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Confrontar a la iglesia

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Un nuevo episodio de confrontación encontró el gobernador del Estado de Coahuila, licenciado Rubén Moreira Valdez. En esta ocasión, su contraparte resultó nada menos que el señor obispo de Saltillo, su excelencia don Raúl Vera López, quien declarara previamente que a Coahuila sólo se han traído empleos miserables, con salarios que se asemejan a esclavos.

Craso error cometió monseñor Vera al lanzar dicha aseveración. Si bien es cierto que el prelado se ha distinguido por ser una voz valiente que denuncia continuamente los abusos a que puede ser sujeta la población coahuilense y mexicana en general, y además se distingue entre los suyos por asumir posturas mucho más críticas que la que presentan por lo general los demás miembros del clero, incluyendo los de su misma jerarquía.

Sin embargo, en esta ocasión erró el señor obispo. Es innegable que la promoción del empleo en el estado ha funcionado, aunque con algunos asegunes. Apenas unas semanas atrás el gobernador Moreira reportó en su informe del cuarto año de su gestión que se han generado casi 120 mil empleos en lo que ha corrido en su mandato.

Coahuila desde hace décadas ha aprovechado y explotado su favorable posición geográfica para poder atraer la instalación de la industria automotriz, particularmente en la Región Sureste del estado, donde está Saltillo la capital, Ramos Arizpe y Arteaga, generando un polo muy importante de desarrollo industrial. Claro que los coahuilenses de esa región han hecho también su trabajo para que esto ocurra. Pero también el gobierno estatal ha invertido mucho para que este fenómeno se cristalice; para que el estallido automotriz se focalice alrededor de la capital.

Más allá de que es indudable que en esta ocasión la declaración de que los empleos no son suficientes o mal remunerados sea desafortunada, es la ruda y amenazante respuesta del gobernador, lo que llama más la atención.

Moreira reprende al obispo Vera precisándolo que decir mentiras es un pecado, además desliza que la diócesis de Saltillo que el propio monseñor Vera administra, tiene empleados a los que no se les cumple con sus derechos sociales, que son obligatorios en el momento que se genera una relación laboral.

Ahora resulta que el gobernador que se ha distinguido entre muchas otras cosas, de ser un político liberal (entendiéndose el término como aquel que simpatiza con ideas distintas al conservadurismo, particularmente religioso) se da tiempo para referirse hasta los presuntos pecados que habría cometido el señor obispo. Con el respeto que merece el gobernador Moreira, hasta grosero ha sido con un hombre de un ala de la iglesia que tácticamente avala normas contrarias a lo tradicional del catolicismo. Raúl Vera igual acoge a la comunidad homosexual (esa a la que la reciente legislación coahuilense tanta relevancia le da) que celebra misas con personas dedicadas a la prostitución. En fin, Vera en muchas facetas coincide con el gobernador progresista que tiene Coahuila, pero el primero apenas se equivoca, a la primera de cambio es reprendido y amenazado por el segundo.

Hay que agregar que si en realidad la Diócesis de Saltillo tiene empleados que no están recibiendo seguridad social: ¿qué está esperando el gobierno para obligarlo a cumplir la ley?

Por otra parte, es indiscutible que el gobierno de Rubén Moreira ha sido exitoso en la generación de empleo y atracción de inversión, pero también es cierto que la inercia en este rubro que recibió, ha hecho que de cada peso que viene a Coahuila a invertir, el 64 por ciento ha ido a la Región Sureste, en tanto que a La Laguna el 6 por ciento. El resto del estado recibe el 30 por ciento restante.

Así pues en resumidas cuentas: buen trabajo del gobernador en atraer inversión y generar empleos, aunque ha sido muy desigual en las regiones del estado, lo que no es responsabilidad absoluta de él, pero puede abonar un poco más a emparejar las cosas. Se equivocó don Raúl en su aserto, pero la respuesta que recibió de la primera autoridad coahuilense fue desproporcionada, signo inequívoco que don Rubén no es tolerante a la misma. Habrá que ver las consecuencias para el gober, que decidió confrontar a una muy importante figura de la iglesia.

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