Tradición. La familia de don Felipe tiene 10 años reuniéndose para el tradicional recalentado. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Como es tradición en las familias mexicanas, cada 25 de diciembre hacen una "extensión" de la cena de Nochebuena, con el recalentado.
Cada año, los miembros de las familias, algunos todavía con la resaca de la noche anterior, se juntan en la mañana para degustar los platillos típicos que se preparan por las fiestas navideñas.
En Gómez Palacio no es la excepción, en la casa de la señora María Teresa López Esquivel, quien vive en la colonia José Rebollo Acosta, platica que desde hace 40 años la tradición era juntarse en casa de su mamá, quien falleció hace año y medio, pero se fue a vivir a casa de su madre hace cinco años y desde entonces la responsabilidad de juntar a todos sus hermanos con sus respectivas familias, recae en ella.
Eran alrededor de las 10 de la mañana, los tamales ya estaba listos en el asador y sus familiares empezaban a llegar, pues hay ocasiones que se reúnen hasta 30 personas.
La misma tradición la tiene desde hace más de 10 años, don Felipe Martínez de la colonia Santa Rosa, quien acompañado de la familia de su hermano degustaban un rico menudo.
Por el número de personas que se llegan a concentrar, ambas familias optaron por sacar las mesas a la banqueta.
María Teresa dice que en esta ocasión para la Nochebuena, preparó pozole. A las ocho de la noche rezaron el rosario para acostar al niño Dios y así continuar el festejo de la Navidad, preparando tamales.
Luego, acompañada de sus hijos, hermanos, nietos, sobrinos y demás miembros de la familia, compartieron los alimentos, entre platica y con algunas bebidas amanecieron hasta las cinco de la mañana.
Por la mañana se levantó para prender el carbón y empezó a calentar los tamales, mientras iba llegando otra vez la familia.
"Ahorita, estamos empezando a juntarnos. Llega mi hermano con su familia. Aquí aún lado vive mi hermana y así van llegando otra vez todos y aquí nos estamos hasta en la tarde".
De la misma forma, la tradición del recalentado se vive en la casa de don Felipe, en la colonia Santa Rosa, donde se llega a reunir 12 o 15 personas.
Mientras que los adultos comían menudo, los niños andaban de un lado a otro disfrutando de sus regalos.
DISFRUTAN LA NAVIDAD
En la calle se observaban más niños dando vueltas en bicicleta, en carritos eléctricos o en los scooter, comúnmente conocidos como "patines del diablo", otros jugando carreras con los carros de control remoto.
"A mí me regalaron un avión de control remoto y una guitarra"; cuenta Jesús Saúl, quien junto con su hermano Ángel Gael, afuera de su casa se entretenían con sus juguetes.
Los niños grandes fueron un poco más sofisticados, pues le pidieron a Santa Claus videojuegos como Ángel, quien pidió un xbox y su hermano Johan pidió una pelota, muñecos de súper héroes y le regalaron un carro montable eléctrico.