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CRÓNICA LERDENSE

La trágica muerte del Centauro

Francisco Villa y el lerdense Fernando Reyes en Tlahualilo, sin armas.Pedriceña, camino a Durango.

Francisco Villa y el lerdense Fernando Reyes en Tlahualilo, sin armas.Pedriceña, camino a Durango.

JOSÉ JESÚS VARGAS GARZA, CRONISTA OFICIAL DE LERDO

Tras el asesinato de Venustiano Carranza en Tlaxcalaltongo, Puebla, el 21 de mayo de 1920, designaron a Adolfo de la Huerta como Presidente Interino, aprovechando esa coyuntura política el Centauro mantiene una entrevista el 25 de mayo con el general Ignacio C. Enríquez en el pueblo de Allende, Chihuahua, intentando Villa deponer las armas y acatarse al gobierno surgido del Plan de Agua Prieta. Pero Villa era muy astuto y se retira antes de finalizar los contactos, al sospechar que Enríquez intentaba apresarlo. Finalmente, después de una sangrienta y durísima guerra de guerrillas, además la derrota de Celaya, la traición de los norteamericanos y el ascenso de la oligarquía sonorense, elementos que provocaron su aislamiento cada vez más notable, que condujeron a Francisco a aceptar una tregua en su vida revolucionaria, para lo cual busca a su amigo de su confianza, el ingeniero Elías Torres, con quien llegan a un acuerdo de hacer la paz. Hecho que se consumó en Sabinas, Coahuila, firmando el 28 de julio de 1920 los convenios donde se desistía de las armas.

El General Francisco Villa tenía 42 años de edad, procediendo a salir de Sabinas, Coah., el 29 de julio de 1920 con rumbo a la hacienda de Canutillo con 807 hombres, casi la mitad de oficiales, habiendo entregado armas en Tlahualilo, Dgo. y concediéndole en propiedad 25, 000 hectáreas de terreno de la hacienda de Canutillo, cerca de Hidalgo del Parral, y además se le reconoció su grado de General de División con haberes completos, dedicándose así a la explotación de sus tierras con ayuda de sus antiguos compañeros de la División del Norte. Emprendió de inmediato la reconstrucción del edificio del casco de la hacienda. En ese nuevo sueño de Villa invirtió grandes inversiones en la restauración y en adquirir maquinaria para el campo. Sembró y almacenó trigo, maíz y frijol. Edificó casas para los empleados y campesinos, trazó calles y alineó las manzanas, introdujo los servicios de correo y telégrafo, instaló maestranza, carnicería, carpintería, zapatería, fragua, tienda y un banco de pequeño préstamo en Parral para los granjeros.

Durante su estancia en Canutillo en el período de 1920-1923, continuamente el General hacía viajes a Parral, Chihuahua y se alojaba en la casa de su propiedad que tenía en la Calle Zaragoza. Realizaba también visitas a sus amistades. Asiste al Palenque de Gallos, le gustaba jugar gallos que criaba en su gallera de Canutillo. Inspeccionaba la carnicería de su propiedad y jugaba rebote en el Frontón del Barrio Guanajuato y Adquirió el edificio del Hotel Hidalgo. Cuando Villa caminaba por las calles de Parral, llevaba monedas en su bolsillo, que repartía entre los niños pobres. En algunas ocasiones los subía con él y los paseaba en su caballo.

En esa vida cotidiana del Centauro, un día del 20 de julio de 1923, Villa salió a las 7.45 de Hidalgo del Parral, Chihuahua, con rumbo a su Hacienda de Canutillo, iba al volante del automóvil Dodge y a su derecha el coronel Miguel Trillo. En el asiento de atrás venían cuatro de la escolta; Claro Hurtado asistente de Trillo, Ramón Contreras, Medrano y el chofer Rosalío Rosales, sentado en la salpicadera izquierda del vehículo, además Daniel Tamayo asistente del general. Tan precavido que era el Centauro con su seguridad, que nunca había pensado que se había organizado una conspiración en contra de él para asesinarlo y fue en una emboscada que le fraguaron varios enemigos.

Al llegar a la esquina el automóvil disminuyó la velocidad para dar vuelta a la derecha y fue súbitamente baleado desde donde estaban agazapados un grupo de hombres. En unos cuantos segundos el automóvil recibió múltiples impactos antes de girar sin control y chocar contra un poste de teléfonos, tres metros más abajo del árbol. En la fecha infortunada el general Francisco Villa cae acribillado y sentado al volante de su automóvil, recibiendo trece balazos, uno de ellos fue de gracia en la cabeza. Su fiel amigo el coronel Miguel Trillo logró levantarse de su asiento sólo para caer muerto dramáticamente colgado de cabeza, abajo de la ventanilla derecha. Todos los demás acompañantes murieron: Como Tamayo, asistente del General y Rosales su chofer, Hurtado, asistente de Trillo, quien logró llegar gravemente herido al Puente de Guanajuato donde murió desangrado. Sobreviviendo Ramón Contreras, herido de un brazo y Medrano, herido de una pierna.

Los asesinos de Villa, fueron Melitón Lozoya, Librado Martínez, Jesús Salas Barraza y José Ramón Guerra, José Sáenz Pardo, José Barraza y Ruperto Vara, Juan López Sáenz Pardo, todos ellos oriundos de los pueblos de Amador y la Cochinera, del municipio de San Bernardo, del Estado de Durango. López Sáenz Pardo, se encargó de la señal para dispararle al grupo de revolucionarios.

Fue muy intensa la impresión que causó en México y la región Lagunera, la noticia de que un diputado a la Legislatura del Estado de Durango de nombre Jesús Salas Barraza, se había voluntariamente denunciado por medio de una amplia misiva dirigida al general Álvaro Obregón en aquel entonces Presidente de la República, en la que se decía responsable directo de la muerte de Francisco Villa, además de director intelectual de la conspiración. Ahí explicó las razones del porque había segado la vida al Centauro; confesando que ya teniendo enfrente al automóvil fue uno de los primeros que disparó, pero al tiempo de ejecutar los disparos el rifle se le encasquilló, fue entonces que hizo fuego con su pistola escuadra calibre .45 contra el asistente de Villa, Ramón Contreras, para que en seguida hicieran lo propio los demás involucrados.

En agosto de ese año Salas Barraza fue desaforado de inmediato como Diputado Local del Estado de Durango aun cuando hubo legisladores que tenían el criterio de no hacerlo, evitando así que su compañero cayera en manos de las autoridades. En septiembre Jesús Salas Barraza tras un breve proceso en Parral, fue sentenciado por un Juez Penal a veinte años de prisión, por homicidio calificado, con las agravantes de alevosía y premeditación. Como una muestra de pago por sus servicios 1924 fue indultado por el gobernador de Chihuahua, en 1926 fue diputado federal por el Distrito de Tepehuanes, en 1929 Gobernador Interino de Durango, además otros puestos menores. Jesús Salas murió en mayo de 1951 en la Ciudad de México y sepultado en ese mismo mes en Durango, Dgo.

Pero quien era Jesús Salas Barraza, se sabe que este enigmático hombre en diciembre de 1916 en Torreón, combatió en esta ciudad contra los villistas, y fue sorprendido en un cuarto del hotel Francia por los revolucionarios y uno de ellos, "a boca de jarro", le disparó un balazo en la boca perforándole el cuello, considerándolo por muerto es arrojado por las escaleras abajo. Al anochecer recuperó el conocimiento y arrastrándose se refugió con una verdulera del mercado "Alianza", que lo tuvo oculto hasta que fueron desalojados los villistas de la ciudad de Torreón. Y al momento de los hechos en que participó en el asesinato de Villa era Diputado Local y representaba a los distritos de El Oro e Indè, en el Congreso duranguense.

En esta historia hay algo que me sorprendió en relación al origen del nacimiento de Jesús Salas Barraza, que al indagar sobre su vida en algunos archivos genealógicos americanos como el de Family Search e Inmigración del Paso, Texas, encontré el verdadero origen, resultando que es nacido en Ciudad Lerdo, Dgo, el 20 de mayo de 1888 e hijo de Pedro Salas y María Felícitas Barraza, matrimonio que tuvo otros seis hijos.

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