Constelaciones familiares

La terapia denominada ‘constelaciones familiares’ fue desarrollada por el alemán Bert Hellinger a principios de los años ochenta. Tiene como objetivo restablecer el orden de los flujos de amor en los sistemas humanos, y es cada vez más empleada por los profesionales de la psicología debido a que toma menos tiempo que otras.

Dentro de un sistema familiar puede existir mucho amor entre cada uno de los integrantes y sabemos que es un valor universal y ha sido considerado como una de las fuerzas principales que puede mover al mundo, pero muchas veces no es suficiente.

Cuando no existe un orden jerárquico dentro del sistema familiar, el flujo del amor se ve interrumpido. De ser así es necesario que se le dé un lugar a cada ser humano que ha tenido que ver para que nosotros tengamos vida: a nuestros ancestros, abuelos, padres, hermanos y a cada uno de los integrantes de nuestro sistema familiar, para que la energía de amor fluya en sintonía y se refleje en cada área de nuestra vida.

Todos pertenecemos a una familia, existe un vínculo que une a cada integrante de nuestro sistema creando la conciencia o alma familiar que siempre está presente, aunque no tengamos conciencia de su existencia, si hay algún desorden u omisión en los roles familiares, alguna persona fallecida o alguien que es mejor no mencionar dentro de la familia (alguien a quien se excluye, algún aborto, asesinato, etcétera), tarde o temprano se manifestarán consecuencias impidiendo el flujo del amor en al menos un integrante de la familia.

Etimológicamente, conocemos como constelación un conjunto de estrellas que forman parte de un sistema dinámico en continua interacción y evolución, y que forman una imagen. Analógicamente, los seres humanos somos parte de constelaciones que conformamos dentro de nuestro sistema familiar y que pueden ampliarse a otras personas con las que nos relacionamos.

Las constelaciones se rigen por leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que condicionan su funcionamiento, es decir, si algún integrante de la familia no está en el lugar que le corresponde, el flujo del amor se verá seriamente afectado, manifestándose también fuera del sistema familiar.

UNA SÍNTESIS TERAPÉUTICA

El trabajo de constelaciones familiares es un método terapéutico fenomenológico que se aplica a nivel individual y grupal, y que busca restablecer ‘el orden del amor’ en los sistemas humanos.

El creador de esta técnica es el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger (1925), con formación en múltiples disciplinas como el psicoanálisis, psicodrama terapia Gestalt, hipnosis y enfoque sistémico. El trabajo y el desarrollo de su método de constelaciones familiares es una síntesis terapéutica que se enriquece de las bases de estas escuelas y que nace a principios de los años ochenta en Alemania.

Bert Hellinger ha hecho profundas reflexiones sobre el orden y las leyes naturales que rigen al sistema familiar. Para él, cada familia entrega a sus miembros una información particular que ha sido tejida y construida a través del tiempo y de su propia historia de vida.

En la terapia de constelaciones familiares, Hellinger emplea el concepto de campos morfogenéticos, en que el biólogo Rupert Sheldrake afirma que la memoria se conforma por todo lo que está en el ambiente, en el contexto, en la forma en la que cristalizan las estructuras y los procesos y que esta memoria puede ser captada.

Las constelaciones familiares son una técnica que resulta efectiva para ver de forma muy precisa cómo son las dinámicas e implicaciones familiares, y cómo contribuyen a mantener y sostener nuestros problemas. Se diferencia de otros enfoques terapéuticos que pueden tomar más tiempo, por lo que cada vez más psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas se interesan por estudiarla para aplicarla como herramienta terapéutica.

La ejecución de la técnica de constelación familiar puede ser grupal o individual; el consultante va a elegir a alguien que represente a los integrantes de su familia, sus padres, abuelos, hermanos, o incluso alguien que represente el perdón en su vida o el flujo de la prosperidad.

El constelador familiar se debe asumir solo como un facilitador que no emite juicios y no tiene la intención de ‘ayudar’, ya que la idea de ‘ayuda’ lleva implícita cierta dosis de compasión, y cuando una persona está manifestando un síntoma, ya sea relacional o alguna enfermedad física, en realidad está mostrando un acto de amor profundo hacia su sistema familiar, es decir, eligió asumir la conciencia familiar para tener la oportunidad de sanar a su sistema.

Se debe observar más allá del síntoma de la persona y honrar su acto de amor manifestado respetando su destino, eso puede ayudar a tomar conciencia de qué está representando realmente la enfermedad, puede ser su manera de incluir a algún miembro que había sido excluido de su familia, por muerte, aborto, abandono o cualquier otra situación que podía ocasionar culpa o vergüenza dentro del sistema.

LOS RESULTADOS

Al constelar, el consultante puede identificar los conflictos y los puntos nodales del sistema familiar, laboral o social que están dificultando el flujo de su vida, a partir de allí podrán ir restaurando el orden del amor perdido, desatando los nudos y bloqueos que existen dentro del sistema familiar.

Este trabajo pretende que cada ser humano esté en sintonía con su destino y ocupe el lugar que le corresponde en los grupos con los cuales interactúa para que pueda desarrollar su proyecto de vida y su máximo potencial de una manera más armónica. Conforme cada persona vaya tomando su lugar dentro de su núcleo, el alma o conciencia familiar irá tomando fuerza de manera sistémica y así las futuras generaciones se desarrollarán con el orden del amor restablecido.

Cuando un ser humano decide acudir a terapia, sin importar el enfoque de la misma, está demostrando un acto de amor y de valentía, amor a sí mismo y a su familia, ya que el paciente se da cuenta de que la forma en la que está llevando su vida tal vez no es la más conveniente, puede ser que no se sienta feliz, que se sienta desmotivado, que muestre falta de voluntad para iniciar proyectos nuevos, que exista algún problema familiar o de pareja, de adicción, que no fluya la prosperidad en la familia porque la persona ande cargando tristeza o rencores del pasado y siente que no puede liberarse, no se siente pleno en alguna área de su vida, se da cuenta de que algo debe cambiar en él y asume la responsabilidad.

Es valiente porque a otras personas les resulta más cómodo seguir sufriendo o seguir llevando un estilo de vida en donde no se sienten plenos ni desarrollan su máximo potencial porque cambiar algo implica moverse, abandonar viejos patrones de conducta, tal vez adquirir fuerza y determinación para poder dejar relaciones dañinas o empoderase para aprender a poner límites en su vida.

La búsqueda del bienestar personal y familiar es como si se abriera un viejo baúl de recuerdos, algunos recientes y otros desde su memoria más temprana que ni siquiera recordaban que ahí estaban, aunque haya pasado mucho tiempo ya; los recuerdos pueden generar dolor y tristeza y es cuando muchos pacientes abandonan su proceso terapéutico porque sienten que los fantasmas del pasado pueden superarlos y deciden huir de sí mismos. Las personas que se quedan aprenden a enfrentarlos, perdiendo el miedo y usan esa energía a su favor sanando y reconciliándose con su historia de vida.

Cuando una persona empieza su proceso de sanación, esa información de cambio se envía a su conciencia o alma familiar por los vínculos que los unen y esta, a su vez, a la conciencia colectiva, en la medida en que más seres humanos busquen su sanación, contribuyen a la sanación de todos, es un verdadero acto inconsciente de amor profundo a la humanidad.

Twitter: Marimar_Centeno