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CRÓNICA GOMEZPALATINA

Al general Felipe Ángeles a 147 años de una vida fecunda Segunda y última parte

General Felipe Ángeles.

General Felipe Ángeles.

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO

¿Quién declaró a Ángeles y compañeros fuera de la ley?

¿Fue su señoría el señor Presidente?

Diputado Alfonso Toro. Sesión de la Cámara de Diputados del 25 de noviembre de 1919.

El 13 de junio de 2015, se cumple el aniversario 147 del nacimiento de uno de los hombres más preclaros de la Revolución Mexicana: el general Felipe de Jesús Ángeles Ramírez. No han sido pocos los personajes del movimiento armado que fueron señalados como líderes sin visión, sin un proyecto claro de nación, para cuando las armas dejaran paso franco a la reconstrucción nacional. Éste, no es el caso de Ángeles, cuya concepción de la realidad, la vida, la política, la guerra, la religión y la justicia, describen a quien siendo soldado de profesión, era además un ser humano excepcional, un filósofo cuyo pensamiento ecológico era congruente con su respeto a todas las formas de vida, tolerancia y humanidad con los vencidos y aún con los enemigos más acérrimos, a quienes consideraba "hermanos equivocados". En este artículo, se transcriben en trazos generales sus pensamientos, para comprender cabalmente a uno de los más conspicuos y venerables personajes, que haya producido esta hermosa nación mexicana.

Quizás alguna vez leyó "El arte de la guerra" de Sun Tzu, porque su desempeño en las batallas era meridiano, se anticipaba a las circunstancias, estudiaba los terrenos, trazaba estrategias basado en análisis científicos y construía en su mente los escenarios antes de vivir las escaramuzas: "De ahí no podía desprender los ojos. Poco a poco me fui dirigiendo a ese futuro campo de batalla", diría el 20 de junio de 1914, tres días antes de la toma de Zacatecas. La sabiduría, prudencia y tranquilidad para dirigir la guerra, no se alteraba con facilidad, ya que podía poetizar en plena contienda sobre los cosas menos insospechadas: "Mi caballo Ney ya no manqueaba, y era una delicia su paso largo y su galope vigoroso, pero sin sacudidas, al impulso de sus delgados y potentes remos".

Un día antes de atacar la ciudad de Zacatecas, así describía sus propios movimientos: "Era una procesión deliciosa, una procesión de fantasmas, alejándose del enemigo que dormía sueños de pesadilla, allá alrededor de aquel faro, que no era, sino un síntoma del miedo; que no servía para otra cosa, sino para hacer creer que servía para algo". Al iniciar los combates era inflexible, estaba convencido de la victoria y sustituía el desánimo con aliento fiero: "Era necesario no dejar reflexionar a nuestros artilleros… era necesario aturdirlos, cualquiera que fuera el medio - No ha pasado nada - les grité- hay que continuar sin descanso; algunos se tienen que morir, y para que no nos muramos nosotros, es necesario matar al enemigo ¡Fuego sin interrupción! Lo confieso sin rubor… porque miraba las cosas bajo el punto de vista artístico, del éxito de la labor hecha, de la obra maestra terminada. Y mandé decir al General Villa: "Ya ganamos, mi general"… ya la batalla podía darse por terminada, aunque faltaran muchos tiros por dispararse... bajo el encanto de la obra clásica de ese día feliz me hundí en un sueño reparador… ".

Ése era el general Ángeles, poderoso en la batalla y magnánimo con los adversarios. Nunca abusó de su poder y prestigio, y siempre tenía la palabra y las frases precisas para esclarecer sus ideas y expresiones. Cuando fue apresado por el ejército carrancista, se le hizo en Chihuahua, un juicio por consigna, viciado de origen. Era necesario eliminar al pensador, al peligroso elemento que podía unificar a los insurrectos dispersos y convertirse en demoledor del nuevo boceto de dictador. Aun ante la certeza de su muerte, describió en líneas finas de discurso, la profundidad de su pensamiento. Ya desde 1912, cuando el presidente Madero lo envió a combatir a Zapata y a pacificar los estados de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala y Guerrero, Ángeles demostró una diferente concepción para zanjar los conflictos. Si bien nunca rehuía el enfrentamiento armado, siempre privilegiaba la salida política, sin usar la fuerza o caer en la tentación sanguinaria y cobarde de arrasar con pueblos y gentes, cosa que siempre fue reconocida por los generales Emiliano Zapata y Genovevo de la O. Comprendiendo que el origen de la rebelión, no era otro que los abusos, atropellos y crímenes cometidos por las fuerzas federales, lo que hizo que incluso, mandara aprender a oficiales y someterlos a juicio.

Le indignaba el estado de abandono en que se encontraban las tropas, dejadas a su suerte: "¿En dónde están los cuarteles?, pregunté. ¿Dónde duermen los soldados, dónde se protegen de las lluvias? ¡Pobres soldados, vivían a la intemperie en aquellas elevadas cimas de lluvias frecuentes, casi continuas todo el año! ¡No tener siquiera un pedacito de tierra seca donde echarse a dormir!". En otra ocasión, durante la toma de Zacatecas, condolido por la condición de sus soldados, afirmaría: ¡Queridos soldados del pueblo, obligados por deber a ser heroicos, cuando sus almas tiemblan y sus piernas flaquean!"

Sería muy mezquino pensar que sólo fue su vocación militar lo que lo hizo participar en la Revolución. Fue, sobre todo, su gran conocimiento de la triste realidad nacional y de una sociedad agraviada por el poder, hambrienta de justicia, y de una nación que clamaba a gritos una nueva vida para los mexicanos: "Yo he enseñado, como maestro que he sido toda mi vida; yo he predicado la igualdad social, pues nada más desastroso que tamañas desigualdades; los unos trabajan y no comen... ¡los otros se mueren de tanto comer!" diría con mucha sapiencia.

Durante sus intervenciones de autodefensa en el injusto juicio en Chihuahua, expresaría el enorme respeto que sentía por la vida, el amor a los mexicanos, sin importar que fueran enemigos. Algunas líneas de sus discursos permiten adentrarse en el bondadoso espíritu del general Felipe Ángeles, y que seguirán taladrando la conciencia nacional, de un hombre que se entregó en cuerpo y alma al servicio de su patria:

"Yo no abrigo odios contra nadie, pues nunca los he abrigado; cuando luchaba en época pasada contra el gobierno, no le tenía odio, así como tampoco lo tenía cuando Madero me envió a combatir a los zapatistas. El cariño que manifestaba a todos allá, hizo que los habitantes de aquella región me llamaran zapatista, no porque lo fuera, sino porque así se acostumbraba llamar allí a los que estimaban a los pobres y humildes…

"Ahora mismo, no tengo odio para ningún constitucionalista, como no lo tengo para ningún federal, para ningún huertista, para ningún porfirista; por el contrario, siento cariño entrañable para todos los mexicanos de cualquier creencia, religión o credo político. Ese ha sido mi defecto: amar a todos los mexicanos, y es más, amar a toda la humanidad, amar hasta a los animales, porque a veces somos nosotros más malos que ellos. He llegado hasta creer que es salvaje matarlos, para alimentarnos con ellos. ¡Amo también a todas las cosas de la tierra: Los paisajes, los paisajes de mi tierra especialmente, han sido mi pasión; amo el sistema planetario, la nebulosa que se tiende en lo inmenso del cielo, las estrellas, los mundos que gravitan en la inmensidad del espacio, lo amo todo!...

"Si me mezclé en política en tiempos pasados, no abrigué sentimiento alguno de odio jamás, y en cambio tuve amor por determinadas instituciones. Después del fracaso de Villa, me dediqué en los Estados Unidos a estudiar el socialismo, que es altamente fraternal; reconocí que ese sentimiento se extiende por todo el mundo y que a él se deben las conmociones populares actuales. También mi amor a la democracia es un hecho; se creerá que soy motivo de discordia y que tan sólo me gusta la rebelión, que me gustaría ver que mi patria se incendiara en llamas enormes, pero no es así…

"Quiero que los constitucionalistas que ahora imperan se consoliden; que abran sus brazos a todos sus hermanos, que se instruyan, que formen un gobierno ejemplar y que exploten debidamente las enormes riquezas que harán florecer a la patria.

"Yo admiro a los Estados Unidos, porque son un gran pueblo al que comparo con Roma; pero no quiero que ese pueblo, como Roma, absorba a todas las naciones…

"Hago fervientes votos porque nuestros estadistas resuelvan acertadamente los arduos problemas de la nación, y digo todo esto para que después que se dicte mi sentencia de muerte, y yo haya desaparecido, no se crea que yo fui un hombre malo…

'No hubo clemencia para el general Felipe Ángeles. Todo argumento fue desechado por el jurado militar, que tenía la consigna de acabar cuanto antes con su vida. La sentencia fue "Pena de muerte", que debía de ejecutarse al amanecer del 26 de noviembre de 1919. Ante esta circunstancia, fue visitado por un sacerdote, quien le urgió para que se confesara, ante lo cual, el general Ángeles le manifestó: "… mejor que un confesor, debería estar aquí un filósofo que estudiara en provecho de la humanidad, los últimos momentos de un hombre que teniendo amor a la vida, no teme perderla…", para después hablar con su abogado defensor, de nombre Alberto López Hermosa, a quien le pidió un favor muy especial: "Quiero que vaya a México y le diga a Carranza -pero dígaselo licenciado- dígale que no le perdono el crimen que ha cometido conmigo, que no lo siento por mí, sino por mi mujer y mis hijos, que, por su capricho, van a quedar una viuda y unos huérfanos desamparados; pero dígale que es deseo de un muerto ´que a quien a hierro mata a hierro muera´". Carranza moriría asesinado el 21 de mayo de 1920, seis meses después.

Antes de ser pasado al paredón, sentenció: "Mi muerte hará más bien a la causa democrática que todas las gestiones de mi vida. La sangre de los mártires fecundiza las buenas causas". Felipe de Jesús Ángeles Ramírez, recibió diez disparos, que no fueron suficientes, por lo que recibió el tiro de gracia. Pero ni eso terminó con sus ideas y su ejemplo. Hudson Maxim, el sabio inventor norteamericano, originario de Maine, resumiría en una frase la existencia de Felipe Ángeles: "Donde está Ángeles, está la razón". ramlom28@hotmail.com

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