Luego del tropiezo en la primera subasta de la Ronda Uno de licitaciones para el sector energético en julio pasado, que fue desairada y sólo arrojó a un ganador, ayer el gobierno mexicano logró colocar tres de cinco contratos para extraer petróleo en el Golfo de México en una segunda subasta con numerosos postores y propuestas.
La apertura de la industria petrolera del país, que comenzó en 2013 y considerada la principal reforma del presidente Enrique Peña Nieto, ha enfrentado en el último año una caída de los petroprecios.
La firma italiana ENI International, el consorcio Pan American Energy BP y E&P Hidrocarburos y Servicios, y el grupo de la estadounidense Fieldwood Energy y la mexicana Petrobal ganaron los contratos en la segunda fase de la Ronda Uno.
En esta licitación se buscaba adjudicar cinco contratos que agrupan a nueve campos de aguas someras del Golfo de México. Dos contratos, el de la tercera y la quinta área contractual, fueron declarados desiertos.
El primer contrato, adjudicado a ENI, incluye los campos Amoca, Miztón y Tecoalli, ubicados en las costas de Tabasco. ENI ofreció 83.75 % como mínimo de utilidad operativa para el Estado y 33 % de inversión incremental.
El segundo contrato, que ganó el grupo argentino con participación de la británica BP, corresponde al campo Hokchi, también en Tabasco, con una propuesta de utilidad de 70 % para el Estado y un compromiso de aumento en inversión de 100 %.
El consorcio de Fieldwood y Petrobal fue el único interesado en el cuarto contrato, que se llevó al ofrecerle al Estado 74 % de la utilidad operativa y pese a que decidió no aumentar el trabajo mínimo. Incluye los campos Pokoch e Ichalkil, localizados en Campeche.
Los contratos se firmarán a más tardar el próximo 2 de octubre, informó la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).