PRIMER ACTO: QUE DIOS NOS AMPARE
Frente a los embates de la naturaleza, no se puede ni deben escatimar medidas precautorias y planes de contingencia. Una de las obligaciones del estado y gobierno a sus tres niveles, es garantizar la seguridad de la población. Ello incluye por supuesto, reaccionar ante circunstancias que escapan de nuestro control.
Con frecuencia he señalado la inacción y falta respuesta del Gobierno Federal en distintos momentos, y lo decepcionante que resulta constatar pifias y pasmos que son el pan nuestro de cada día, característicos de la actual administración.
Sin embargo, en lo alusivo al Huracán "Patricia" y los enormes daños que hubiese podido ocasionar, se implementaron acciones oportunas para el resguardo de la ciudadanía. En un acto de elemental justicia, celebro que gobierno y sociedad civil hayamos aprendido del error y de experiencias pasadas, y tomado decisiones oportunas.
No hubo exageración. Especialistas internacionales y agencias avocadas al monitoreo y prevención de desastres, señalaron la peligrosidad que "Patricia" representaba para las costas del Pacífico. Por fortuna, dicha tormenta perdió fuerza y los daños resultaron menores.
En tanto, el Presidente Peña atribuyó los hechos, el que el huracán se desviara, "a la enorme fe de los mexicanos". Quizá tenga razón, pero mezclar iglesia y estado no es bueno, y de nueva cuenta los dichos presidenciales motivaron burlas y memes en Facebook y Twitter. Hay foros donde el titular del ejecutivo ya ni sueña con generar simpatías. El ciberespacio, de los escasos reductos de libertad que nos quedan, es uno de ellos.
Si damos por buena la aseveración religiosa de Peña Nieto, me encantaría poder encomendarle a Dios que apurara los tiempos del reloj para que el sexenio termine más rápido o ya de perdida, que las cosas no se compliquen más con este gobierno afecto a la improvisación.
Los resultados que arroja son magros, las decepciones grandes y el futuro poco halagüeño y eso, eso no es culpa del Altísimo. Hemos sido nosotros en nuestro infinito desinterés, los responsables de elegir a los gobiernos y clase política que tenemos.
Al César lo que es del César. El presidente mezcla y confunde la gimnasia con la magnesia. Ya no me sorprende…
SEGUNDO ACTO: EL NUEVO PRI
Fidel Herrera de cónsul en Barcelona. El "nuevo" PRI y el ánimo presidencial de hacer las cosas distintas parece ser, como la magia de Ari Sandi, meras ilusiones y sueños guajiros. ¿O de qué otra manera se puede interpretar tan cuestionable designación?
Reitero: pobres catalanes, pobre pueblo español. No se lo merecían, ni aunque nos hayan venido a conquistar.
TERCER ACTO: EL CENICERO
¿Infancia es destino? En una extraordinaria columna publicada el domingo en el diario Reforma, Juan E. Pardinas se refirió a los hábitos cleptómanos del nuevo cónsul de México en Barcelona, Fidel Herrera. Y es que en senda visita a España, Herrera pretendía robarse un cenicero -sí, como lo lees- de las oficinas del Banco Central. Detalla Pardinas el modus operandi del personaje en cuestión, a quien califica como un impresentable de la política, así:
"Dos mexicanos se encontraban en una ceremonia del Banco de España, con las principales autoridades financieras de aquél país. A uno de ellos le gustó un cenicero de cristal y le pareció fácil meterse disimuladamente el objeto en la bolsa de su abrigo. El otro mexicano le recriminó su desvergüenza cleptómana y lo amenazó con denunciar el hurto a los guardias del Banco. Ante la presión de la denuncia, el compatriota manilargo decidió devolver el cenicero donde lo encontró. El mexicano honesto es un exfuncionario vinculado al sector financiero que quedará en el anonimato; el frustrado ladrón se llama Fidel Herrera, quien fue gobernador de Veracruz y hoy es cónsul en Barcelona".
Sácale…
Nos leemos en Twitter y nos vemos en Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto
