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Desaprender para aprender, el enfoque actual

ROLANDO CRUZ GARCÍA

"Si quieres aprender, enseña"

Cicerón

Cada día constatamos que aprender es un proceso por demás complejo, además de repleto de aristas que lo hacen motivo de estudio e investigación, sobre todo si queremos que los estudiantes de hoy aprendan significativamente en un mundo complicado, cada vez más digital y con innumerables distractores.

Aprender ahora, conlleva la utilización intencionada del cerebro del aprendiz en su más amplio sentido, incorporando ambos hemisferios, utilizando las distintas inteligencias que este complejo órgano puede generar (al menos 9 diferentes inteligencias, según H. Gardner), desarrollando mapas mentales, resolviendo problemas mediante la aplicación racional de lo que se aprende, evaluando las consecuencias de la aplicación de su conocimiento, sólo por mencionar aspectos importantes relativos al aprendizaje.

Uno de los problemas que encontramos al tratar de propiciar aprendizajes con significancia (aquellos que no se olvidan y se integran al sujeto que aprende) es que la mayoría de las personas tenemos conocimientos previos profundamente arraigados y que consideramos como verdades absolutas, las cuales "chocan" con los nuevos saberes más actualizados, útiles y contextualizados; la pregunta aquí es: ¿cómo hacerle para seguir aprendiendo?

La respuesta la podemos encontrar en un enfoque actual y relativamente novedoso denominado "Desaprender para aprender" que promueve el investigador educativo Santiago Moll (España, 2015), en dicho enfoque nos explica lo que supone la decisión de desaprende, como una decisión que transforma la forma de entender la educación y de entender el mundo.

Desaprender no es lo contrario de aprender, consiste en ir mucho más allá de sólo "olvidar" lo aprendido, se trata de replantearse lo que hasta este momento se ha considerado inmutable, sobre si aceptamos que seguimos enseñando contenidos del siglo XIX y XX. Supone romper muchos esquemas que tienes tan asumidos que ni siquiera te cuestionas. Es revisar a profundidad el andamiaje que ha soportado nuestros saberes y que en esta vertiginosa era, no pueden permanecer inamovibles.

Como todo nuevo enfoque, plantea controversias y lo que nos preguntamos es: ¿Sí, pero cómo desaprender? ¿Cómo lograr "quitarnos" lo que consideramos verdadero, porque así lo aprendimos? Aquí van algunos tips que el Dr. Moll nos sugiere: Dar más importancia al proceso que al producto o al resultado. No enseñar aquello que el alumno puede aprender por sí solo. Asumir que el alumno puede aprender tanto fuera como dentro del aula. Asumir que el alumno también puede enseñarnos algo.

Otro aspecto importante es el que nos exige la transferencia de lo aprendido, por lo que hay que insistir en que lo que se aprende en la clase no tiene por qué quedarse en el aula, hay que llevar el saber fuera, al taller, al laboratorio, a la industria, al campo, a la ciudad, el comercio, así como aceptar que los alumnos pueden aprender de ellos mismos y de sus compañeros.

Cambiar el "yo hablo y tú te callas" por el y ¿tú, qué opinas? Premiar positivamente el error. No enseñar aquello que nunca será de utilidad. Potenciar la reflexión y el espíritu crítico y rebajar la carga memorística. Asumir que el aprendizaje no es local, sino ubicuo, constatando que cada vez más lo que sucede en un lugar afecta globalmente a todos; propiciar que se piense globalmente para actuar localmente.

Confirmar que el saber no cabe en un libro de texto. Dar la oportunidad de que el alumno participe en el currículum del área, nivel y modalidad en el que se desarrolla. Privilegiar que los alumnos no sólo deben aprender conceptos, sino destrezas y habilidades, actitudes y valores.

Reafirmar que el aprendizaje no termina cuando suena timbre, sino que empieza precisamente en ese momento. Que el estudiante aprenda a resolver problemas en lugar de recibir soluciones. Asumir que las nuevas tecnologías son un medio, no un fin. Enseñar al alumno que puede aprender cuando no está aprendiendo (aprendizaje informal). Transformar la rigidez en flexibilidad. Transformar la sanción por la negociación.

Otro aspecto no menos importante es el de asumir que el aprendizaje académico pasa siempre por un aprendizaje social. Cambiar los temas por las situaciones reales, es decir, conectar lo que se enseña con lo que se vive. Asumir que se puede aprender jugando y unir puentes entre aquello que enseñamos y lo que la sociedad demanda.

En la era de la información y del conocimiento, ya nos es suficiente con saberes conceptuales o declarativos, ya no es suficiente con hacer algo con aquello que conocemos, ya no es suficiente con asumir actitudes y apropiarse de valores, como ya no es suficiente con aprender a aprender; se hace imprescindible ahora, desaprender para dar cabida a nuevos procesos mentales, a nuevas destrezas, a nuevos retos. Sólo desaprendiendo seremos capaces de constatar la forma en que se enseña y aprende, sobre todo desde una nueva perspectiva, una perspectiva alejada de prejuicios y viejos clichés.

El enorme reto es desaprender para crear, para innovar, para emprender, para ser feliz; así de fácil, así de difícil.

Agradezco sus comentarios a: rolexmix@hotmail.com

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