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El Mago de Oz

GILBERTO SERNA

La soledad produce fantasias sexuales que son capaces de trastornar a una persona hasta llevarla al convencimiento de que las cosas que hace para satisfacer su libido ocurren en realidad. Así fue como llegó en su aislamiento y producido en su mente episodios capaces de llevarlo en sus delirios a valerse, de un monigote para satisfacer instintos primarios. La nota provino del cono sur de nuestro continente. Se trataba de un hombre solitario cuyos despojos fueron encontrados por las fuerzas del orden en total estado de descomposición teniendo a su lado un espantapájaros que al parecer usaba como su pareja sentimental. Era una mujer a la que dotó de una peluca y le pintó los labios con lápiz labial teniendo consigo un dildo sexual.

Usted recordará la película musical el Mago de oz que estelarizó la actriz Judy Garland hace la friolera de 76 años. En el tema aparecen, entre otros, un espantapájaros interpretado por el actor Jack Haley, que imagino idéntico al utilizado por el trabajador rural de la historia que aquí narramos. Esto es, un costal relleno de paja acompañado por un león cobarde y un hombre de latón. Los ojos y la nariz eran tres botones pegados a la cara estando la sonrisa formada por largos dientes falsos. Un sombrero rodeando su cabeza y una bufanda completaban su atuendo. El hombre era una persona mayor de cincuenta años con aspecto huraño que al parecer no socializaba con sus vecinos.

El cuerpo del trabajador se encontraba en estado de putrefacción y a los pies de su cama el monigote con un tubo de varios centímetros atado con una correa a la altura de su bragueta. Durante una primera inspección ocular parecía que había dos cuerpos sin vida, comprobándose a continuación que en realidad se trataba de un segundo cuerpo con características especiales. Se estimó que la muerte se había dado dentro de las 24 o 48 horas anteriores al hallazgo. No se observaron indicios de que el individuo hubiera sido asesinado llegándose a la presunción de que el deceso se produjo a consecuencia del encuentro pseudosexual que tuvo con el espantajo con el que al parecer tenía relaciones íntimas.

Los vecinos del rumbo declararon interrogados al respecto depusieron que era un hombre solitario, tranquilo que no recibía visitas y no se le conocían amigos. Se sabía que contaba con 58 años de edad, según dijo su jefe que fue a buscarlo a la casa que ocupaba en la propiedad donde lo encontró tirado junto a lo que parecía otro cuerpo, que luego se percató era una muñeca de trapo, vestida de mezclilla con la boca o lo que hacía las veces de una boca pintada de rojo. No se observaron en el lugar rastros de violencia ni por supuesto huellas de que en el lugar se hubiera escenificado una pelea con indicios de que el hombre hubiese muerto a consecuencia de un asesinato; presumiéndose por las autoridades que la muerte se derivó de un encuentro sexual con el espantajo. Sin comentario.

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