Don Eusebio Padilla González.
Uno de los sentimientos más arraigados en el hombre, es el que surge naturalmente por el terruño que lo vio nacer, reconociendo que existe un compromiso permanente e inolvidable de gratitud, con ese solar nativo que nos recibe a la vida y del que siempre debemos sentirnos orgullosos y aportarle lo mejor de nosotros mismos, para engrandecerlo y dignificarlo, en pago a ser la cuna que nos deparó el destino como inicio de nuestra existencia.
Sin embargo, no siempre es posible permanecer en el lugar de nacimiento, por circunstancias fuera del alcance, que obligan a nuestros hermanos a dejar sus amados lares, para venir en busca de la sobrevivencia y el progreso, a estas latitudes, que generosas y hospitalarias, reciben a quienes quieren superarse y participar en el esfuerzo común, noble y desinteresado, luchando, a fin de alcanzar el justo beneficio, la aceptación y la solidaridad de la comunidad, a la cual se acogen con modestia y sencillez, anhelos y esperanzas, buscando el nuevo hogar y recinto definitivo para formar familia, lazos de unidad y patrimonio, ofreciendo a cambio, contribuir al máximo con trabajo, nobleza y arrojo por el desarrollo de esta sagrada región, adoptada voluntariamente como propia, con alma y corazón.
Esa afortunada historia colectiva ha permitido fortalecer nuestra identidad y origen, con la aportación multiétnica que conforma a un reconocido grupo de personas identificadas como "Laguneros", creadores de una dinastía privilegiada de hombres de provecho, casta norteña de gente recia, franca y sincera, con antecedentes probados en la solidaridad y la colaboración; virtudes que nos identifican plenamente. Comunidad que ha visto llegar a su seno a personajes que a través de una vida de arduo trabajo, sacrificios sin límite, constancia y dedicación a las tareas que les corresponden, integran núcleos de superación y participación colectiva, que ha través de muchas décadas se han constituido en empresas familiares que contribuyen con ímpetu al desarrollo social gomezpalatino.
De ese calibre, y en el terreno campirano de la agricultura y la ganadería, forjado en el espacio del esfuerzo constante, con una personalidad recia y pujante, característica fundamental de los nativos del estado de Jalisco, llegó a nuestro terruño don Eusebio Padilla González. Nacido un 29 de octubre de 1921. Le tocó vivir los años complicados posteriores a la lucha armada de 1910 y los tiempos del conflicto religioso conocido como la cristiada, con epicentro en El Bajío, que dejaron una situación difícil y complicada para las familias mexicanas. Fueron tiempos plagados de penurias que provocaron el éxodo familiar de los Padilla González a La Laguna. La niñez de don Eusebio no fue nada halagadora y al llegar a los 14 años de edad tuvo que enfrentar la lucha diaria para salir adelante.
Trabajaba en las siembras de maíz y frijol, y aprovechaba las carreras de caballos, para vender aguas frescas a los espectadores, a fin de poder juntar un par de pesos para asistir el domingo al pueblo y a la misa. Más adelante, en Gómez Palacio se empleó con una señora para ayudarla al cuidado de 5 vaquitas. Después, laboró en una pequeña tienda donde empezó a relacionarse con gentes del medio, recibiendo luego una oferta de trabajo del reconocido comerciante de esa época, don Filiberto Martínez, propietario de unos abarrotes muy acreditados llamados "El Comercio", lugar en el que permaneció laborando por 10 años. Ahorrando con tesón, inició su propio negocio en el interior del mercado Baca Ortiz, pero en el año de 1947, un incendio acabó con ese centro de abasto perdiéndose todo lo invertido.
Con renovados bríos y superando sus problemas, gracias a su seriedad y al prestigio que había adquirido, obtuvo créditos en los grandes almacenes y volvió a empezar en ese ramo. En paralelo, don Eusebio había comenzado a sembrar y a refaccionar a algunas personas, obteniendo ganancias que le permitieron, en 1950, adquirir 18 hectáreas del rancho "Los Eucaliptos", repartiendo su tiempo entre esa propiedad y la tienda, adquiriendo su primera vaquita para el abasto familiar de leche. Después se fueron comprando de a poquito otros animales, para iniciar un establo con 30 vacas.
En la década de los 50´s, personalmente expendía la leche en las calles, transformando en queso, la que no podía vender. Para la venta del lácteo, tenía que contar con un amparo federal, a fin de tratar de evitar que las autoridades de Salud le confiscaran sus productos, como en algunas ocasiones lo hicieron. Finalmente, en compañía de alguna docena de socios formaron una planta pasteurizadora en Lerdo, pero tuvieron que venderla por no contar con el dinero que se requería para su funcionamiento. A partir de esa experiencia el Sr. Padilla decidió entregar su producto a la Pasteurizadora Nazas que lo invitó más adelante a formar parte de su Consejo de Crédito. Al incrementarse la producción de su establo incursionó en otra planta llamada "Las Mitras", y en una fábrica de forraje. Con el tiempo, la citada empresa Nazas se fusionó con la Pasteurizadora La Laguna donde don Eusebio participó 8 años como consejero.
Antes, en 1944, contrajo matrimonio con doña Guadalupe Martínez, procreando una numerosa familia a la cual le inculcaron valores tan importantes como la honestidad, el trabajo y la unidad, lamentablemente ella falleció muy joven, a los 46 años de edad, dejando una honda huella de recuerdos y vivencias cariñosas entre su familia. En paralelo, la mayoría de sus hijos, se han dedicado a las actividades agropecuarias, asumiendo cada uno sus tareas y responsabilidades. En su intenso trajinar, don Eusebio se dedicó a desarrollar diversos cultivos como la siembra de maíz, sorgo, alfalfa, y avena en invierno, el ensilado de alfalfa y maíz, procurando fertilizar su tierra óptimamente e incrementar las cabezas de ganado para cubrir el porcentaje de leche que debían manejar.
En el año de 1957 y gracias a su desempeño fue invitado a formar parte del Consejo Directivo de la Cámara de Comercio de Gómez Palacio. Gracias a la intensa labor desarrollada por muchos años, el 12 de junio de 2002 durante la LXVI Asamblea de la Confederación Nacional Ganadera, celebrada en San Luis Potosí, se le hizo entrega a don Eusebio Padilla González de la medalla presidencial al mérito ganadero, con el júbilo de su familia por tan grande logro, y los parabienes de sus compañeros ganaderos comarcanos por haber obtenido el preciado galardón. Sin embargo, continuó cubriendo las faenas de Sol a Sol que a diario se imponía, fiel a su lema: "Todo lo que se logra en la vida debe ser en base al esfuerzo y al trabajo. Con disciplina y honestidad constante, uno puede lograr lo que se propone. Todo se logra laborando, uno puede empezar desde abajo y poco a poco ir avanzando, siempre por el lado del bien".
El destino inexorable lo alcanzó, lamentablemente, el día 18 de julio de 2004, terminando así la presencia física de una persona sumamente estimada en la región, dueña de una trayectoria limpia y productiva, que se caracterizó por ser un ejemplo de luchador permanente e infatigable, hombre bueno y de provecho, que dejó constancia de su amor por estas tierras y por las gentes que lo recibieron generosas, y a las cuales agradeció el gesto con su testimonio de vida y obra, arropado finalmente entre nosotros para siempre, aquel personaje a quien la gente llamaba con cariño y respeto "don Chebo Padilla".
En la galería principal de quienes han contribuido al engrandecimiento de nuestro terruño gomezpalatino, toma su lugar, con justicia y merecimiento, este reconocido baluarte del progreso y la superación, lo recordamos ahora con afecto y admiración, seguros de que al conocerse su distinguida trayectoria, su ejemplo alentará a las generaciones actuales a lidiar y superarse. Queda entre nosotros su linaje, de la misma semilla selecta y también con grandes afectos comprobados continuamente. Dedicados a continuar el camino que les fue señalado y que seguramente rendirán una espléndida cosecha espiritual, que habría de complacer al patriarca ausente. ramlom28@hotmail.com