La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está dispuesta a intensificar el diálogo para atender las reivindicaciones de los manifestantes que protestaron contra su Gobierno el domingo, pero está preocupada con la intolerancia de algunos de sus críticos, dijo uno de sus portavoces.
"El Gobierno quiere intensificar el diálogo porque reconoce que pasamos por un momento de dificultades, que queremos superar con diálogo, pero mientras se respeten las instituciones y sin ese ambiente de intolerancia", afirmó el ministro de Comunicación Social, Edinho Silva, en una rueda de prensa.
Silva señaló que las protestas del domingo fueron el principal asunto abordado por la jefe de Estado en la reunión de dos horas que tuvo hoy con varios de sus ministros, con sus voceros en el Congreso y con los líderes de los partidos oficialistas.
Agregó que la mandataria considera que las manifestaciones fueron importantes y normales dentro de la democracia, y que está dispuesta a dialogar con quienes protestan contra su Gobierno pese a que las protestas del domingo movilizaron menos personas que las dos marchas similares convocadas por organizaciones sociales este año.
"Es evidente que hubo una reducción. No lo digo yo, lo dice la prensa.
Las protestas del domingo, con cerca de 900.000 participantes en 205 ciudades según la prensa, fueron convocadas por grupos opositores ajenos a la política formal, pero la movilización no repitió las de las otras dos realizadas este año, que llegaron a congregar a hasta 2,5 millones de personas en 250 ciudades.
Recomiendan a Dilma renunciar
El expresidente Fernando Henrique Cardoso sugirió hoy a la actual mandataria brasileña, Dilma Rousseff, que "renuncie" o admita los errores, después de la multitudinaria protesta de la que fue blanco el domingo. "Si la propia presidenta no es capaz del gesto de grandeza (renunciar o la voz franca de que erró y saber apuntar los caminos de la recuperación nacional), asistiremos a la desarticulación creciente del Gobierno y del Congreso, a golpes de Lavajato", comentó el expresidente a través de las redes sociales y en referencia al nombre de la operación de la Policía contra la gigantesca red de corrupción en la petrolera Petrobras.
Cardoso, que presidió Brasil entre 1995 y 2002, recalcó que las protestas del domingo que tuvieron lugar en un centenar de ciudades de todo el país demuestran que el Gobierno de Rousseff "aunque legal, es ilegítimo".