EFE.
El horror de detalles poco conocidos de Auschwitz en El hijo de Saúl, es el tema del filme difícil y profundo que convenció ayer en su presentación en Cannes dentro de la competición oficial.
La vida en el campo de concentración de Auschwitz de prisioneros que pertenecían al Sonderko-mmando, un grupo que tenía que ayudar a los nazis en su labor de exterminio limpiando las cámaras de gas, deshaciéndose de las ropas de los muertos o transportando los cadáveres a las fosas comunes. Una tremenda ópera prima del cineasta húngaro László Nemes, que cuenta una historia brutal de los miembros de este comando.