No recordamos una elección federal intermedia que haya despertado tanto interés, polémica y escándalos como la que hemos vivido en este 2015.
Será por el clima de violencia que vive México, por la guerra sucia imperante o bien por la participación de tantos partidos y sus respectivos candidatos.
Influye además el hecho de que en nueve entidades se elegirá gobernador y que en la mayoría de los casos se pronostican finales de fotografía lo que vaticina graves conflictos poselectorales.
En este accidentado escenario de mitad de sexenio los analistas de este país pronostican varias sorpresas que pondrán más sabor a este caldo ardiente que se cocina para el próximo domingo.
La primera gran sorpresa que encuestas y observadores profesionales dan por hecho es el triunfo a la gubernatura de Nuevo León del primer candidato independiente en la historia de México.
Será un acontecimiento muy parecido al ocurrido en 1989 cuando un joven empresario panista de Ensenada, Baja California, rompió la hegemonía del PRI a nivel de gubernaturas de los tiempos posrevolucionarios.
Si el expriista Jaime Rodríguez Calderón, el popular "Bronco", obtiene la mayoría de votos se abrirá un parteguas en la historia electoral mexicana al culminar la exclusividad de los partidos mexicanos para agenciarse los cargos de elección popular.
En el 2018 podría darse el caso -¿por qué no?- de que un candidato independiente supere al PRI, PAN, PRD y Morena en la lucha por la Presidencia de la República. Se antoja muy remota esta posibilidad, pero no imposible si los partidos persisten en manejarse al estilo de las mafias sicilianas.
La segunda sorpresa será que el PRI ganará el mayor número de curules en la Cámara de Diputados en alianza con el Partido Verde y el Panal, pero sin conseguir la mayoría absoluta, es decir 250 diputados más uno.
El partido tricolor pagará un alto costo porque la violencia en México no se ha frenado, porque la economía crece muy lentamente, por los escándalos de las casas mal habidas, por las reformas que no acaban de aterrizar y por errores crasos como el incremento del IVA en la frontera.
Las elecciones intermedias tradicionalmente favorecen al partido en el poder, pero en esta ocasión el gobierno de Peña Nieto quedó lejos de cumplir las expectativas ciudadanas.
La tercera sorpresa será el retorno del PAN al segundo lugar en el reparto de curules. Después de un desastroso desempeño en el 2012, Acción Nacional ampliará su presencia en la cámara baja lo que puede ser clave para regresar al primer plano en la elección presidencial de 2018.
A pesar de los escándalos de corrupción y de sus divisiones internas, el PAN pudo reagruparse en los últimos meses y limpiar parcialmente su alicaída imagen. No hay que olvidar que buena parte de las reformas estructurales habían sido empujadas desde años atrás por los blanquiazules.
Una sorpresa más que veremos será el surgimiento del partido Morena de Andrés Manuel López Obrador como la cuarta fuerza política de México.
Disputará fuerte tal lugar con el Partido Verde Ecologista que pasa por momentos trágicos ante constantes denuncias recibidas por violar la ley electoral y por exceder sus gastos de campaña.
Si Morena consigue tal proeza se pondrá a un escalón de su archirrival el PRD y de ahí a 2018 todo podría suceder, sin descartar incluso una alianza para los comicios presidenciales.
Y finalmente la quinta sorpresa se dará en el reparto de las nueve gubernaturas que podrían quedar -efectivamente- muy bien repartidas entre el PRI, el PAN, PRD y la candidatura independiente de Jaime Rodríguez.
Hasta ahora sólo dos gubernaturas parecen estar definidas: la de Baja California Sur para el PAN y la de Campeche para el PRI. De ahí en fuera nada está escrito y será hasta la noche del próximo domingo cuando los resultados indiquen el nombre y el partido de los ganadores.
Será una elección muy peleada, competida y desaseada la de este 2015 que dejará muchas lecturas y retos para las autoridades y la ciudadanía. Pero de ello hablaremos en un futuro artículo.
APUNTE FINAL
A partir de ayer jueves descansaremos de la infame tormenta de spots electorales que sumaron millones. Sería conveniente un concurso para seleccionar los peores anuncios que lamentablemente fueron mayoría, siquiera para que no los repitan en el futuro.
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