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Dictadura de la información

Diálogo

YAMIL DARWICH

Luis Eduardo Aute Gutiérrez, compositor, cantante, artista y cineasta declaró a un periódico del D.F.: "vivimos bajo la dictadura de poseer el máximo de la información" y se quedó corto en su declaración, tal vez por el temor a perder la atención de la prensa especializada de su área.

Luego de los tres poderes conocidos por todos nosotros: el ejecutivo, legislativo y judicial, en las últimas décadas ha tomado posición importante el numerado cuarto: la comunicación, con sus periodistas.

La era del conocimiento tiene como base a la información; saber para conocer, poder decidir entre las posibilidades y competir ventajosamente hasta ganar.

El periodismo fue, hasta hace pocos años, la base de distribución de la información y aquel que la tenía tomaba ventaja sobre los competidores. Esa realidad dio a los comunicadores un poder tan grande que llegó hasta a deponer presidentes o llevar a la quiebra a poderosas empresas trasnacionales.

Por si hay alguien que lo duda, recuerde que hace unos años con el escándalo del viaducto que se construyó a las afueras de Torreón, camino a Matamoros, aquel que finalmente fue derrumbado para construir el actual menos pretencioso, el responsable de la obra, ante las denuncias periodísticas de las deficiencias, declaró: "a mí no me matan a periodicazos" y finalmente cayó.

El poder que han ganado los medios de comunicación ha llegado a ser trascendente para las tomas de decisiones del mundo moderno; pudiera decirse que es mayor su influencia que la de los otros. Recuerde el "Watergate" y la caída del presidente Nixon, de los Estados Unidos de Norteamérica, algo impensable a mediados del siglo anterior.

Sería imposible mencionar todos los casos de escándalos que han sido impulsados por las denuncias de algún medio de comunicación; sin embargo, baste recordar todos los apellidados "Gates". Usted puede hacer memoria.

En el presente siglo, la distribución de la información ha tomado rumbos que hace unas decenas de años no imaginábamos; los medios de comunicación social y los novedosos electrónicos, han sido factor de caída de corruptos y criminales de todo tipo, usados para la denuncia de abusos de autoridad y prepotencia que se realizan en ese momento; avisos de accidentes, desastres naturales y hasta invasiones a la intimidad de las personas son frecuentes y con ello el mundo ha cambiado.

Aquella noticia de la existencia del "big brother", que en su momento fuera causa de escándalo y tema de ciencia-ficción, ahora es cotidianidad de la vida diaria y hasta los servicios de seguridad se han beneficiado con ello. Piense en la observación permanente, por la Internet, de empresas y comercios, vigilancia de las calles de las ciudades y hasta la grabación de acciones de criminales, a todo color y con sonido.

Esta nueva realidad ha provocado que las personas públicas modifiquen conductas y estrategias personales de promoción y ha favorecido el combate a la corrupción o el abuso de autoridad, aunque aún no sea suficiente; no son pocas las que abusan del recurso y la mayoría, consciente de la realidad, le aplican especial atención en la planeación de sus trabajos y otros, los "malos", tratan de no ser observados.

Muchos personajes políticos han sido denunciados por ese medio y son prácticamente indefendibles las denuncias de sus acciones; en el caso, la velocidad de reacción es ineficiente y logran su objetivo cuando el daño ya fue hecho; un ejemplo de moda es la permanente vigilancia al presidente de México y su relación con su esposa. Imposible evitarlo y extremadamente difícil mantenerse inalcanzable a los observadores durante las 24 horas del día.

Otros personajes públicos, caso de artistas o deportistas, frecuentemente son mostrados en acciones impropias, contra su voluntad, siendo causa de pérdida de popularidad. Cuauhtémoc Blanco -ahora tristemente politiquero- es ejemplo de tales exhibiciones.

Habrá que encontrar medios tecnológicos para evitar los abusos que también se cometen, particularmente por esas personas poseedoras de personalidades débilmente construidas y algunas dañadas psicológicamente, que aprovechan el medio para utilizarlo y descargar todos sus complejos y sentimientos de agravio; también la ira contenida, que desde la clandestinidad les da la fortaleza que no poseen abierta y públicamente. También es una forma de liberar presión que pudiera desembocar en actos de mayor agresividad.

En conclusión, pareciera que son más los beneficios que los perjuicios, particularmente para el ciudadano que anteriormente no contaba con un medio de expresión verdaderamente libre y efectiva. El buen uso es responsabilidad de cada uno.

Queda pendiente trabajar en incrementar la ética, seriedad y veracidad. Las campañas de transparencia iniciadas en el mundo y en México, han logrado resultados parciales que no son suficientes. Hay mucho quehacer.

Por lo pronto, debemos adaptarnos a esa nueva realidad del vivir y comprender su importancia aprendiendo a utilizarla. ¿Usted qué piensa?

ydarwich@ual.mx

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