Es bien sabido que en los deportes que se practican de manera colectiva cuando las cosas no empiezan a carburar, el que siempre va a cargar los platos rotos va a ser el que dirige los destinos de sus equipos y bajo esta circunstancia, en Vaqueros Laguna no soportaron los malos resultados que se tuvieron recientemente y se tomó la penosa decisión de darle las gracias a Lino Rivera quien, después de un buen rato que no se lograba clasificar a play-offs, pudo llevar a la escuadra lagunera a la postemporada en el 2014.
Pero aquí viene una pregunta que la mayoría se ha hecho después de que el equipo arrancó con muchas esperanzas y que puso a soñar nuevamente a los aficionados del beisbol de la comarca ¿Qué fue lo que en realidad sucedió? Por más que cualquiera se ponga a pensar lo que originó esta situación, es evidente de que algo se salió de control y ante tal circunstancia, el hilo se rompió por lo más delgado.
Es incuestionable que el trabajo de Lino Rivera había sido aceptable a tal grado que de no haberlo acuchillado cuando arrancó la postemporada del año anterior, la situación habría sido otra porque es muy anómalo de que los Diablos Rojos, sólo perdieron dos encuentros en play-offs y ésos fueron precisamente en contra del equipo que aún dirigía el mánager puertorriqueño.
Sin embargo, es de manifiesto de que algo ocurrió en el seno interno del equipo porque no puedes aceptar de que las cosas hayan cambiado de la noche a la mañana con una escuadra que aunque en el papel no podríamos decir que es la nómina más alta de la liga, se tenían o podemos decir que aún se cuentan, con elementos de alto rendimiento como para no estar en un momento tal y que no obstante como sabemos que aún todo no está perdido, suena muy raro suena de que por arte de magia, se pudo rescatar el último de la serie en Puebla.
Al momento de que el timonel boricua dejó de ser el mánager de la máquina naranja, el equipo se encontraba jugando por debajo de los .500 pero dentro de mi punto de vista y que quede muy claro es personal, pienso que se tomó y cuánto daría por equivocarme, una determinación incorrecta porque siempre he pensado que parte del éxito de muchos equipos, ha sido la continuidad y aquí parecía una época propicia para seguir esa ideología aunque digan la mayoría que fueron seis series perdidas de manera consecutiva.
Ahora el reto es para Mario Mendoza que como es el anhelo de toda la afición, pueda enderezar la nave para que se logre llegar a lo que todo mundo desea, alcanzar la postemporada lo cual implica mantener una buena armonía en el equipo cosa que al parecer, ya comenzó porque al momento de que me encontraba redactando este espacio, ya se había vencido en el primero de la serie a Oaxaca y de manera dramática; qué extraño ¿No le parece?
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