El camino hacia el arte
El surrealismo es una de las corrientes artísticas más abordadas desde diversos ángulos, quizá por la fascinación que causa al ver esos ambientes que podría ser parte de un sueño propio, ese espacio que emerge libre de censuras por parte de la mente consiente. Por ello se podría decir que parte de su fortaleza como movimiento no sólo pictórico es la facilidad de identificarse con la parte que materializa los sueños en ambientes que invitan a adentrarse en ellos como si fueran historias que el autor comparte de la misma manera que se cuenta un sueño la mañana siguiente en que ha ocurrido.
De los autores de estos mundos el más comentado es el Español Salvador Dalí, si bien su obra representa un alto para admirar su obra, existen otros autores que son también representativos de diferentes vertientes del caudal que representa el surrealismo. Una de ellas es Leonora Carrington, nacida en Inglaterra es una artista representativa del movimiento.
Su formación la llevó a cabo en Londres, lugar en el cual conocería a diversas personalidades que la llevaron a adentrarse en el movimiento surrealista, entre ellos a Max Ernst figura fundamental en su vida. Sin embargo, el desastre de la segunda guerra mundial representó una serie de cambios drásticos y dramáticos de los cuales halló refugio en la Embajada de México que se encontraba en Lisboa, para tiempo después radicar en el país.
Leonora Carrington es ampliamente conocida por su sus esculturas, las cuales han estado de gira por diversas ciudades de la República, pero también ha consagrado bellas obras en pintura en las cuales vuelca un mundo más cercano a lo fantástico en el que representa de forma alegórica la experiencia de su vida, en unos de ellos se encuentra representada como un caballo su alter ego que solía emplear en sus obras. Pero no sólo se desarrolló en la pintura, también tiene obras literarias como cuentos y su biografía.
Pero, ¿qué es lo que hace tan atrayente su obra? De tantas respuestas posibles que pueden ser dadas ninguna ha de resumir todo lo que implica apreciarle. Ya que, tanto pinturas como esculturas nos remiten a un mundo fantástico en el que la imaginación es completamente libre y sin descuidar elementos como el trazo, el juego con la luz y el color crea composiciones casi etéreas, las cuales pueden recordar a la pintura de su gran amiga Remedios Varo, pero que no se confunden por el estilo de cada una. En el caso de Carrington la fidelidad con la que plasma los rostros a diferencia de Varo que alarga el trazo para que esté en concordancia con las demás figuras.
Quizá esta fascinación está orientada a la posibilidad de ver en la realidad algo digno de los sueños, si bien su trabajo representa una prolífica vida como artista también es signo del poder manifestar aspectos de la vida diaria mediante poesía hecha a base de pinceladas, es así como puede ser vista su obra y prestarse para un diálogo entre el mundo de sueños de ella, con el propio.