Para los cristianos, Jesús es Dios hijo; para los musulmanes, un profeta que vino a predicarnos el amor; y para los judíos un rebelde anarquista.
Pocos desconocen su existencia y algunos se han atrevido a negar su divinidad al afirmar que encontraron su tumba. En 2007, Discovery presentó el documental "La tumba perdida de Jesús", dirigido por James Cameron, causando repulsa del mundo cristiano.
Existen evidencias de su existencia en diferentes documentos antiguos, entre ellos los Evangelios, el Corán y declaraciones de personajes de aquellos tiempos.
Marwan Paz, periodista especializado en Medio Oriente, autor de "Historia de una Infamia" y "Voces del Islam en el Siglo XXI" transcribe del Corán: "Y revelamos a Moisés el Libro y después de él enviamos Mensajeros y concedimos a Jesús, el hijo de María, pruebas evidentes y le fortalecimos con el Espíritu Santo. (Sura 2-87)".
El tercer capítulo está dedicado íntegramente a sus abuelos Imran (Joaquín) y Ana, padres de María.
Entre los historiadores romanos, Publius Lentulus, antecesor de Poncio Pilato, informó al Emperador Romano:
Supe, ¡Oh César! que tú deseas saber algo respecto al hombre virtuoso que se llama Jesucristo y a quien el pueblo considera como profeta y como Dios y de quien dicen sus discípulos que es el Hijo de Dios, Creador del cielo y de la tierra".
"En realidad, ¡Oh, César!, se oyen diariamente cosas maravillosas. Por decirlo brevemente, Él hace resucitar a los muertos y sana a los enfermos, es hombre de mediana estatura de un aspecto benigno, de grandísima dignidad, lo cual se manifiesta en su rostro, de una manera que, al considerarlo, uno infaliblemente siente la necesidad de amarlo y temerlo".
"Su pelo largo hasta las orejas tiene el color de nueces maduras y desde allí cayendo sobre las espaldas es de un color brillante y dorado. En la mitad de la cabeza está dividido según usan los nazarenos. La frente lisa y la cara sin arrugas, ni manchas. La barba, igual al pelo de la cabeza en color, está crespa y, sin ser larga se divide en el medio. La mirada seria posee la virtud de un rayo solar. Nadie le puede mirar fijo en los ojos".
"Cuando habla amonestando inspira temor, pero apenas acaba de reprender está como llorando. A pesar de ser severo, está muy afable y amable. (...) Pocas veces aparece en público, y cuando aparece se le ve muy modesto. Él tiene una presentación muy noble. Él es hermoso. Por lo demás, su madre es la mujer más hermosa que jamás se ha visto en estas regiones".
"(...) Él no hizo nunca estudios; no obstante, Él sabe todas las ciencias. El anda descalzo y con la cabeza descubierta. Muchos al verlo de lejos se ríen; pero apenas se acercan tiemblan y lo admiran. Dicen que jamás se ha visto en estas tierras un hombre como Él" (...)
"Los malos hebreos le molestan mucho. Pero de Jesús se dice que nunca ha dejado descontento a alguno; más bien su intento es de dejar contentos a todos".
Poncio Pilato informó a Tiberio César, en el año 32:
"Apareció en Galilea un hombre joven, que en nombre del Dios que lo envió, predicaba humildemente (...) temí que su intención fuera sublevar al pueblo contra los romanos. Pero pronto se borraron mis sospechas. Jesús de Nazareth habló más bien como un amigo de los romanos, que de los judíos".
"(...) apoyado en el tronco de un árbol, hablaba tranquilamente a la multitud que le rodeaba. Se me dijo que era Jesús. Esto podía haberlo supuesto fácilmente, por la gran diferencia que había entre Él y aquellos que le escuchaban".
(...) "mi secretario me informó que jamás había leído en las obras de los filósofos nada que pudiera compararse con las enseñanzas de Jesús. (...) no era seductor ni agitador. Por ello decidimos protegerle".
"Esta libertad ilimitada provocaba a los judíos, los indignaba y los irritaba; no a los pobres, sino a los ricos y poderosos. (...)".
"(...) Cuando el nazareno apareció estaba yo dando precisamente mi paseo matinal y al mirarle, mis pies parecían aferrados con correas de hierro al piso de mármol, temblando yo con todo el cuerpo cual un ser culpable, a pesar de que él estaba tranquilo. Sin moverme, admiré durante algún rato a este hombre excepcional".
"Nada había en él ni en su carácter que fuera repulsivo; pero en su presencia sentí un profundo respeto (...)".
"Opino que un hombre que sabe transformar el agua en vino, que cura a los enfermos, que resucita a los muertos y apacigua a la mar embravecida, no es culpable de un acto criminal. Y como otros han dicho, debemos admitir que es realmente el hijo de Dios".
Le dejo con sus reflexiones.
Ydarwich@ual.mx.