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El mantel, un viejo conocido

Desde la antigüedad, estos lienzos han sido considerados como uno de los adornos más utilizados en el hogar y en los restaurantes, pero hoy su futuro es incierto.

Desde la antigüedad, estos lienzos han sido considerados como uno de los adornos más utilizados en el hogar y en los restaurantes, pero hoy su futuro es incierto.

AGENCIAS

Desde tiempos muy antiguos, se mantiene la idea de que una mesa, por muy sencilla que sea, luce elegante con mantel; es por ello la importancia que este accesorio ha tenido no sólo en las reglas de etiqueta, sino en el diseño textil. Hoy, sobre todo los restaurantes, comienzan a prescindir de él.

Históricamente, fue en la Edad Media que los manteles cobraron importancia, ya que en la época romana, eran considerados un objeto de increíble veneración debido a que representaban el status de la nobleza, pues eran confeccionados y adornados con hilo de oro.

Durante esta época, los romanos predicaban que sus mesas eran "muy hermosas como para cubrirlas totalmente", para ello mandaron confeccionar los lienzos de manera que se usaban como servilletas, pues eran decorados e ideados para un uso personal. Incluso, cuando se daban las reuniones importantes, los invitados portaban sus propias telas que eran colocados cercanos a ellos, además que los utilizaban como canasta para llevar los sobrantes de su comida.

Origen incierto

Cabe destacar que estos adornos fueron popularizados por los europeos, sin embargo, su origen es incierto; la primera mención escrita de ellos data del año 103 d. C.

Para el Siglo XIX, los manteles eran habitualmente de damasco (un material de seda o lino famoso y exportado desde Persia). Sin embargo, la aparición del algodón confeccionado, revolucionó el ya existente y se comenzó a industrializar. Originalmente, los lienzos eran fabricados en color blanco y dorado, pero con la llegada del tinte en el algodón, éste invadió las mesas.

Presencia plebeya

En el Siglo X, el mantel ya había evolucionado en la cubierta total que conocemos hoy en día, aunque se le seguía siendo exclusivo de la clase alta, no fue hasta el Siglo XIV que su costumbre y su uso llegarían a los plebeyos; por ejemplo en algunas tabernas, la gente limpiaba sus manos en un largo pedazo de tela puesto en el borde del mantel. Actualmente, resulta difícil imaginar que estas telas sirvan como servilletas y su diversidad es extensa como los gustos de cada persona.

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