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CRÓNICA GOMEZPALATINA

La tía Hermila

Manuel Ramírez López, Cronista oficial de gómez palacio
"Es un error social educar a la mujer para una sociedad que ya no existe..."

— General Salvador Alvarado, gobernador y comandante militar de Yucatán.1916

En ocasión de estar próxima la celebración del Centenario del Primer Congreso Feminista realizado en el Teatro Peón Contreras de Mérida, Yucatán, el 13 de enero de 1916, en el que se buscaba conquistar las reformas necesarias a favor de las libertades y los derechos de las mujeres de México, dedicamos este artículo a rememorar la trayectoria de una feminista, considerada, en los años de 1915 a 1920, como la más extrema de nuestro país, por sus actitudes y propuestas que encendieron la flama de la resistencia y lucha de las mujeres, quienes se dividieron en dos frentes: radicales y conservadoras. Las primeras, apoyando uno de los planteamientos más avanzados jamás escuchados en nuestra patria a favor de la emancipación de la mujer, refiriéndose a temas de sexualidad, divorcio y críticas a la religión que alentaba la resignación y el avasallamiento; las segundas, escandalizadas por lo que sostenían que era una inmoralidad, prefirieron, asustadas, seguir conservando el estatus de la ignorancia, la conformidad y la atadura a la dominación de los hombres. Hablamos de Hermila Galindo, una lerdense, cuya familia era originaria de la hacienda de Avilés, hoy Ciudad Juárez, Durango. Con el paso de los años, Hermila se ha convertido en un símbolo mundial del feminismo y la rebeldía fundamentada, además de un referente obligado en todas las luchas a favor de las mujeres en el planeta.

Florencia Galindo Aguilera, abuela de quien esto escribe, era prima hermana de Hermila, quien integraba una familia de agricultores de Avilés. Hermila, era hija del señor Rosario Galindo y de la señora Hermila Marcela Acosta. Cuando apenas tenía tres días de nacida, tuvo la desdicha de perder a su madre, que no era la esposa legítima de Rosario, razón por la cual, en su Acta de Bautismo, aparece H.N., (Hija Natural). Ante la delicada situación, Ángela Galindo, tía de Hermila, se hizo cargo de la crianza de la menor, para lo cual, la familia Galindo le proporcionó una propiedad en Lerdo, además de los medios para la manutención de ambas. Bajo la custodia de Ángela, inició su preparación escolar, realizando sus estudios en las ciudades de Chihuahua y Durango, regresando luego a su tierra natal para laborar en distintos empleos, como secretaria de abogados y maestra en la Escuela Comercial Treviño, de la ciudad de Torreón, Coah. A pesar de la agitada vida de Hermila Galindo, nunca se olvidó de su familia, por lo que continuó manteniendo relaciones con mi abuela Florencia.

En plena adolescencia, se convirtió en seguidora de la doctrina de Francisco I. Madero. En 1909, participó en un mitin realizado en Torreón en contra de Porfirio Díaz, donde el orador principal, fue Francisco Martínez Ortiz, quien pronunció un discurso incendiario. Juan Eugenio Cárdenas Breceda, presidente municipal, de pura cepa porfirista, con engaños se lo pidió, para luego romperlo. Sin embargo, Hermila Galindo, logró seguir con atención y anotar la disertación de Martínez en taquigrafía, luego lo reprodujo y lo difundió, causando gran impacto entre la comunidad. Al poco tiempo, durante la visita a la región de la comisión promotora del Club Antirreeleccionista "Abraham González", encabezada por Benito Juárez Maza, enterado de los acontecimientos, busca a Hermila y la invita a participar en el club. Este sería el inicio de una larga y fecunda vida a favor de las grandes causas nacionales, principalmente las vinculadas con las mujeres.

Al trasladarse a la capital del país, y gracias a su activismo político, se convirtió en la secretaria de Eduardo Hay, el general que acompañó a Madero en la fundación del Club Antirreeleccionista y que luego se convertiría en su jefe de Estado Mayor. Durante este período, Hermila se mantuvo leal y activa al lado de estos dos personajes, pero a consecuencia del asesinato de Madero, en 1913, inició entonces, una fuerte actividad propagandista para lograr la fundación de numerosos clubes revolucionarios en contra del chacal Victoriano Huerta.

Al triunfo de la revolución constitucionalista, Hermila Galindo, de 28 años, fue la encargada de pronunciar, a nombre del "Club Liberal Abraham González", el discurso de bienvenida a Venustiano Carranza, cuando éste ingresó triunfante a la ciudad de México, como jefe del Ejército Constitucionalista. Desde ese momento, Carranza la invitaría a colaborar en su gobierno, como su secretaria particular, debido a la enorme impresión que le causó la capacidad demostrada por aquella jovencita que sobresalía, en un mundo dominado por los hombres.

Hermila supo aprovechar la cercanía con Carranza para empezar a dar forma a su pensamiento liberal a favor de la emancipación de la mujer mexicana. Se dedicó a dictar conferencias, sobre este tema, en las principales ciudades de la república, convocando particularmente a las profesoras para que se integraran a organizaciones feministas para movilizar a las mujeres con el fin de convertirlas en elementos útiles a su patria, a sus comunidades y a sí mismas. Para reforzar el trabajo de proselitismo, fundó la revista La Mujer Moderna, cuya línea esencial era la defensa del constitucionalismo y de la mujer. El primer número se publicó el 16 de septiembre de 1915, con textos completos de feministas sobresalientes de América y el mundo. El último número registrado, fue de septiembre de 1919.

Hermila Galindo, provocó un cisma en el pensamiento conservador y reaccionario de la época, cuando el 13 de enero de 1916, durante la inauguración del Primer Congreso Feminista realizado en Mérida, Yucatán, al no poder acudir, envió una ponencia llamada "La mujer en el porvenir", que fue leída por Cesar González, y al terminar la exposición, el auditorio sufrió una conmoción al escuchar las propuestas que jamás imaginaron, o que nunca se habían discutido en foro alguno. Hermila sostenía en ese discurso, que la mujer, al igual que el hombre, tenía las mismas necesidades e instintos sexuales tan fuertes como los hombres y que necesitaban la educación adecuada para conocer y controlar sus cuerpos. También defendía el divorcio y criticaba al clero como ofensor de la conciencia. A partir de ese discurso, se marcó una separación definitiva entre las dos diferentes corrientes de pensamiento en México: conservadores y liberales.

Hermila Galindo, siendo consecuente con la defensa de los principios esenciales de libertad para las mujeres, llevó hasta el Congreso Constituyente de 1917 la petición formal para que se otorgara el derecho al voto de las mujeres. El conservadurismo en este tema se impuso y finalmente, en el texto constitucional del Artículo 34, quedó definido que los ciudadanos mexicanos, sólo serían los de 18 años casados, los solteros de 21 y que además tuvieran un modo honesto de vivir. De la mujer, nada quedo inserto en el texto y el espíritu de la Ley. La lucha por lograr el reconocimiento de los derechos esenciales de la mujer, iba a ser larga y adoptó formas más radicales y refinadas. Hermila nunca estuvo sola en sus actividades, ni era improvisada en sus planteamientos. Por el contrario, sus tesis estuvieron soportadas en las mejores investigaciones científicas del momento y de los países más avanzados. También se convirtió en vocera, embajadora y activista mundial a favor del feminismo. Entre sus amistades, se encontraban las mejores mentes del pensamiento universal de América y Europa en esa época, como Eloísa de Pinzón Zaldúa; Rosika Schwimmer; Komako Kimura; Dra. Fraulein Gertrud Baumer; Lady Rose Innes y la Dra. Paulina Luisi, entre muchísimas otras. Finalmente, una de las vertientes de la lucha de Hermila Galindo tuvo su recompensa, al conquistarse el voto universal de la mujer el 17 de octubre de 1953, justamente un año antes de su fallecimiento, ocurrido en agosto de 1954.

Al iniciar la década de los 50´s, tuvimos la última oportunidad de saludar a la Tía Hermila, cuando visitó nuestra casa paterna, ubicada por la calle Escobedo de Gómez Palacio. Llegó sola y su imagen con el pelo suelto y largo, ya era muy diferente a la que conocemos en fotografías. En su visita fue atendida sólo por mi madre, Juanita López de Ramírez y mi hermana Consuelo, ya que mi padre se encontraba laborando en su rancho, ubicado en San Luis de Cordero, Dgo. Durante la conversación, la Tía Hermila le solicitó a mi hermana, que si la podía ayudar a administrar una propiedad que tenía en Lerdo, ya que por encontrarse en la capital del país, le era difícil estar al cuidado del inmueble, ignorando el que escribe, cuál sería el desenlace de este asunto. Después de unas horas, se despidió y nunca más volvimos a tener contacto con ella. En 1954, nos enteramos, con gran consternación, de su fallecimiento. Mi abuela Florencia, quien vivía en la capital junto con mi tía Rosita Ramírez Galindo, era quien tenía más relación con ella, por la cercanía familiar y geográfica, fue la encargada de avisarnos por carta sobre el deceso de la Tía Hermila. Es un orgullo, haber contado con una integrante tan valiosa en nuestra familia, pero más se acrecienta, cuando sabemos que de su ejemplo, han surgido miles y miles de mujeres que jamás permitieron que se arriara la bandera de su lucha.

ramlom28@hotmail.com

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