La jubilación es el acto mediante el cual un trabajador en activo, ya sea por cuenta propia o ajena, da por terminada su actividad laboral, una vez que ha alcanzado la edad máxima, o por incapacidad física o mental o por enfermedad crónica grave.Al jubilarse, el trabajador obtiene una prestación monetaria para el resto de su vida, para compensar la pérdida de ingresos que se deriva del cese laboral. Al beneficiario de la jubilación se le reconoce una prestación económica que suele consistir en un pago mensual de manera vitalicia.
P0r demás inequitativo, el sistema mexicano de pensiones de retiro deja fuera a la mayoría. Los que tienen el derecho reciben poco, mientras que un grupo pequeño obtiene cantidades de primer mundo. Dos instituciones agrupan a la mayoría de los que gozan de seguridad social en el país: el IMSS y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Los trabajadores de Petróleos Mexicanos, los de la Suprema Corte de Justicia, los militares y los empleados del sistema financiero nacional tienen uno propio.
Los académicos Enrique Valencia, David Foust y Darcy Tetreault, realizaron el informe "Sistema de Protección Social en México a inicios del siglo XXI".En el documento, las abundantes cifras presentadas son sorprendentes: ocho de cada diez mexicanos son vulnerados en sus derechos sociales, en distintos grados, sobre todo, los mayores de 60 años, los que ya forman parte de la tercera edad.
En el año 2010, la pensión promedio de un jubilado con seguro social que había cumplido los 65 de edad y que había trabajado por lo menos mil 250 semanas era de 4,900 pesos mensuales, según el informe de referencia. Ese mismo año, un jubilado del ISSSTE recibía en promedio 9,500 pesos por haber trabajado mil 300 semanas de su vida. Al hablar de pensión promedio, ello significa que, en el caso del IMSS, muchos recibían 1,800 pesos y en el ISSSTE 3,600 pesos. La estadística anterior se cumple en los casos en los que los patrones hayan asegurado a los trabajadores durante un mínimo de 25 años -algo cada vez más difícil debido a la escasez de trabajo-.
Cada año, millones de personas entran y salen de un empleo, por lo cual, para tener una pensión aceptable tendrían que trabajar alrededor de 40 años. Entre los años 2008 y 2010, la población ocupada con derecho a la seguridad social aumentó en 200 mil cada año, por otra parte, el número de los trabajadores sin derechos aumentó en 430 mil cada año. Por lo anterior, en México se consideran privilegiados los trabajadores que reciben mil 800 pesos mensuales a cambio de una vida de trabajo.
En México, siete de cada diez personas de la tercera edad no tienen empleo ni pensión, de acuerdo con lo reportado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social y la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares. Otra investigación, "Evaluación y tendencias de los sistemas de pensiones en México", realizada por un equipo de investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, señala que la desprotección social afecta a ocho de diez y que 40 por ciento de los septuagenarios vive en condiciones de pobreza franca.
En el extremo de las condiciones precarias de la jubilación, está un pequeñísimo grupo con jubilaciones que ya quisieran muchos en el Primer Mundo. Los magistrados de la Suprema Corte de Justicia, se jubilan con alrededor de 100 mil pesos mensuales, monto que se actualiza cada año, de acuerdo con los sueldos de sus colegas en activo.Los presidentes del país se retiran a dar clases en universidades extranjeras con 180 mil pesos mensuales. En Jalisco, un magistrado del Poder Judicial del Estado, recibe cada mes 169 mil 422.42 pesos; a otro, le depositan 155 mil 272.63 y un político, le va apenas un poco menos peor: recibe 147 mil 827.81 pesos. ¡Que desigualdad! La relación de los más afortunados y lo menos privilegiados es de entre 270 y 291 veces a una, según los cálculos numéricos de "Evaluación y tendencias de los sistemas de pensiones en México", de Enrique Valencia.
La semana anterior conocí en detalle el caso de dos trabajadores. Uno de ellos, Julián, empleado de una empresa lagunera de clase mundial, reconocida por su responsabilidad social y el otro, José Santos, un empleado municipal de Torreón.
El trabajador de la empresa lagunera de clase mundial, fue homenajeado por su larga vida de trabajo, se le entregaron varios reconocimientos por los directivos de la empresa y por sus compañeros de trabajo y al homenaje, asistieron también, como invitados especiales sus familiares más cercanos.
Julián, estuvo 41 años al servicio de la empresa, en un ambiente de trabajo agradable y con un sueldo digno, de acuerdo a su alto desempeño. Este empleado, de 63 años de edad y excelente condición física fruto de su ejercicio diario y su dieta balanceada, está en el proceso de entrega de su puesto a un empleado joven, asignado para sustituirlo. Obvia decir que la pensión que recibirá será una pensión digna.
José Santos está en activo, ha laborado38 años en el municipio, con una sola interrupción de 5 años. Tiene 67 años de edad y padece diabetes y fuertes dolores en sus piernas, ya quiere jubilarse. No lo han apoyado en sus trámites de retiro y requiere de ayuda para lograr su jubilación. A diferencia de las empresas mexicanas de clase mundial, los "tres niveles de gobierno" como pomposamente se hacen llamar los gobiernos municipal, estatal y federal, deberían de poner la muestra, también deberían ser de clase mundial dando un trato y atención justos a sus empleados que han dedicado toda una vida de trabajo a su servicio.
"Para tener una pensión universal y un sistema único de salud necesitamos más recursos, y para eso necesitamos una reforma fiscal", dice el investigador Enrique Valencia. En los países escandinavos, los grandes impuestos aseguran a todos una vejez menos angustiosa.
Lo que ya no se puede, es tener muchossistemas diferentes de pensiones que hacen de la vejez en México, una historia con muchas clases sociales.
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