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Desarrollo regional sustentable

SALVADOR SÁNCHEZ PÉREZ

La Comarca Lagunera es una y más allá de lo pintoresco que puedan sonar los discursos de la identidad lagunera, los habitantes se identifican a sí mismos bajo este concepto. Desafortunadamente hasta ahora las divisiones administrativas han sido más fuertes e impiden una visión estratégica regional para el mediano y largo plazo y bloquean así los efectos de tal perspectiva en la vida cotidiana de la gente.

No sabemos quién se hace cargo de la visión regional y de mediano y largo plazo, todo parece tan complicado. En términos más prácticos se puede decir que todo funciona según los plazos del calendario electoral, de los gobiernos en turno, todo está en función de los períodos administrativos. Y éstos se encuentran perfectamente bien acotados en el espacio y en el tiempo.

Nuestra realidad local está construida en torno la idea que el trabajo y el esfuerzo generoso todo lo alcanza. Idea no sólo nuestra, se trata de una formulación central de la modernidad occidental, más propia de fines del siglo XIX y vigente hasta muy entrado el siglo XX, y que actualmente apenas es sostenida por algún despistado. La frase 'vencimos al desierto', emblema de esta región en otros momentos, puede darnos idea de esto que estamos hablando. El trabajo y el esfuerzo son el primer paso hacia la construcción de una vida fructífera, pero de ninguna manera pueden ser la totalidad del relato.

La Comarca Lagunera ha tenido períodos alternados de auge y decadencia. En eso no somos diferentes a otras latitudes, quizá nos parezca extraño, pero es la lógica propia del capitalismo y nos encontramos, sin remedio, insertos en esa dinámica, que es mucho más amplia y que nos abarca sin siquiera darnos cuenta.

La misma civilización occidental se percató con claridad de estos procesos. Lenta, gradual, pero inexorablemente ha surgido y ganado lugar la idea de la sustentabilidad, que palabras más, palabras menos, quiere decir que habrá que garantizar un crecimiento para satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras de satisfacer los propios requerimientos.

Se dice, por ejemplo, que para hacer posible que la población mundial tuviera el nivel de vida que tiene un estadounidense promedio, se necesitaría cinco veces el planeta Tierra, todo para cubrir los requerimientos energéticos, de alimentos, infraestructura, agua, etcétera. Esto, no sólo es inaceptable, es inviable.

Además de visión de mediano y largo plazo, la sustentabilidad contempla una visión de conjunto, crecer sí, pero en las diferentes dimensiones que componen la vida de las sociedades.

La idea de sustentabilidad se construye, según proyecciones que han hecho las Naciones Unidas sobre cuatro pilares básicos. Considera en primer lugar la dimensión social, para abarcar cuestiones como el perfil de la población, acceso al sistema educativo, a servicios de salud y hábitos en general. Una segunda dimensión es el medio ambiente, que considera el uso de energéticos, agua y medidas de protección a la naturaleza. El tercer apartado aborda la dimensión económica, incluyendo por ejemplo una relación entre el producto interno bruto y el número de habitantes, así como consideraciones sobre inversiones económicas externas en la zona geográfica considerada. Finalmente un cuarto apartado que se refiere a las regulaciones institucionales, es decir, los desarrollos legales y formales para hacer viable el funcionamiento de la sociedad.

Existen diferentes perspectivas para acercarse al desarrollo integral de una colectividad. Una muy común en estos tiempos, invocada con frecuencia entre nosotros, es la competitividad. Esta perspectiva compara los atractivos entre ciudades o regiones para atraer la inversión externa. Básicamente ilustra al dueño del capital acerca de la velocidad en que recuperará la inversión realizada. Una más, para muchos la única perspectiva con validez, es medir el crecimiento de la economía en su conjunto. El indicador emblemático de esta perspectiva es el Producto Interno Bruto (PIB), el problema es que deja de lado el comportamiento que observa este crecimiento.

Entonces, quién se hace cargo de la visión de mediano y largo plazo y de la visión de conjunto. No sabemos. En un gesto que despierta sospechas de comodidad, la sociedad ha encomendado al sistema político administrativo la función de planear el crecimiento económico y prever los mecanismos para que los integrantes de tal colectividad puedan satisfacer los requerimientos básicos para hacer viable la vida. La sociedad civil, las universidades, los medios y otros sectores recientemente han comenzado a hacer oír sus voces en estos y otros temas, falta todavía avanzar. Tan acostumbrados al estado actual de las cosas, que hemos llegado a creer que la vida es así, que no hay otros modos de actuar, de intervenir, de desarrollarnos.

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