Dan rostro a los normalistas

José Eduardo Bartolo Tlatempa y José Ángel Navarrete González son los nombres de los dos jóvenes que las periodistas Karina Nalda y Nadia Sanders, integrantes del colectivo Marchando con letras, investigaron para contribuir a la conformación de "Ayotzinapa, la travesía de las tortugas", un libro editado por Proceso, que le pone cara a cada uno de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, y que fue presentado en Torreón hace unos días por ambas reporteras.

"Uno de los objetivos que se marcó Marchando con letras fue convertir los números en personas", señala Karina Nalda, quien es originaria de La Laguna y se desempeña desde hace once años como periodista independiente en la Ciudad de México.

"No podemos hacer una enciclopedia, suena absurdo y ridículo, pero podríamos hacer una con los perfiles de todos los desaparecidos en el país; en este caso el objetivo fue ponerle cara a los 43, eso es lo más importante, porque muchas veces se pierde la dimensión de la tragedia humana que significa que una persona simplemente no esté".

Para Nadia Sanders, por otra parte, el libro también representa la oportunidad de llevar la inconformidad ante la injusticia a otro nivel, de levantar la voz e ir más allá de la queja y el rencor.

"Decidimos participar en este libro con perfiles de los chavos porque es lo que sabemos hacer, escribir, reportear, hacer historias, pero un artista plástico puede hacer una pintura o un mural, un compositor puede hacer una pieza (...) lo importante es se conozca que hay una historia detrás de esos chavos, una madre esperándolos, un papá, una novia, cuates, amigos que los extrañan de a montones y que (las personas) se inspiren a hacer algo por lo que siente coraje o rabia que no debería estar pasando en México.

Para realizar el libro, los miembros de Marchando con letras, se repartieron mediante sorteo los nombres de cada uno de los normalistas, luego presentaron el proyecto ante la asamblea de padres y a partir de ahí cada quien fue conformando su proceso de investigación con toda libertad y asumiendo la financiación de la misma, y las dificultades.

Así, cada colaborador vivió el proceso de manera diferente, lo cual enriquece el libro y le da una dimensión aún más humana y se convirtió incluso en una enseñanza, según refiere Nalda al relatar su experiencia.

"Para mí fue un proceso incluso de autoconocimiento, de reconocer lo que tú estabas sintiendo, creo que eso es muy importante porque los periodistas, nuestra generación, que ya viene de las universidades, venimos de la escuela de que el periodismo tiene que ser objetivo, y que tiene que responder al qué cómo, cuándo, dónde, por qué, hasta ahí, pero ante la dimensión de las cosas es imposible dejar de ser un ser humano y sentir, y creo que en ese reconocimiento de nuestras propias emociones como personas, como mexicanos, como jóvenes, en ese reconocimiento se hizo un trabajo muy rico porque permitió otro acercamiento más allá de ese acercamiento frío del periodismo cuadrado", comenta la lagunera.

Karina relata que a diferencia de otros colegas, como Nadia Sanders, que tuvo dificultades para obtener algunos testimonios, ella contó con todo el apoyo por parte de los padres de José Eduardo Bartolo Tlatempa, sin embargo, eso no significa que su investigación haya sido sencilla.

"De toda la parte de la historia que me tocó, yo creo que la más difícil, la que más me confrontó, la que más me llegó, fue encontrar la mochila de Eduardo, cerrada completamente, todavía en el dormitorio de la sección "G", a la que él pertenecía en la normal".

Según cuenta, uno de los chicos que estaba ahí le permitió abrirla y ver su contenido, algo que le hizo preguntarse por ejemplo, qué tanto derecho se tiene de hurgar en las cosas de la gente que no está, en pos de tener una información.

"También ahí encontré una carta de amor que escribió Eduardo y que nunca entregó, una carta que no tiene fecha, y que no tiene destinatario, y en el libro la transcribo textual. Estuve buscando a la novia, la mamá no sabía, los amigos no sabían, digamos, es una historia de un amor adolescente completamente desprovisto de malicia que se quedó así en el aire, y eso sí fue algo que a mí me conmovió mucho, la primera vez que leí la carta no pude evitar llorar".

Para Nadia Sanders la dificultad fue acercarse a la familia de su normalista, José Ángel Navarrete González.

"Su mamá de entrada, me dijo: 'Yo no voy a hablar de mi hijo', lo cual entendí, pero como reporteros siempre estamos viendo la manera de entrar, sin hostigar y respetando el duelo, entonces era muy delicada la cosa", refirió Sanders.

En su caso, fue don Emiliano Navarrete, padre de José Ángel, quien tuvo más apertura. "Él ha tenido una parte más activa en el movimiento de padres, él me ayudó para saber dónde había estudiado Pepe, entonces yo ya acudí por mi cuenta a las escuelas a preguntar con los maestros, compañeros; su mami, con justísima razón, dijo no y le pidió a todos sus amigos que no hablaran con nadie de Pepe".

Señala que la madre de su normalista mantiene su postura hasta la fecha, sin embargo, ella tomó la determinación de hacer su trabajo.

En algún momento se dijo a sí misma, "voy a hacer mi trabajo, no lo voy a forzar a usted porque no tengo por qué atentar contra ese derecho a su privacidad, pero voy a hacer mi trabajo porque es algo que le pasó a México, de alguna manera es un tema que rebasa un poco la esfera privada, entiendo el duelo, pero voy a hablar de Pepe, entonces busqué gente que sí quisiera platicar".

Añade que así como hubo gente que decía que veían mal que estuviera haciendo su trabajo, "hubo quien decía: 'yo sí quiero contribuir, quiero platicar de él, quiero decir cómo es, que lo quiero mucho, que lo extraño mucho'", recuerda.

"Algo muy curioso que ha pasado con los 43, es que se volvió una cifra simbólica de los miles de desaparecidos que hay en todo el país, lo más importante es que quede la memoria, que quede tatuado en la historia del país", afirma Sanders. En ese sentido, confía en que el caso de los 43 ha permeado en muchos sectores que no van a permitir que quede como un mero hecho noticioso.

Para Karina, por otra parte, es importante que la gente se preocupe por estar informada de lo que está pasando. "Tristemente, nos hemos hecho indolentes, y a veces el interés no se demuestra yendo a las manifestaciones, marchando, creo que el interés se demuestra en estar informados, en saber, en exigir, en solidarizarte, en ser empático (...) nos acostumbramos a ver las cifras, los números, pero no sabemos qué hay detrás de las personas, sería un ideal así muy grande que a partir de este ejercicio hagamos esto con los casos que tenemos, porque siento que ese enfoque no lo hemos tenido, y quizá sí eso nos ayudaría un poco como a entender un poco más lo que estamos viviendo", finaliza.

"Ayotzinapa, la travesía de las tortugas" puede conseguirse en los puntos de venta de la revista Proceso. Cabe señalar que todo lo que se recaude de las ventas será donado a las familias de los normalisas afectados.