Una declaración del alcalde de Torreón Miguel Riquelme, con la que asegura que ha resuelto el problema ancestral de contaminación por arsénico en el agua potable de la ciudad, ha dado lugar a una confrontación con ciudadanos inconformes en el tema en cuestión.
El problema de la presencia de arsénico en el agua en nuestra Comarca Lagunera tiene su origen en la pérdida creciente de nivel de los pozos profundos, derivada de la sobre explotación de los mantos acuíferos y de ello han dado cuenta las investigaciones realizadas tanto por autoridades de los tres niveles de gobierno, como por ciudadanos y organismos de ciudadanos interesados en el tópico de referencia.
Los esfuerzos realizados por sociedad y gobierno no han aportado una solución de fondo y como paliativos se han seguido diversas estrategias desde la compra y consumo de agua purificada por parte de los ciudadanos que ha detonado un gran negocio comercial de orden privado, hasta la instalación de filtros comunales o domésticos en los sistemas públicos de abastecimiento.
La festiva declaración de Riquelme provocó la reacción de algunos ciudadanos por considerarla una burla, entre los que se encuentran vecinos del Fraccionamiento Senderos que por su propia cuenta sacaron muestras de agua obtenida de los diversos pozos que abastecen a dicha comunidad y las mandaron analizar, con el resultado de que los niveles de arsénico violan la norma mexicana que existe en la materia, que de por sí es muy laxa al tolerar más del doble de la concentración de arsénico permitida por la norma internacional respectiva.
La actitud de los vecinos de Senderos es normal en una sociedad democrática en la que la participación ciudadana es piedra fundamental de la convivencia política y norma de interactuación entre gobernantes y gobernados.
Sin embargo la participación de los ciudadanos en éste como en otros casos fue suficiente para que Riquelme montara en cólera y mostrara el estilo intolerante y represivo que caracteriza al Moreirato en todos sus niveles de autoridad, descalificando a los vecinos que se atrevieron a contradecirlo y despachando una visita intimidatoria a través de la Tesorería Municipal en contra de un Colegio que es propiedad de uno de los inconformes, con el pretexto vano de revisar el cumplimiento del pago del impuesto predial.
Para replicar en contra de la obvia y terca realidad que acusa la existencia de arsénico en el agua del subsuelo de nuestra ciudad y región, el Alcalde manda hacer su propio análisis en los mismos pozos del Fraccionamiento Senderos, a lo que los vecinos responden con justa razón que les gustaría que los hubieran invitado a intervenir en el procedimiento, como parte interesada que son.
La falta de transparencia en el muestreo realizado por Riquelme hace dudar de la veracidad de los resultados, porque lo indicado es que se hubieran mandado hacer los análisis con al menos dos laboratorios designados por las partes, en un procedimiento en el que tuvieran cabida los vecinos inconformes para asegurar la cadena de custodia de las muestras del agua desde el pozo hasta el laboratorio mismo, para obtener resultados confiables.
Nuestras autoridades locales Estatal y Municipal, encarnan en individuos obsesionados con engañar a los ciudadanos con el objeto de generar una falsa percepción según la cual, los problemas que enfrentamos de seguridad, deuda pública, calidad del agua, etcétera, están resueltos solo porque ellos dicen, en un intento por manipular los niveles de aceptación de su mal gobierno frente a una sociedad escéptica que ya no cree ni confía.
Para restaurar la confianza de los ciudadanos, no existe otro camino que el de empezar a hablar con la verdad y eso resulta imposible para el Moreirato en general y para Riquelme en específico, porque la verdad es ajena a su naturaleza.