Papa. El Papa en la solemnidad de S. Pedro y S. Pablo.
El Papa deploró ayer las "atroces, inhumanas e inexplicables" persecuciones contra los cristianos que, dijo, perduran en muchas partes del mundo, "a menudo bajo la mirada y el silencio de todos".
Durante el sermón de la misa que celebró en la basílica vaticana, con motivo de la festividad de los santos Pedro y Pablo, Francisco citó una lectura de la Biblia que habla de la primera comunidad cristiana acosada por la persecución.
Recordó que esa comunidad fue duramente perseguida por Herodes que "hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan" y "decidió detener a Pedro… Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel".
"Cuántas fuerzas, a lo largo de la historia, han intentado -y siguen intentando- acabar con la Iglesia, desde fuera y desde dentro, pero todas ellas pasan y la Iglesia sigue viva y fecunda, inexplicablemente a salvo", constató más adelante.
"Los creyentes en el nombre de Cristo han resucitado a muertos, han curado enfermos, han amado a sus perseguidores, han demostrado que no existe fuerza capaz de derrotar a quien tiene la fuerza de la fe", abundó. En la celebración, el pontífice bendijo la indumentaria litúrgica del Palio que entregó a 46 arzobispos metropolitanos de diversos países del mundo, entre ellos los mexicanos José Antonio Fernández Hurtado de Durango y Gustavo Rodríguez Vega de Yucatán. El discurso fue dirigido a ellos, a quienes les pidió reforzar "la fe, la oración y el testimonio".
Advirtió que una Iglesia en oración está de pie, es sólida y va en camino, mientras un cristiano que reza está protegido, custodiado y sostenido, pero sobre todo no está solo.