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El horror

GABRIEL GUERRA

“En recuerdo de Julio Scherer García”

Difícil, si no imposible, intentar un análisis con la cabeza fría después de un atentado terrorista que no solo cobró una docena de vidas, sino que además se dirigió contra una de las más preciadas libertades en el mundo occidental, la de expresión.

La matanza en el cuarto de redacción del semanario "Charlie Hebdo" en París nos muestra los extremos a los que están dispuestos a llegar los fanáticos religiosos, que, como todos los demás fanáticos, buscan siempre suprimir el derecho de los demás a hablar, pensar, actuar, manifestarse.

Al momento de escribir estas líneas la policía francesa ya ha identificado a los tres atacantes, y uno de ellos, el más joven de apenas 18 años, se ha entregado voluntariamente a las autoridades. Los otros dos, hermanos y nacidos en Francia, continúan prófugos. La rápida reacción policiaca y las multitudinarias muestras de indignación de la población son prueba de lo que está hecha esa sociedad, ese país que nos dio la Revolución y a muchas de las grandes mentes de la historia, y también el concepto mismo de la libertad, el respeto y la tolerancia a quienes piensan diferente.

Los extremistas musulmanes han declarado una guerra no sólo contra EU y sus aliados, sino contra los valores que algunos llamarán occidentales, pero que son más bien universales. La libertad religiosa, el respeto a los no combatientes, la democracia, la libre manifestación de las ideas, son todos conceptos antitéticos a estos supuestos guerreros del Islam que buscan un regreso a los tiempos del oscurantismo.

Al Quaeda, ISIS, radicales espontáneos… Todos especulan, pero en el fondo da un poco igual. El problema de fondo, el enemigo verdadero, se encuentra en esta veta de odio e intolerancia que ha sido sembrada en las mentes de muchos jóvenes que, con un cúmulo de frustraciones y agravios reales o imaginarios a cuestas, son presa fácil para los demagogos y los manipuladores.

Las víctimas están en todos lados: en "Charlie Hebdo", por supuesto y en primer lugar hoy, pero también en las comunidades sirias e iraquíes aterrorizadas por los "guerreros santos"; en Afganistán que no se logra sacudir el yugo del extremismo talibán; en las víctimas inocentes del terrorismo en Australia, Bali, Londres, Boston, Amman y tantas otras que no se alcanzan a contar ni a mencionar en este breve espacio.

Amenazada la libertad de expresión, mal resguardada en esta ocasión por las autoridades francesas que conocían de las advertencias, pero bajo asedio porque con protección policiaca la prensa no puede ser realmente libre. Mientras exista el asedio a las mentes, a las plumas libres, venga de donde venga, todo mundo estará un poco, o un mucho, oprimido, limitado, censurado.

Absurdos los argumentos de quienes dicen que "Charlie Hebdo" invitó a los ataques con su línea irreverente, blasfema, de pluma hiriente. Olvidan que la libertad de expresión en eso consiste: en poder ofender, en invitar a la risa y a la burla, al cuestionamiento.

Absurdos igualmente quienes etiquetan ahora a "los musulmanes", como si los salvajes que atentaron contra "Charlie Hebdo" fueran emblemáticos de los más de mil 600 millones de musulmanes que viven pacíficamente en su mayoría alrededor del mundo. Ignorantes u oportunistas quienes describen al Islam como una religión de la violencia y el odio.

Y ahí están las otras víctimas de este acto de barbarie: los musulmanes que viven en Francia, en Europa, son ahora vistos, todos, con sospecha, con recelo, con temor. En Australia, poco después del reciente acto terrorista de un individuo desequilibrado, una valiente tuitera lanzó al ciberespacio una invitación, un llamado a la reflexión: en una simple frase, #illridewithyou , hizo saber a los musulmanes que se sentían señalados, amedrentados, que había muchos australianos de bien, gente decente, dispuestos a acompañarles en sus trayectos.

Hoy, que con razón invocamos el Todos somos Charlie como grito de solidaridad con los periodistas y caricaturistas cobardemente asesinados, no olvidemos a los otros muchos inocentes que pagarán, no con su sangre pero sí con la exclusión, el precio de la barbarie de sus "hermanos".

(Analista político y comunicador)

Twitter: @gabrielguerrac

www.gcya.net

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