El camino hacia el arte

Después del impresionismo todo cambio. Después de las pinturas de los impresionistas hubo ruptura, cambio, transformaciones no sólo de técnica, cambiaron las formas de pensar, de sentir y de ser. El tiempo cambió. Surgieron preguntas nuevas que necesitaban ser respondidas de una forma diferente. Se abordaron en muchas formas, de entre ellas una manera clara de ver los rasgos de una sociedad en conflicto y de personas que tenían que hacer algo con su sentir: fue la pintura. En varios lugares se tomaron posturas que mejor expresaban y explicaban tanto al autor en lo individual como a la población en lo colectivo.

Una de estas respuestas a lo acontecido y a reacción de las personas se vio exteriorizada en lo que conocemos como expresionismo. Si bien adoptó muchas formas, con respecto a la pintura tiene como característica el color radiante, la vitalidad, la fuerza y todo el poder de impactar con la angustia y la duda que el ser humano guarda para sí en momentos de tensión e incertidumbre. Eso es el expresionismo, hacer honor de esos sentimientos reales que ajustan perfectamente a circunstancias históricas convulsas y quién mejor que el artista para expresarlos. El psicoanalista austriaco Heinz Kohut decía que los artistas se adelantan a su tiempo y expresan aquello que la sociedad no puede expresar. Esto tiene gran sentido cuando el expresionismo muestra su gama de imágenes que conceptúan lo interior, aquello que se reserva y está sujeto a la censura de la conciencia.

En Alemania surge este movimiento y se puede considerar como propio de alemanes, pero dentro de sí tiene vertientes que aunque comparten principios se puede ver que en cada autor hay grandes diferencias entrelazadas quizá más por la emoción que no se encuentra contenida en el lienzo, sino que lo desborda. De entre ellos Die Brucke (el puente) es un grupo de jóvenes que se reunía en Dresde con la intención de crear una comunidad de artistas que compartieran los ideales de éstos, también creando una tendencia en el estilo que presentaban como única, aunque son notorias las influencias de otras vanguardias, la herencia de Van Gogh y Cézanne.

De sus fundadores y gran representante de sus ideales es Ernst Ludwig Kirchner, de su obra se puede mencionar que el color, no necesariamente correspondiente a la realidad, está presente en casi todas sus obras, también la tendencia hacia las figuras planas que recuerdan a la xilografía es una constante y la característica explosión de sentimientos en el cuadro. "La plaza de Potsdam" (1914) es un cuadro lleno de movimiento la pincelada crea ese efecto similar al del futurismo italiano, las protagonistas, dos mujeres, una de frente y otra de perfil, son el contraste de un suelo verde que une la demás gama de colores en movimiento. "Una artista" (1910) es la imagen viva de los valores que imperaban en el movimiento expresionismo, la mirada perdida en sí misma de la chica, el color verde sobresaliendo en el cuadro y el ambiente que lleva preguntarse sobre sí mismo y sobre la vida en general.

Ernst Kirchner fue testigo de las consecuencias que trajo la guerra, no únicamente en pérdida de vidas humanas y destrucción de ciudades, también fueron consecuencias los males que quedaron en los sobrevivientes, las respuestas que pretendían dar con sus obras eran reflejo de un profundo sentir difícil de expresar de otra manera.

Él mismo fue a su vez víctima de estos males, que dañaron su salud y condicionaron su obra, finalmente cometió suicidio, quizá para descansar de este bullicio, pero su obra perdura como evidencia de lo que ocurrió con las personas en una época complicada de la historia.