Molestia. Vecinos del fraccionamiento San Patricio se quejan de una planta despepitadora. (EL SIGLO DE TORREÓN)
La operación de una planta despepitadora de algodón mantiene inconformes a los habitantes del fraccionamiento San Patricio, quienes ya pidieron intervenir a las autoridades municipales y estatales por los problemas de salud, contaminación y ruido que les ocasiona.
La empresa se denomina Algodonera Zapata y es propiedad de José Ángel Pérez Berrueto, hijo del exalcalde de Torreón, José Ángel Pérez, situación que a decir de los inconformes, ha utilizado para desatender sus demandas para que deje de contaminar y ocasionar molestias.
Ésta comenzó a funcionar desde septiembre de 2014 y tras algunas semanas de suspender actividades, las reanudó prácticamente a inicios de este año.
Pero tras la inconformidad manifiesta por quienes habitan en ese fraccionamiento, el despepite no ha vuelto a mostrar actividad desde el jueves de esta semana.
Según Mayela de Sáenz, una de las afectadas, la despepitadora trabaja las 24 horas del día, por lo que los ruidos son una constante para las 25 familias que habitan en el fraccionamiento.
Otros vecinos señalaron que las máquinas emiten ruidos superiores a los 50 decibeles permitidos, de manera que el ruido se vuelve insoportable y no los deja dormir.
Como las instalaciones no son las adecuadas, la planta dispersa los residuos del algodón a su alrededor, situación que ha generado que algunas veces los techos, el suelo y las albercas con que cuentan algunas de las viviendas estén cubiertos de pelusilla blanca.
Estas emisiones han ocasionado también reacciones alérgicas sobre todo entre los menores, cuya salud comenzó a agravarse en las últimas semanas.
El despepite está ubicado en terrenos de la colonia Ricardo Flores Magón, y a unos 20 metros de distancia se localizan un Jardín de niños y una escuela primaria.
RESPONSABILIZAN A ECOLOGÍA
Los habitantes del fraccionamiento responsabilizaron al director del Instituto de Ecología y Protección al Ambiente, Hugo Leonel Salas, quien aseguran, expidió un permiso para que la planta operara condicionada a atender algunos señalamientos, en atención a los reclamos expresados por el vecindario de San Patricio.
Dijeron que el funcionario no les ha prestado la atención debida, pues varias veces los ha dejado esperando argumentando que le surgieron otros compromisos y que tampoco se pudo comunicar porque el teléfono se le descargó.
Aunque a finales de esta semana se les dio atención y la planta dejó de funcionar, la intención es que ésta haga las adecuaciones necesarias para que ya no ocasione molestias a quienes están a su alrededor.
Ayer, los afectados pidieron la intervención del Gobierno estatal.
