El camino hacia el arte

Un cuadro puede transportar al observador a diferentes lugares según la intención del autor. El arte de crear espacios en un lienzo plano es un capacidad digna de notar por la complejidad de lo ello representa, no únicamente por lo que implica la habilidad que posea el artista en la técnica, también por la capacidad de generar espacios que más que lienzos son ventanas a diferentes mundos ajenos a la galería, museo o pared en donde se encuentren dispuestos.

Para lograr la sensación de continuidad de un espacio como una habitación y adentrase en la dinámica del cuadro los artistas emplean recursos para plasmar una realidad que va desde aquella que fielmente refleja el modelo o aquella producto de la imaginación y la interpretación del autor, uno de ellos es el uso de las sombras, que para su presencia sea posible necesariamente tiene que haber una fuente de luz.

El juego que el autor disponga entre ambas será la combinación que dé por resultado un espacio donde se puede hacer un recorrido visual el cual este impregnado de la atmósfera que es responsable de generar una reacción emocional en el espectador. Esta reacción se suscita por la percepción sobre las características ambientales.

Los impresionistas con su característico movimiento de sombras permitieron el florecimiento de espacios en movimiento a partir de la luz, siendo éstos entendidos como lugares agradables, lugares de día. La peculiaridad de estas sombras se encuentra en que son pequeñas motitas de colores no totalmente obscuros.

Sin embargo, con las sombras de edificios y monumentos es posible encontrase con espacios que trasmitan un sentimiento de vacío, como si al adentrarse en él hubiera algo al acecho y que a su vez intriga a quien lo ve con la esperanza de encontrar algo o alguien, Giorgio de Chirico es un maestro en la creación de esta atmósfera, los elementos en sus cuadros generalmente están bañados en fuentes de luz que provienen de diversos puntos.

Si bien los ejemplos anteriores son contrastantes la sombra que los acompaña no pretende ser considerada como obscura o tenebrosa, es un elemento que realza el objeto sobre el cual se proyecta o cuya presencia o ausencia es para enfatizar personajes, situaciones o contextos. En el caso de la pintura religiosa es notorio cuando se representa el nacimiento del niño Jesús ya que él se encuentra en el foco principal de luz o en algunos casos de él emana mientras que las demás figuras son atraídas a por la luz del niño.

En algunos casos el protagonismo de las sombras es más importante que la luz misma, Las pinturas negras de Goya están envueltas en estas sombras que utilizan a la luz a su antojo, más para engrandecer la presencia de la obscuridad y hacer que las facciones de los personajes en el cuadro se vean desfiguradas y grotescas.

Más que un recurso del cual el artista se vale al momento de la creación de la obra, las sombras y las luces -eternas compañeras- representan una dualidad que de igual forma enaltecen lo bello como lo estremecedor. No tiene un calificativo bueno o malo, son parte dinámica de la realidad y como bien lo expresa Carl Jung, la sombra es tan necesaria y valiosa que no debe quedarse en aquellos aspectos que no quieren ser vistos por la persona, ya que solamente al enfrentarse con ella es como se puede seguir creciendo. De la misma forma sucede en las obras de arte, esa sombra es tan necesaria y también genera belleza que sólo puede ser evidente al enfrentarla a la luz.