Día de la abolición
Era un 5 de diciembre, como hoy, pero de 1933. Ese día se ratificó la abolición de la Desimoctava enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Era la primera y ha sido la última vez que una enmienda constitucional ha sido revocada en ese país. En la tarde y noche hubo celebraciones en muchos lugares del país. La gente brindó incluso en las calles, a pesar de los reglamentos que prohibían beber en la vía pública. Había alegría tras concluir una prohibición que se había convertido en una pesadilla para el país. Desde entonces se recuerda el día de la abolición.
La Decimoctava enmienda que prohibía la producción, el transporte, el comercio y el consumo de bebidas alcohólicas entró en vigor el 16 de enero de 1920. El propósito de la medida era acabar con los males de salud y sociales que generaba el consumo excesivo de bebidas alcohólicos. El movimiento prohibicionista, encabezado por organizaciones religiosas puritanas, había logrado convencer a la clase política de que la prohibición permitiría eliminar el consumo de bebidas, el alcoholismo y muchos otros problemas como la violencia familiar. La prohibición se extendía incluso al empleo del alcohol para usos médicos.
Los resultados, sin embargo, fueron decepcionantes. Si bien no había estadísticas confiables, en parte porque al volverse ilegales las bebidas alcohólicas la industria dejó de generar cifras de producción o venta, muchas narraciones de la época sugieren que el consumo bajó un poco o se mantuvo en un principio y después aumentó. Las familias ricas habían comprado grandes inventarios de bebidas en el período previo a la prohibición y siguieron consumiendo mientras que las familias pobres empezaron a producir sus propias bebidas. El contrabando y la producción ilegal aumentaron.
Una consecuencia adicional fue el surgimiento de un mercado negro de bebidas alcohólicas manejado por cárteles de la delincuencia organizada. La violencia se incrementó de manera exponencial en muchos lugares del país. La masacre del día de San Valentín, el 14 de febrero de 1929, resultó en la muerte de seis criminales y un mecánico que fueron asesinados por una banda rival en Chicago y se convirtió en uno de los símbolos de la violencia desatada por la prohibición. Si bien siete muertos en una matanza no es nada comparado con las ejecuciones en México como consecuencia de la prohibición de las drogas, el hecho fue tan dramático para la opinión pública de Estados Unidos que le dio un fuerte impulso al movimiento para abolir la prohibición del alcohol. Más muertes que la violencia, sin embargo, provocaba el alcohol de baja calidad que se vendía a los pobres. Miles de personas fallecieron por consumir bebidas de mala calidad.
Algunos han argumentado que la prohibición fue exitosa en un principio, por lo menos si el éxito se mide como una disminución en el consumo de alcohol. Con el paso del tiempo, sin embargo, las desventajas se volvieron mayores. Después de algún tiempo el consumo se hizo mayor… y no sólo mayor sino más peligroso.
La abolición del 5 de diciembre de 1933 fue un momento clave en la historia de Estados Unidos y del mundo. Mandó un mensaje sobre los riesgos de la prohibición de un producto que la población insiste en consumir. Ocho décadas después la prohibición al consumo de drogas nos dice que todavía no hemos entendido la lección.
Twitter: @SergioSarmiento