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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Alguno de mis cuatro lectores recordará seguramente aquellos chistes que estuvieron muy de moda hace algunos años, llamados "telones", casi siempre ingenuos, y aun bobalicones. Quien contaba una de esas gracejadas hacía el breve relato de lo que sucedía en cada acto de una supuesta obra de teatro dividida en tres, y luego preguntaba a los oyentes: "¿Cómo se llama la obra?". Recuerdo ésta: "Primer acto: Aparece un hombre pelirrojo que es padre de cinco hijos. Segundo acto: Sale otra vez el pelirrojo, que ahora es padre de diez hijos. Tercer acto, vemos al mismo pelirrojo, que tiene ahora 15 hijos. ¿Cómo se llama la obra? 'El Gran Cañón del Colorado'". Acerca del gobierno de Enrique Peña Nieto se podría decir: Primer acto: En forma inteligente y hábil el Presidente logra que los partidos de oposición se sumen a su Pacto por México, y saca adelante reformas estructurales importantes. Segundo acto: Esos brillantes logros, y los demás que había conseguido Peña, son prácticamente anulados por un terrible acto de violencia criminal, el de Ayotzinapa, no cometido por su gobierno, sino por autoridades locales pertenecientes a un partido opuesto al suyo. En parecida forma han afectado al Presidente algunas acciones que presentan evidencias claras de tráfico de influencias, acciones en que se vieron involucradas personas muy cercanas a él. Aún no tiene título la obra, pues falta el tercer acto. ¿Logrará Peña Nieto remontar la fortísima corriente de opinión que ahora priva, tan contraria a él y a su administración, o se verá forzado a mantener al pairo la nave del Estado, vale decir sin moverse, a la expectativa, para seguir luego navegando cuando las circunstancias sean mejores? Soy malo para leer el futuro, y tengo también problemas con el pasado, el presente, el copretérito y el pospretérito, pero nos encontramos ahora en el tercer acto de esa obra, que quizá vaya tener cuatro o más. Están empezando ya los procesos para elegir gobernador en varios estados del país y para renovar la Cámara llamada con mucho acierto "baja". Del resultado de esas elecciones -especialmente la de diputados- dependerá en gran parte lo que sucederá el resto del sexenio. ¿Cómo se llamará la obra? No lo sé. Tercera llamada, tercera. Continuamos. ¡Brrr! Tu última frase, inane escribidor, nos hizo sentir las mismas mariposas en el estómago que sentías tú cuando participabas en ese rito religioso que se llama "teatro", y aquellas palabras sacramentales te convocaban a salir a escena. Correspóndete ahora poner el bálsamo amable del humor en el desasosiego que causaste. Narra algunos breves chascarrillos y luego haz mutis a la manera de Talma, el gran actor, que cuando terminaba su actuación alzaba la mirada al cielo y levantaba el dedo índice como hacen ahora los jugadores de futbol. Pepito estaba pescando en un riachuelo. Pasó por ahí doña Pasita, bondadosa dama, y le preguntó con dulce voz: "Dime, buen niño: ¿estás pescando?". "No, señora -replicó el tremendo muchachillo-. Estoy ahogando lombrices". Babalucas marcó en el teléfono un número equivocado, y le contestó una voz de mujer. "Susiflor -propuso él-. ¿Vienes a mi departamento a hacer el amor?". "No soy Susiflor -respondió con sequedad la voz. Y dijo con enojo Babalucas: "No es eso lo que te estoy preguntando"... Nada dejaba contento nunca a Sinis Trorso, hombre que a todo le veía el lado malo. Era golfista, y en cierta ocasión hizo un hoyo en uno, la máxima hazaña de ese deporte. "¡Joder! -exclamó con disgusto-. ¡Justamente ahora que necesitaba practicar mi putt!". (Para los que tienen la fortuna de no conocer las torturas del golf -yo no las conozco- el putt es el tiro corto que se hace para meter la pelota en el hoyo después de que cayó cerca de él)... El hijo de don Hamponio, el narco de la esquina, estaba jugando con una sierra eléctrica. "Deja en paz ese aparato -le ordenó su mamá-. Vas a lastimar a tu hermano". Contestó Hamponito: "Ahora es mi medio hermano"... Dos amigos pasaron la noche en un hotel, cada uno en su respectiva habitación. Al día siguiente uno le comentó al otro: "Anoche batallé para conciliar el sueño". Preguntó el amigo: "¿Estaba dura la cama?". Respondió el primero: "No. Pero otra cosa sí"... FIN.

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