Para Marlen y Aarón
Cuando la felicidad te llega es difícil encontrar el inicio preciso para manifestarlo, y más aún cuando llega como lo hizo el pasado jueves en el nuevo Estadio Corona, la llegada al estadio desbordaba de positivismo, todo eran buenos deseos, aun con las dificultades que representa llegar al estadio, muchos aun con prisas por llegar te cedían el paso el viejo y fundador espíritu lagunero de tesón, lucha, esfuerzo y solidaridad se hacía presente, ya ingresado en el estadio impactados por la perfecta ejecución de nuestro Himno Nacional, la aparición de las láminas formando nuestros colores y ya en nuestro asiento rodeado de aficionados llenos de ilusión, en la fila de atrás el Dr. Acevedo pedía inútilmente a los vecinos mantenerse en los asientos, algo poco menos que imposible pues las emociones llegaron bendito Dios a temprana hora para no irse el resto del partido, otros aficionados cedían asientos a quienes con corrección solicitaban el número marcado en el boleto, como una pareja de jóvenes enamorados que pidió sus lugares ocupados, Marlen y Aarón portando orgullos y mezclados los nombres con la camiseta verde y un solo número el 17, número que representa su edad, me activaron la memoria y volé a esa edad en que mi querida Ola Verde se fue de la ciudad, ellos se podrán acordar que a esa edad vieron a su equipo campeón, me hicieron recordar el campeonato del 96 con su canto "Volveremos a ser campeones como en el 96…" entonado a todo pulmón y eso que en ese campeonato aún no nacían, los vi abrazarse y celebrar embriagados de amor por su equipo, nos llegó la euforia y el baño de líquidos que nadie reclamó, la propia Marlen se encargó de regar con su bebida, y de darme dos o tres trapazos en plena cara al agitar eufórica celebrándo los goles, era la noche de San Juan, todo se compartía, principalmente la felicidad. La emoción llegó hasta las casas y se desbordó en las calles, el triunfo estaba en casa.
Los goles de "Chuletita" hicieron que naciera un nuevo idilio de jugadores y público, como los de Juan y Dolmo, Ramón, Jared y Rodrigo, Chucho, Oribe y Darwin, para ver brotar el de Djanyni y "Chuletita", Pulpito y "Marche", el clímax llegó con Pulpito entregado a las gradas como Adomaitis en 93-94 o en la ocasión en que retiradas las mallas ciclónicas Matías terminó en el graderío de sol sur, "Viento, campos y caminos distancia, que se han quedado tan lejos…" y que hoy renacen con el forcado tozudo al mando de un grupo de aguerridos jóvenes impulsado por sus aficionados como en los tiempos del viejo Corona en un nuevo estadio que vibró, cantó y bailó el triunfo albiverde.
Se puede decir, puesto que esta columna se entrega antes del segundo juego que la quinta estrella está en casa, sólo una auténtica desgracia lo evitaría, así que un abrazo para toda la institución, Directiva jugadores, cuerpo técnico, médicos, utileros, operativos y administrativos por este logro ¡Hasta la próxima!
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