Cuando nos encontramos a una semana de que concluya la primera parte de la temporada 2014-15 de la NBA, no deja de sorprender el increíble paso que llevan los Halcones de Atlanta, quienes en la Conferencia del Este se encuentran como los jefes de ese sector donde todos imaginábamos, y de acuerdo al arranque tan promisorio que habían tenido los Raptors, que el conjunto de Atlanta podía llegar a los playoffs pero era evidente de que la escuadra canadiense tendría la mano al concluir la campaña del "deporte ráfaga".
En el otro lado, y esos sí han mantenido la batuta hasta el momento con su ancla Stephen Curry, la escuadra de Golden State a pesar de que por ahí le pisan los talones los Grizzlies y un poco más atrás los Rockets, mantiene la esperanza de finalizar, aunque sea prematuro decirlo, de ser los número uno en el Oeste de la Unión Americana lo cual, si bien para muchos no lo creen así, es una ligera ventaja al momento de estar en la fiesta grande.
Estos dos equipos no requieren el gran entablado como suele suceder con escuadras como San Antonio, en su tiempo Chicago o los mismos Lakers, que por cierto les urge que ya llegue el 15 de abril o las luces resplandecientes y el estruendo de algún edificio rimbombante en otra vida porque podríamos haber elegido cualquier sitio de diversión ya sea dentro o al aire libre en cualquier lugar de nuestra Comarca, por una noche como la del viernes pasado encontrándose las caras las dos mejores escuadras que hay, por el momento, en el basquetbol.
Los Halcones hicieron una obra maestra en el Philips Arena con una victoria de 124-116, resaltando la reconstrucción de una década cuando a estas alturas en el 2005 tenían un registro de 13 ganados con 69 descalabros lo que representaba un panorama obscuro para sus aficionados que parecía regurgitaban porque veían un paso doloroso que creían nunca acababa.
Pero el pasado día 6, sus jugadores se entregaron de tal manera que no sólo estremecían las emociones sino que se comprobó que el grupo de Mike Budenholzer se ha convertido en el modelo para aquellos equipos abrumados por el destino y que su marca de 42-9 antes de este domingo cuando visiten a Memphis, no es producto de la casualidad porque su dueño Bruce Levenson y el gerente general en el destierro Danny Ferry, le han proporcionado a la cuadrilla de Georgia un argumento que oscurece toda locura.
Sus actuales estrellas, y que ya les llegan a comparar con el "trío galaxia", Paul Millsap, Jeff Teague y el dominicano Al Horford al igual que los demás que casi están a este nivel de estos tres locos como Kyle Korver y DeMarre Carrol o los llamados supersubmarinos Dennis Schroeder y Mike Scott, se han encontrado con la fórmula ganadora para atrapar el ensueño de los aficionados de la NBA, pero lo más importante, en la duela del Philips Arena.
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