continuar padeciendo los males que la vida va poniendo en nuestro camino. Las decisiones del aparato administrativo parecen irrefutables o venir de tan arriba que es imposible pretender cualquier modulación de ellas. La queja llega a ser, si acaso, la única opción. Pero no, el margen de libertad es mucho más amplio. Es necesario que cada uno recupere la confianza en sí mismo, tan necesario como recuperar el sentido de pertenencia a una colectividad más amplia. Ojalá este sencillo ejercicio se repita, tan frecuentemente que no sea un evento convocado, sino sea práctica ordinaria de nuestra vida como colectividad.
Dos miércoles más, 18 y 25 de marzo, seguiremos discutiendo temas que nos atañen a todos. Justamente la situación de exclusión de los jóvenes del empleo y la recuperación de espacios públicos, a las 18 horas en la Librería Astillero.
¿Elegimos construirnos como una sociedad bien ordenada? Es requisito para ello que hayamos realizado la racionalización de nuestras bases culturales. Dar cuenta de nuestro origen como colectividad, explicar las cualidades que nos identifican, los factores que nos mantienen unidos en ella y las causas por las que podemos organizarnos. Si todo esto se logra, el proceso seguirá adelante, de otro modo seguiremos queriendo transitar, inútilmente, por atajos.
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