El camino hacia el arte
La curiosidad del ser humano es el motor que le lleva a profundizar en diferentes aspectos de su experiencia, de modo que es capaz de construir un gran cúmulo de conocimiento para hacer más eficiente y cómodo su estilo de vida. Resultado de este proceso de conocimiento son los avances tecnológicos que se desarrollan día con día. Sin embargo las ciencias de la técnica no son las únicas que han perfeccionado, las llamadas humanidades o ciencias sociales toman relevancia cuando se quiere estudiar a quien hace posibles los avances técnicos que hemos mencionado, es decir el ser humano.
La expresión de este cúmulo de investigación es variada, no solamente en el refinamiento de la técnica también en la forma que se divulga. Naturalmente si situamos este proceso en décadas o siglos atrás nos percatamos de que pudiera parecer rudimentario, pero si bien podemos catalogarlo de esa manera es notorio que ha estado en evolución constante. Quizá unas ciencias se desarrollaron más en un tiempo que otras, así como algunas tardaron en aparecer o que incluso en nuestros días están en desarrollo, pero que el proceso es imparable.
Esto nos lleva a plantearnos a la psicología y al arte como constructos teóricos y prácticos que son viables de entrelazar tanto para comprender la producción artística como al ser humano mismo. Esto debido a que la psicología estudia el comportamiento y brinda herramientas útiles para tener un criterio de observación válido con respecto a parámetros de personalidad, motivación, emociones, entre otros. Mientras que el arte comprende la subjetividad de la expresión de aquello que es complicado explicar por los medios usuales de comunicación, pero que a su vez contempla la objetividad de una manera de hacer las cosas, como lo es la técnica empleada para realizar la producción artística.
Si bien el estudio del arte se ha abordado desde perspectivas históricas, sociales o incluso políticas se ha querido profundizar más en ello y la psicología le ha brindado formas de lograr esos cometidos. Por ejemplo, cuando se pretende estudiar obras pictóricas hasta antes de la época contemporánea, en cuanto a simbolismos la teoría de los arquetipos de Jung resulta práctica ya que él observa como ciertas figuras están presentes diferentes culturas y en diferentes épocas. Esta corriente de pensamiento la retoma Joseph Campbell en su libro "El héroe de las mil caras" quizá el interés resida en aquello por la cual nos siguen atrayendo las historias de héroes que atraviesan adversidades acompañados por un puñado de aliados y guiados por un mentor o maestro que los instruye con su sabiduría.
Además si nos referimos a las pruebas proyectivas gráficas, que son empleadas en psicología, ahí encontramos más elementos que brindan una forma de estudio de elementos gráficos, sin embargo este tipo de herramientas sólo pueden ser empleadas por profesionales de ese campo. Por ejemplo la profundidad o la energía con la que está hecho el trazo son indicadores de un aspecto emocional o anímico de quien realiza el trazo. Los elementos persistentes o predominantes de igual forma dan indicios de la perspectiva de éste al realizar la obra. Es importante recalcar que solamente el autor puede saber con certeza el sentido o significado de su obra, pero cuando no se puede contar él, ya sea por el paso del tiempo o alguna otra razón, la psicología puede aportar para conocer esa visión.
Es notable que la creatividad se haya asociado a "la locura" más por un estereotipo social, pero hay estudios realizados en México en años recientes que dicen lo contrario, y lo ven como un camino viable a la salud mental. Abraham Maslow estaba consciente de ello, y en su libro "El hombre autorrealizado" expresa de forma clara que la persona autorrealizada es creativa, lo cual nos deja la reflexión de la gran conexión que existe entre ambas.