Si había algo que le faltara al basquetbol para apagar la luz y que todos quedáramos tranquilos por el resto de la temporada, los Celtics y Golden State le pusieron el colofón el pasado viernes en el TD Garden en lo que fue la locura y en donde hasta ese momento, los actuales campeones marchaban dando de comer en la boca a quien se les pusiera enfrente pero lo que si aún nos queda volando como una incógnita, es que si ese desgaste de los Warriors, les afectó porque es evidente de que habríamos apostado mil a uno de que el equipo de Steve Kerr, se mantendría sin que les hicieran sombra después de regresar de Milwaukee el sábado anterior.
Todo mundo estaba de acuerdo que había más probabilidad de que Boston detuviera en seco a los Guerreros que el equipo que dirige Jason Kidd pero aquí ha quedado más claro que el agua que en el deporte por más que te pongas como el más sácale-punta, tarde o temprano te van a cobrar factura si comienzas a pensar que si tu enemigo es de los que andan como comparsas y que con sólo que te les pongas en medio de ellos vas a pensar de que están viendo una película de terror (ya ven lo que les pasó a las afamadas Águilas en el mundial de clubes) puede suceder que el cosmos te recaude tu indiferencia aunque se había dicho a los cuatro vientos de que posterior a los dos tiempos extras en que disputaron de principio a fin los actuales monarcas con la escuadra de Brad Stevens, el desgaste les afectó ya que después del agotador encuentro en Massachusetts, de ahí emprendieron el viaje a Wisconsin y que era su última parada de siete juegos fuera de California en forma consecutiva y que, ningún equipo en la historia de la NBA, ha conseguido ganar esa cantidad de partidos de manera seguida estando fuera de su duela.
Era increíble cómo la mayoría de los aficionados que se dieron cita en el BMO Harris Bradley Center de Milwaukee el pasado día 12, salieron con sus playeras con la leyenda 24-1 como vaticinado lo que iba a ocurrir y como si esto podría ser el parte-aguas para la escuadra de los Bucks que cuando un equipo joven y en pleno crecimiento está ansioso por subir a toda prisa, el siguiente paso puede ser un poco más embrollado por lo que ahora hay que saludar al equipo de Kidd y su mundo y su estrella como el nacido en Grecia y de estirpe nigeriana Giannis Antetokounmpo que se convirtió en el jugador más joven en la vida de los Alces en marcar un triple doble (11 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias).
El riesgo de atesorar una médula de muchachos y una nueva apéndice de agentes libres aunado a un catálogo repleto con elementos del mismo montón de habilidades, en ocasiones acarrea a una metamorfosis que puede ser incompetente y ésta podría ser la mejor manera de describir a los Bucks en esta fase de crecimiento y que muestran destellos de ser un equipo sólido con un guardia llamado Michael Carter-Williams que está en una encrucijada esmerada de su carrera y que fue novato del año en el 2014 jugando con los Sixers (como lo han de extrañar) y que ahora tiene a su copia de seguridad O.J. Mayo que nadie predijo que sería un base armador.
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