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El Papa Francisco en el Congreso de Estados Unidos

JULIO FAESLER

Después de estar en la Cuba socialista gobernada por Raúl Castro y donde saludó a su hermano Fidel, el Papa llegó a la capital de los Estados Unidos, centro capitalista del mundo, donde están programados 27 importantes discursos, la mayoría en español, para tocar casi todas facetas del complejo temario mundial actual.

Llegado a Washington, al Papa se le recibió con vistosa ceremonia. Desde el primer momento se impuso su humildad y el estilo de su suave y paternal trato que le ha permitido dirigirse a todas las facetas de los más difíciles temas sin herir a los que profesan posiciones distintas y hasta diametralmente opuestas. El Papa está atrayendo simpatías hacia sus claras convicciones que está expresando con toda claridad.

Entre los diversos discursos programados destacó el que acaba de pronunciar ante las dos cámaras legislativas del Congreso norteamericano en cuyo recinto se encontraban altos funcionarios, diplomáticos, altos mandos militares, prelados e invitados especiales. Ahí el Pontífice enfatizó el papel central de la práctica política de procurar, dentro de la unidad, una prosperidad digna para todos superando diferencias y desterrando la violencia que hoy se extiende por toda la tierra.

Aludiendo a uno de los asuntos actualmente más críticos en los Estados Unidos, Francisco instó a dejar a un lado el miedo al extranjero para tratarlo con la justicia y ecuanimidad que su condición humana exige. Subrayó que la mayor parte de los ahí presentes son descendientes de extranjeros y que las políticas de Estados Unidos tienen que reconocer esta realidad que obliga aplicar la regla de oro consistente en no tratar diferente a lo que se quiere para sí. La vara de medición tiene que ser la misma. Era, pues, natural que el Papa Francisco se refiriese a la tarea que se tiene de eliminar la discriminación y atender las inmensas olas de migración haciendo un llamado a respetar muy especialmente a los niños y jóvenes que son los que más sufren. Expresó la obligación de ofrecer casa y sustento a los migrantes de nuestros días expulsados de sus hogares por la violencia, la pobreza y la persecución por sus creencias. "No demos la espalda a nuestro vecino", dijo en referencia a los migrantes. Expresión que de inmediato nos hizo pensar a los mexicanos en el tenso rechazo a los mexicanos que algunos sectores norteamericanos se oponen a la presencia hispana.

La pobreza como marca de nuestros tiempos, y la brecha entre ricos y pobres es una de las preocupaciones primordiales expresadas por el Papa. Hay que aprender a crear riqueza, mediante trabajo digno, para luego distribuir la riqueza que se produzca. El Papa señaló al pueblo norteamericano sobre el problema de la pobreza, la ignorancia y las discriminaciones que coincide con la brecha que se ensancha entre ricos y pobres. Hizo una clara mención al mundo empresarial que, como dijo tiene la tarea de elevar la dignidad del hombre creando empleos. Al hacer esto, se combate a la pobreza y puede protegerse a la naturaleza. Aquí la denuncia contra la venta de armas letales a todo el mundo y el llamado a la conciencia internacional de detener para siempre este tráfico y lucrativo negocio que no tiene más razón que el del mero lucro monetario.

El Pontífice hizo particular énfasis en la defensa de nuestra Madre Tierra, declarando que la Conferencia sobre el Cambio Climático que se celebrará en París el noviembre próximo, es la oportunidad para atender con la urgencia que describe su reciente Encíclica "Laudate si", de remediar los incontables daños que el hombre constantemente inflige a "nuestra casa común, la madre" la tierra. Es en este tema como muchos otros, donde es necesario dirigir y orientar a la tecnología para ponerla al servicio de la sociedad.

La visita del Papa al Congreso norteamericano le ofreció la oportunidad de hacer un amplio reconocimiento a la institución de la familia como eje del equilibrio y la solidaridad de la sociedad. Expresó que la familia está siendo atacada desde dentro y por afuera lo que es un grave peligro para la comunidad. Confirmó a la familia como el elemento indispensable para lograr una sociedad unida y fuerte.

Fue altamente impactante su presentación, para todo el mundo y no sólo para los legisladores y dignatarios norteamericanos que tuvieron el privilegio de escuchar al Papa Francisco. Los siguientes discursos son también altamente esperados por su indudable alcance mundial, especialmente el de la Asamblea General de Naciones Unidas que será el último que pronuncie en este Continente.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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