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El avionazo

GILBERTO SERNA

¿Qué pasó en realidad allá arriba? Los pasajeros dieron gritos aterrados pues veían y oían al piloto vociferar desesperado gritando y golpeando la puerta que da acceso a la cabina en donde se encontraba solamente el copiloto Andreas Lubitz, y afuera esperando las víctimas su cruel destino en asientos en los que iba muy ufana la Catrina sin que nadie reparara en su presencia a pesar de su vestimenta elaborada, con anchas faldas y sombrero de grandes alas. Sonriente parecía invitar a los asistentes para acompañarla conociendo su destino, pronta a invitarlos a su eterna morada. Es la compañera de los que pasan a una mejor vida, si es que puede llamarse vida a los féretros en que los transporta al otro mundo.

Es el destino de los seres humanos. Morir más tarde o más temprano. Todos vamos hacia allá inexorablemente. Son estos eventos que nos lo recuerda, llevados por la locura de sentirnos un día sí y otro también como inmortales, atesoramos bienes como única tarea digna de nosotros. Pacientemente nos espera una mortaja como última envoltura en la que la vida nos demuestra que no somos nada. Sólo polvo que recuerda la sentencia: "Polvo eres y en polvo te convertirás". Contra el Gran Ladrón nocturno ninguno puede. A todos espera, a todos alcanza, a todos vence. Mueren los individuos, pero queda la especie humana.

¿Dónde se originó todo? Los medios alemanes nos han dicho que hubo un comportamiento loco e incomprensible del copiloto. El piloto estuvo fuera de la cabina, quedando adentro una persona que tenía el control de la aeronave, con la circunstancia de que eran manos de un demente quien provocó el trágico evento quien estaba recibiendo tratamiento psiquiátrico. Uno por más que se estira el cabello no llega a entender que la compañía aérea teniendo conocimiento de que el copiloto estaba afectado de sus facultades mentales lo pusiera a suplir al piloto en pleno vuelo. Es una locura de la que se arrepentirán toda su vida futura si acaso tienen conciencia de lo que hicieron, mejor dicho de lo que no hicieron.

La pregunta que todos nos hacemos es: ¿si el piloto estaba lurias, es decir si padecía de graves episodios depresivos, cuál era el caso de que lo contrataran como segundo piloto? No habrá una persona sensata que pueda poner en claro tremenda aberración. Alguien nos decía que el mundo actual, no sólo al copiloto le faltaba un tornillo sino también a quienes lo hicieron compadre.

Mira que decidirse a tirar la nave, se necesita una persona que no esté en sus cabales. Sólo a un orate, chiflado, paranoico, psicópata se le puede ocurrir que se puede hacer famoso y estar en la boca de todo el mundo propiciando la muerte de docenas de personas inocentes.

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