Lamentos. Imagen que muestra a Abdulá Kurdi enterrar el cuerpo de Aylan, su hijo de seis años que murió ahogado.
Abdulá Kurdi, el padre del niño ahogado cuya imagen se ha convertido en símbolo de la tragedia de los refugiados sirios, señaló ayer que las ofertas de asilo que pueda recibir en la actualidad llegan demasiado tarde.
"Si se me da ahora el mundo entero, ¿de qué me sirve?. Ya no tengo ni mujer ni hijos", manifestó en una entrevista concedida al diario "Le Journal du Dimanche" (JDD), en la que subrayó que el hecho de ser rechazados como refugiados de forma legal fue lo que provocó que emprendieran ese viaje clandestino.
La familia vivía en Damasco, pero el recrudecimiento del conflicto sirio les hizo partir primero a Alepo y posteriormente a Kobani y a Estambul, ciudad en la que contó que no les era posible vivir.
"A cualquier familia siria emigrada, a menos que haya miembros de la familia que trabajen, le es imposible sobrevivir", señaló Kurdi, que aseguró haber solicitado antes de la tragedia refugio en Canadá, donde vive una de sus hermanas.
Su hermana, aseguró, estaba dispuesta a hacerse cargo de toda la familia, por lo que el Gobierno canadiense no hubiera tenido que afrontado ningún gasto, pero las autoridades canadienses, que niegan haber recibido esa petición, "no aceptaron".
Su esposa y sus dos hijos, de tres y cinco años, murieron en la noche del martes a causa del naufragio de la barca en que viajaban intentando alcanzar una isla griega.
La familia, según su relato, había pagado 4,000 euros a traficantes para que organizaran la travesía a Kos, en la que embarcaron en un bote con otras nueve personas desde la zona del balneario turco de Bodrum.
AL VERLO PENSÉ EN MI HIJO: POLICÍA
El policía que levantó el cuerpo sin vida del niño sirio de tres años, cuyo bote naufragó y fue encontrado en una playa turca de Bodrum, pensó en su propio hijo cuando vio a Aylan Kurdi yaciendo en la arena boca abajo.
"Cuando me acerqué al niño me dije a mí mismo 'Dios mío, espero que esté vivo'. Pero no mostraba señales de vida. Estaba devastado", relató el policía Mehmet Ciplak, en sus primeras declaraciones sobre la trágica muerte de Aylan, hechas a la agencia turca de noticias Dogan.
"Tengo un niño de seis años. Cuando vi al pequeño pensé en mi hijo y me puse en el lugar de su padre. No puedo describir con palabras la visión tan triste y trágica que era aquello", recordó.
Ciplak aseguró que nunca se dio cuenta cuando era tomada la fotografía que dio la vuelta al mundo y se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados sirios, porque dijo: "Yo estaba haciendo mi trabajo".
En su opinión, las muertes por ahogamiento de miles de inmigrantes y refugiados que intentan alcanzar las costas europeas son una vergüenza para la humanidad.
La foto del cuerpo sin vida de Aylan, que se ahogó junto con su hermano de cinco años y su madre luego que el barco en que viajaban naufragó el miércoles pasado en el mar Egeo, ha suscitado una ola de indignación sobre la situación de los refugiados.
En el naufragio de los dos barcos, que habían salido de la localidad turca de Bodrum con destino a la isla griega de Kos, murieron en total cinco menores, incluido Aylan, además siete adultos, mientras que 15 personas fueron rescatadas con vida.
Aylan, su hermano y su madre fueron sepultados el viernes pasado por el padre de los niños -el único sobreviviente- en la ciudad siria de Kobane, ahora un símbolo de la resistencia de los kurdos sirios frente a los yihadistas del Estado Islámico (EI).