Educar ante el consumismo
El modo de vida occidental promueve, a través de la publicidad, esquemas que privilegian la adquisición y acumulación de objetos que, por otra parte, no siempre son necesarios y no todos pueden obtenerlos, causando así grandes frustraciones, sobre todo entre jóvenes y niños. El papel de los padres para evitar esta situación es fundamental, anteponer el 'ser' al 'tener' parece ser la clave.
En la década de los setenta, con la llamada Tercera Revolución Industrial, se comenzó a promover la microelectrónica, el automatismo, la informática, los nuevos modelos de comunicación, los robots y las computadoras, dando paso a un nuevo fenómeno comercial llamado “consumismo”, mismo que a partir de esa década y hasta nuestros días, se convirtió en el motor de muchas personas.
De igual forma, el capitalismo generó el surgimiento de una mercadotecnia y publicidad galopante, creando nuevas necesidades y afectando de forma significativa, sin que al inicio fuera tema de discusión, a la ecología.
En la actualidad, el sistema económico y político, principalmente en Occidente, promueve la competitividad por estatus y prestigio dentro de los grupos sociales, a través del gasto y la adquisición de bienes y marcas más allá de la estricta supervivencia, donde lo superfluo se encuentra antes que lo necesario para conseguir aceptación; la principal finalidad de la personas consumistas es al mismo tiempo pertenecer y diferenciarse, basándose en el tener y no en el ser.
Por otra parte, la publicidad juega un papel sumamente importante en la sociedad ya que influye en el comportamiento y en las actitudes de los consumidores difundiendo imágenes prestigiosas, de abundancia, definiendo prototipos y modas a seguir, creando necesidades y e incitando a la acumulación no esencial. Es por eso que siempre debemos tener en cuenta una pregunta básica al momento de adquirir algo: ¿Lo quiero o lo necesito?
¿SER O TENER?
Hay personas que les gusta ser consumistas y no tienen ningún problema económico para serlo, así como otras a las que también les gusta pero que tienen limitaciones económicas. El primer caso quizá no afecte la vida económica familiar, pero no deja de ser para llenar un vacío o exigencia social. El segundo caso puede crear una gran frustración, sobre todo en los jóvenes, al no poder hacer frente a esas exigencias sociales, olvidándose de apreciar el valor de ellos mismos desde lo que son y no desde lo que tienen.
Es urgente que los adultos tomen consciencia y responsabilidad sobre este tema para guiar y aconsejar a las nuevas generaciones para que no sean devorados por el fenómeno del consumismo y se pierdan como personas, sino que aprendan a evaluar qué de lo que existe en el mundo material, sirve o no para ser mejores seres humanos cada día.
Eso no quiere decir que las personas no necesiten del dinero para vivir, lograr realizaciones y cubrir necesidades (el cual sólo puede obtenerse estudiando, preparándose y trabajando), sin embargo, nunca hay que olvidar que los bienes materiales son sólo una herramienta para la felicidad y no un fin en sí mismos.
Es necesario dialogar y explicar a los jóvenes el significado del dinero. El signo de pesos debe ser solamente un vehículo, un mero medio para cubrir de manera digna las necesidades materiales que solamente con dinero se pueden obtener, pero después se debe pasar a pensar en cubrir las necesidades del 'ser'.
Por ejemplo, las personas y en sí las familias, deben salvar primero necesidades básicas como techo, comida, servicios, vestido, idealmente educación y recreación, posteriormente podrán planear algunas otras cosas que se han pensado y por las cuales han trabajado con más esfuerzo para de ese modo obtener una recompensa.
LAS NECESIDADES, UN PUNTO DE PARTIDA
La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, nos da una idea más clara de esas prioridades, es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación humana (1943), que obtuvo una importante notoriedad, no sólo en el campo de la psicología sino en el ámbito empresarial, la mercadotecnia y la publicidad.
Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
Los adultos son los modelos para enseñar a niños y jóvenes a establecer prioridades en las necesidades, al igual que, transmitirles los métodos y herramientas necesarias para poder lograr obtener sus sueños y deseos, tales como ahorrar, conseguir algún trabajo de medio tiempo o llevar a cabo actividades de las cuales puedan conseguir ingresos.
Hacerles ver también que las cosas materiales son importantes unas más que otras, pues de ello depende un estilo de vida favorable y digno, pero no más importantes que cultivar el alma y el espíritu a través de la vivencia de valores como el amor, el respeto, la lealtad, la humildad, la solidaridad, la honestidad, entre otros muchos que cada familia establecerá.
No hay que perder de vista que los valores engrandecen el espíritu, llevan a la felicidad y a la satisfacción personal, y sobre todo hay que predicar con el ejemplo.
Ciertamente los seres humanos necesitan de cosas materiales para vivir y al establecer prioridades y cubrirlas se podrá dar paso a ir tras las necesidades que hacen crecer, ser felices y sentirse realizados.
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