El más alto grado del ser humano
En la portada del libro se alinean veinte caras femeninas en pequeñas fotografías. Las enmarca y divide un fondo rojo. Abajo de ellas se pueden leer líneas de letras amarillas y el nombre de la compiladora; en la parte superior resalta el título con mayúsculas: Guerrilleras.
La mayoría de los rostros femeninos son como de jóvenes de preparatoria, aunque no todas serían estudiantes. Las características faciales de unas son de las que permitían clasificar una cara como criolla; las de otras son de rasgos autóctonos. La lucha por un alto ideal común las amalgamó.
Las cuatro líneas de cinco rostros representan bien los diversos niveles sociales del pueblo mexicano, los niveles de donde salieron esas mujeres y muchas otras para enfrentarse con las armas no al gobierno mexicano, sino al Estado mexicano, Estado capitalista. Lucharon por el socialismo.
Bajo el título Guerrilleras y las cuatro líneas de fotos, el libro se identifica: “Antología de testimonios y textos sobre la participación de las mujeres en los movimientos armados socialistas en México, segunda mitad del siglo XX.” La compiladora es María de la Luz Aguilar Terrés.
Entonces es éste, un libro que habla de las mujeres que para luchar por el socialismo se hicieron guerrilleras después del movimiento de 1968 y en gran medida como consecuencia de la represión a ese sacudimiento social que experimentó México a causa de la miseria y la ausencia de democracia.
Es, pues, un libro de lucha social armada, y dolor, dolor padecido por mujeres a quienes dolía la situación miserable del pueblo mexicano; dolor por el dolor que padecieron en las garras de los cuerpos represivos ensañados hasta la bestialidad con ellas, pueblo mexicano.
Guerrilleras es un libro fruto de actividades aglutinantes previas que expresaron la voluntad de las mujeres de seguir luchando, aunque con otras herramientas, como la tercera reunión nacional de ex militantes de la lucha armada socialista celebrada en Mazatlán en marzo de 2013.
En tal año, esas mujeres ejemplares acordaron organizar un encuentro de ex guerrilleras y lo efectuaron el sábado 13 de diciembre de 2003 en el salón Heberto Castillo del Senado de la República. De allí salieron textos que se integran en la antología que vengo comentando.
En los escritos presentados por las ex guerrilleras sobrevivientes o por compañeros se resalta la persistente voluntad de luchar por una sociedad mexicana que sea mejor por distinta, voluntad que les permitió sobrevivir a la tortura, a la cárcel y a la dolorosa represión contra familiares y conocidos.
El libro Guerrilleras merece una meticulosa reseña que no cabe aquí, por eso sólo daré noticia de algunos apartados del índice que, apenas, sugieren los sufrimientos que los ideales revolucionarios les permitieron superar y que pálidamente revelan la fuerte voluntad revolucionaria de las mujeres.
No pueden leerse sin estremecimientos de dolor y de rabia los apartados “Combatientes revolucionarias detenidas-desaparecidas”; “Combatientes revolucionarias caídas en combate”; “Compañeras que se desconoce la fecha de su detención-desaparición”; “De niñas a guerrilleras”.
Las mujeres que pasaron de niñas a guerrilleras por el socialismo, así como las no niñas, y todas ellas, escribieron esa parte dolorosa de la historia en la que un sector del pueblo se enfrenta con pertrechos e ideas extremas y justas a los causantes de sus padecimientos y carencias.
Dice el Che que el más alto grado al que puede aspirar un ser humano es el de revolucionario. Las jovencitas y las que no lo eran, con su militancia armada escribieron páginas dolorosas pero heroicas, y por ello ejemplares, en la historia mexicana. Alcanzaron el más alto grado al que puede aspirar un ser humano, el de revolucionario.
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