Te invito a realizar un experimento: levanta la mano derecha con el dedo índice apuntando hacia el techo, ahora gira el dedo en el sentido de las manecillas del reloj y así bájalo poco a poco hasta llegar a la altura del pecho. Ahí, observa hacia dónde gira ahora tu dedo. ¿Te das cuenta del cambio de perspectiva? Esto mismo sucede hoy en día con respecto a la espiritualidad.
En esta era, en muchos sectores, dicha palabra se considera tabú. Pero la espiritualidad no tiene que ver necesariamente con la religión. La palabra viene del latín spiritus, que significa: alma, coraje, vigor, inspiración. En la vida cotidiana la podríamos interpretar como el trabajo consciente por un ser más auténtico, más presente, más alegre y comprometido con lo que cree y valora.
Hoy comprendemos la importancia de ver la vida de adentro hacia fuera y no al revés, porque es un hecho: el interior siempre dicta el exterior. Éste es el nuevo modelo de realidad.
-Somos una empresa muy importante. Tenemos más de cinco mil empleados -me dijo al otro lado de la línea telefónica el señor a quien llamaremos Marques, que se escuchaba de sesenta y tantos años de edad-. Reuniremos a los directores en la ciudad de Monterrey, por lo que quisiera que me propusiera un tema para una conferencia.
Una vez que le propuse varios, me respondió:
-Señora, yo quiero algo que sea más sobre eficiencia, productividad, ventas -continuó el señor Marques.
-Me apena señor Marques, pero esos temas los di durante muchos años y hoy me enfoco en temas relacionados con la persona, con su percepción de la felicidad, su resiliencia, su apertura de conciencia -le contesté.
-Ah, entonces no me interesa señora Vargas, muchas gracias.
Al colgar pensé que hay mucha gente que considera a la persona un objeto y no un ser humano que, como todos, vive en el apuro, tiene crisis, ya sea personales o familiares, tiene dudas, está estresado y por las noches no duerme bien, incluso es posible que no se considere del todo feliz; y en ese estado, la empresa busca que sea eficiente, productivo y excelente vendedor. Es como ponerle betún a una masa de tierra, agua y varas y pretender que se convierta en un pastel. La cultura laboral se enferma cuando hay exceso de información que no forma, sino que empacha la cabeza y confunde. La información tiene que llevarnos al entendimiento de la propia conciencia, a la propia transformación y la de lo que nos rodea.
Una persona que atiende su ser, su interior, será más resiliente y más coherente, por ende, será más eficiente; no porque haga muchas cosas, sino porque logrará más al trabajar desde una dimensión de poder interno. Cuando no estamos conectados, podemos hacer mil cosas, sin satisfacción o sin concretar nada. A mayor claridad, mayor conciencia. A mayor conciencia, mayor compromiso. ¿En dónde se reflejará? En su vida en general y en su trabajo.
Cuidar el interior sirve para ser capaz de manejar la propia vida, controlar las emociones, tener conciencia, equilibrar cuando las cosas no vayan bien o cuando vayan muy bien. Así como para tener relaciones de presencia y no de apariencia.
También nos toca comprender que el órgano más rígido del cuerpo es el cerebro, le cuesta mucho trabajo aceptar nuevas ideas, nuevas creencias o nuevas formas de pensar. Sin embargo, como dice la doctora Marilyn Schlitz, presidenta del Instituto de Ciencias Noéticas: "Tengamos la humildad para dudar de lo que hemos dado por un hecho". Estoy convencida de que la espiritualidad, puede ser también la cura de nuestra civilización.